Por Silvana Codina
El puerto de la Música de Rosario se abre un espacio en la consideración pública, en el centro de la esfera del poder, a partir del anuncio de nuestros gobernantes. Los arquitectos celebramos que la arquitectura pueda llenar páginas de diarios como hace mucho que no lo veíamos.
Tanto la arquitectura como el urbanismo son, ante todo, praxis, práctica. Son disciplinas complejas que, para una buena “práctica”, se apoyan y se nutren a partir de ciencias, saberes u otras disciplinas, en una integración que debe ser armoniosa.
El ámbito natural para estudiar y desarrollar el saber disciplinar es la academia, en sus distintas especialidades. Las universidades son las encargadas de generar conocimiento, y ponerlo a disposición de las esferas decisorias, de los ámbitos ejecutivos. En este caso, Rosario cuenta con una Universidad pública de prestigio, posicionada por el Centre for World University Rankings oportunamente como las mejores; con facultades de gran trayectoria y recorrido histórico especializadas en arquitectura, urbanismo, economía, ciencias políticas.
No es función del estado, en sus distintos niveles (local, provincial, nacional) estudiar y generar conocimiento. El Estado necesita de la academia, de las universidades, a los fines de acceder al asesoramiento disciplinar necesario para la toma de decisiones complejas sobre los temas importantes de la actualidad, para saber actuar de manera fundada.
Visto el tema con la perspectiva del tiempo Hermes Binner promotor de la obra, fue declarado “honoris causa” por la Universidad donde estudió, las dos palabras significan un reconocimiento por su honor o causa de honor. Pero además, muy amplio y capaz para elegir colaboradores, tuvo en su gabinete de ministros profesionales que luego de su paso por el poder, con el devenir de estos 14 años fueron declarados Honoris Causa en la Universidad Nacional de Rosario, donde además todos habían estudiado: Chiqui González en Cultura, Héctor Superti en derecho y Mario Corea en Arquitectura.
Son “de acá” como se ha dicho y como lo ha inmortalizado el saber popular.
La Universidad de Rosario tiene mucho para aportarle a los decisores políticos, en este tema que se ha reeditado. En Cultura, en Derecho, en Arquitectura, en Economía. Puede reunirlos y documentar con rigor cada uno de los pasos y resultados que se dieron desde 2008. Para respaldar lo que se resuelva en 2022 al respecto.
En cuanto a economía sería deseable que se evalúe su rédito económico y la proporción del aporte público y privado que entonces tuvo su fórmula y su éxito. También desde Ciencias Políticas se puede analizar la razón de su paralización, para no volver a transitar con los mismos escollos
En cuanto a la modalidad de la ejecución y pago de la obra, en aquel entonces el esquema fue coherente con el sentido que le diera su creador. En el mensaje enviado por Niemeyer para la presentación en Rosario en 2008 señaló “el espectáculo no va a estar limitado a la platea, una multitud de personas podrá verlo en su explanada… Será una función más humana. Más inteligente, mas público más personas van a poder participar, la idea es que la arquitectura dentro de lo posible llegue al pueblo”
Su financiación respetaba las proporciones del proyecto arquitectónico: que entren todos, los 2500 en platea y 10 veces más de rosarinos en la explanada y que se pague en esas proporciones, por ello Hermes convocó al Presidente de la Fundación Konex, a que presidiera el Comité de Honor fue el único que no era de Rosario, y se integró. Es una personalidad de la cultura argentina a consultar también.
Una gran obra debe realizarse con la mayor transparencia en cuanto a los recursos intelectuales y materiales y a los réditos que vaya a generar.
Una gran obra, promovida y creada por dos personas transparentes y grandes como las dos semiesferas que la sintetizan lo va a seguir esperando.