Sin merecerlo, tal vez. Pero en el fútbol los merecimientos muchas veces se arrojan a la basura. Y así fue. Con poco, poquito se quedó con un triunfazo. Central le ganó a Atlético Tucumán por 1-0. Y lo hizo después de que el juvenil Giménez mandara la pelota a la red, en el primer remate certero dentro de los tres caños que tuvo el Canalla en todo el partido. Una victoria necesaria fue la que consiguió el equipo de Matías Lequi para sacarse el traspié de Brasil de encima y creer que podrá tener protagonismo en el torneo local.
Un triunfo que seguramente posicionará al técnico interino como definitivo. Que le da buena vida pensando en lo mucho que le queda por disputar en este torneo. Central le ganó al Decano que venía con intenciones de liderzago de Liga y si bien se puede analizar como que lo que más le cabía a este partido era el empate la lógica acá casi nunca importa.
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La depresión del lunes después de esconderse el sol. Ese bostezo adelantado tras el primer día de la semana fue lo que se presentó en la primera parte del juego. Es que ninguno de los dos equipos hizo demasiado, ninguno se pudo imponer sobre el otro y eso hizo que el encuentro se chato. Primero un cabezazo de Quintana, tras córner de Malcorra, que se fue cerca hizo despabilar a los hinchas canallas; y a la media hora un fortísimo remate desde afuera de Caramelo se fue cerca e hizo levantar a los simpatizantes de sus asientos, poco pero las ocasiones de gol fueron por parte de Central.
Lo hecho en el primer tiempo por el equipo de Lequi y por quien quería la punta del torneo fue flojo. Pero en esa mediocridad fue Central el que exigió un poco más, por la localía y por la intensión de los futbolistas de sacarse rápidamente la derrota de la semana pasada en Brasil. Pero por más que lo intentó, casi en todo momento, le faltó juego de mitad de cancha hacia adelante para inquietar más a Durso. Es que Gómez y Campaz aparecieron una sola vez por sus lados y Malcorra fue bien controlado por la contención del Decano.
Claro que en defensa el Canalla no sufrió. Broun hasta se dio el lujo de parar una pelota con el pecho, demostrando que está con confianza más allá de las dudas que mostró en la serie contra Fortaleza. Movedizo el equipo de Sava de mitad hacia adelante, pero siempre fue bien controlado por el sistema defensivo auriazul que casi no mostró fallas en los primeros cuarenta y cinco minutos de un partido de fácil olvido.
El inicio del complemento fue todo de Atlético, que sólo no se puso en ventaja por una tremenda atajada de Broun. Lequi tomó nota y movió el banco al mandar a la cancha a Giaccone en lugar de Gómez (podía haber salido cualquiera de los encargados de generar fútbol). Sin embargo, el funcionamiento no mejoró y todo quedó supeditado a alguna corrida de Campaz.
Atlético manejó mejor la pelota y se siguió animando en busca del arco de Fatura. ¿Y Central? Continuó sin ideas y a eso mostró carencias en la parte física. El técnico canalla, poco antes de los 25, le dio luz verde Lovera y Ortíz, quienes ingresaron por Malcorra (de flojo partido) y por un extenuado Mauricio Martínez.
A poco menos de diez para el final, desde el banco auriazul buscaron dar el último volantazo con el ingreso de Martínez Dupuy y Quintana pidió el cambio. Giménez lo reemplazó y en la primera que tuvo encontró la pelota en el área de Durso y marcó el gol de la victoria.
Un triunfo necesario fue el que consiguió Central. Una victoria que le da vida y tranquilidad para seguir trabajando. Ahora seguramente Lequi sea nombrado como técnico definitivo, algo merecido por lo hecho en tan pocos días de trabajo, más allá de la eliminación de la Copa. El cuerpo técnico tendrá muchísimo trabajo, especialmente en la parte física ya que lo que quedó del profe de Russo no es para nada bueno.