Por Alejandro Wall
Cuando el lunes el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó el Presupuesto 2019, una línea dentro de las 88 páginas del proyecto de ley pasó casi sin llamar la atención entre los analistas económicos, pero no para quienes conocen el deporte. “Deróguese la Ley 27.201”, dice el artículo 124. Se trata de la norma que en noviembre de 2015 creó el Ente Nacional de Desarrollo Deportivo (ENADED), por la que se debió pagar desde entonces una Asignación Universal por Hijo en el Deporte a chicos y chicas de entre seis y dieciséis años, algo que el gobierno nunca hizo. A esto, además, se suma que el presupuesto de la Secretaría de Deportes será el año que viene de 991 millones de pesos, un 9,6% menos que en el ejercicio actual, y que el financiamiento del Ente Nacional de Alto Rendimiento, sin su autonomía desde 2017, pierde por goleada con la inflación: se prevé un aumento de 24,5% cuando el costo de vida promedio calculado para 2019 es de 34,6.
Cuando asumió en diciembre de 2015, Mauricio Macri prometió darle una impronta fuerte al deporte. Le otorgó rango ministerial a la Secretaría de Deportes, aunque eso también significaba incumplir la Ley del Deporte que había promulgado Cristina Fernández de Kirchner antes de dejar el gobierno. Esa ley reemplazaba a la cartera por el Instituto Nacional del Deporte y la Actividad Física, un organismo descentralizado y autárquico, integrado por nueve miembros que debió haber nombrado la administración macrista. Eso nunca ocurrió y el deporte siguió en manos de la Secretaría, a cargo de Carlos Mac Allister. Ahora, según contó el periodista Agustín Colombo en el diario Perfil, Mac Allister y el asesor presidencial en el deporte, Fernando Marín, preparan reconvertir la secretaría en una Agencia de Deporte Nacional, por lo que modificarían la Ley del Deporte.
Y así como hasta ahora no se cumplió con esa ley, tampoco se cumplió con la que creó el ENADED, complementario al Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, y la AUHDep, un estímulo deportivo destinado a unos 3 millones de chicos y chicas. El gobierno argumentó que el organismo no estaba “debidamente conformado”, por lo que nunca pagó la cifra que, en un principio, se estipuló en 450 pesos. La Confederación Argentina del Deporte le inició juicio al Estado por este incumplimiento. “Ahí venían sosteniendo que ya estaba derogada”, explicó Rodolfo Paverini, presidente de la CAD. “Mintieron, constituyeron estafa procesal”, agregó el dirigente a partir de la aparición del artículo 124 en la Ley de Presupuesto 2019. “Esto es un Estado Nacional que avanza ilegítimamente sobre un derecho de los niños, niñas y adolescentes a practicar deportes, cometiendo un grave delito penal al despreciar la ley vigente, luego de sostener falsamente durante casi tres años que la misma estaba derogada”, dijo Paverini.
El golpe al desarrollo deportivo va de la mano con el golpe al alto rendimiento. La Secretaría de Deportes, que se encuentra bajo la órbita de Presidencia de la Nación, va a tener en 2019, según el Presupuesto realizado por Dujovne, 991.127.720 pesos, es decir, 105,6 millones de pesos menos que los 1.096.743.000 millones con los que contó la Secretaría de Deportes en 2018. La caída es mayor si se tiene en cuenta la inflación proyectada. Y el colega Ernesto Rodríguez III, en su página Ephecto Sport, hizo la cuenta de que será “el tercer año consecutivo de caída en moneda constante, con una pérdida acumulada en el trienio del 62% (en dólares)”.
Es que el golpe está también cuando se toma en cuenta la devaluación. Hay atletas que hacen una cuenta sencilla que muestra la pérdida de poder adquisitivo de las becas. Una beca de 10 mil pesos eran unos 500 dólares en enero de este año. Hoy significa la mitad. Eso es mucho para deportistas que deben prepararse y competir en el exterior. Que incluso tienen que comprar insumos imprescindibles que sólo pueden ser importados. El Presupuesto para el próximo año no acompaña esos costos. Más grave para los deportistas cuando se trata del año previo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Y ahora mismo, con los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires.
El año pasado, el gobierno nacional decidió terminar con la autonomía del ENARD, administrado por la Secretaría de Deportes y el Comité Olímpico Argentino, financiado por el impuesto del 1% a la telefonía celular. Eso se eliminó, pero Macri se reunió con deportistas y prometió que el dinero se cubriría con una partida del Tesoro Nacional, que según la modificación de la Ley 26.573 quedó establecida en 900 millones de pesos, actualizada cada año “por la tasa anual de crecimiento de los gastos primarios de la Administración Nacional incluida en cada proyecto de Ley de Presupuesto”. Esa tasa en 2019 es de 24,5%, es decir, diez puntos porcentuales menos que la inflación proyectada por el gobierno.
Como ocurre con otras áreas, la realidad de los números que los mismos funcionarios macristas prepararon para el deporte argentino se choca con las promesas que en su momento hicieron. Aunque Macri intente repartir sonrisas entre los deportistas, para el desarrollo deportivo, que es mucho más que la competición internacional sino que también tiene implicancias sociales, hace falta mucho más que falsas promesas.