Los cambios en el sistema para la importación de insumos por ahora no soluciona el problema de fondo que tienen pymes industriales de la región con proveedores del exterior por la deuda acumulada ante la falta de divisas. Aunque en lo inmediato eso no está generando mayores trabas para la producción ya que hay problemas más urgentes: el parate de la actividad económica comienza a sentirse con la caída de ventas en el mercado interno y la demanda de insumos importados para agilizar procesos industriales ahora no es una prioridad. A este escenario se le suma la quita de barreras arancelarias para productos terminados, que más temprano que tarde pondrán a las pymes a competir en desventaja.
Desde el sector industrial analizan con suma cautela cada paso que van a dar en el marco de las nuevas medidas económicas adoptadas por el gobierno de Javier Milei y prevalece la incertidumbre. Muchas entregas que estaban acordadas con clientes del mercado local se cancelaron ante la fuerte caída que sufrieron las ventas durante diciembre y que se pronostican para la primera parte del año. En lo inmediato el parate no pone en riesgo el empleo, ya que para esta época (según el rubro) suele bajar la actividad o puede resolverse parcialmente con salidas por vacaciones, pero los industriales siguen con mucha preocupación lo que sucede en la diaria y lo que viene para los próximos meses.
Deuda en stand by
Si bien la caída del consumo interno pasó a ser la principal preocupación, muchas firmas de la región miran con detenimiento lo que sucede y lo que sucederá con la deuda que mantienen con proveedores del exterior y que en algún momento deberá ser saldada para reactivar el intercambio. En muchos casos se cortaron los envíos de insumos desde el exterior y de hecho comienzan a acumularse denuncias por falta de pago. La mayoría de estas pymes importadoras se sienten ajenas al bono para cancelar deuda comercial que lanzó el Banco Central (Bopreal), ya que en realidad está dirigido a firmas con casas matrices en el extranjero.
Desde el sector industrial santafesino estiman que actualmente la deuda Pyme con el exterior alcanza los 3 mil millones de dólares. Se trata de empresas que accedieron a insumos o bienes finales con proveedores de afuera. Consideran que el Sistema Estadístico de Importaciones (Sedi), que viene a reemplazar a la Sira, por ahora es apenas un cambio burocrático que no soluciona el verdadero problema que tiene frenado el ingreso de insumos. Por otra parte, relativizan el lanzamiento del Bopreal, al considerar que su deuda no es con casas matrices (que podrían llegar a aceptarlo) sino con proveedores que de arranque, en muchos casos, mostraron su rechazo a esa posibilidad.
En este sentido, una de las posibilidades que tienen las pequeñas empresas para aprovechar esa herramienta del Banco Central, es tomar el título para colocarlo en el mercado secundario y acceder a divisas. El problema, según reconocieron, es que esa herramienta todavía cuenta con inconsistencias y en el caso de concretarse representa un costo más alto para el importador. De hecho, tras la primera licitación, el Ministerio de Economía reconoció que no tuvo la recepción esperada, ya que apenas hubo una demanda del 9% sobre lo ofrecido. La segunda licitación, que tuvo lugar en la semana, tampoco tuvo demasiado éxito y el nivel de adjudicación fue similar. Una fuente del sector financiero consultada por este medio, aseguró que en el mundo de las finanzas refieren al bono como “un perno”.
Descartada por ahora la posibilidad del Bopreal, referentes locales del sector industrial aguardan por una de las promesas del Banco Central, y tiene que ver con la puesta en marcha de un nuevo cronograma de pagos al exterior. Contempla la posibilidad de abonar el 25% de la mercadería cada 30 días hasta llegar a los 120 días para saldar la totalidad de una mercadería. Aún no se cumplieron los primeros 30 días, de manera que no lograron corroborar si esa será una manera efectiva de pagos al exterior.
Cómo la ven las Pymes
En diálogo con El Ciudadano, el ex presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos y titular de la fábrica de heladeras Briket, Roberto Lenzi, analizó el contexto económico y brindó detalles del impacto en la producción. Por el momento mantiene la cautela pero reconoce la preocupación por los problemas para traer productos de afuera y por lo que pueda ocurrir con la apertura importadora de bienes finales.
“El 60% de la materia prima es importada y no la conseguimos. Ya venimos con problemas desde el gobierno anterior y hoy el problema está en cómo girar los dólares. Tenemos buena relación con proveedores pero ya venimos con deudas desde hace tiempo y se pusieron más rígidos, por ahora no sabemos como vamos a destrabarlo”, deslizó.
Briket lleva 70 años en la industria del frío y no es ajena a los cimbronazos de la economía. Más allá de las dificultades con el comercio exterior, sostuvo: “Está impactando la falta de insumos, pero por la falta de venta no estamos consumiendo mucho ese stock. Hay una caída de ventas importantísima. Hoy pasó a ser más importante la caída en las ventas que la falta de insumos. Se está sintiendo mucho el incremento de precios en el bolsillo de los consumidores. Hoy me preocupa mucho más como evoluciona el mercado interno y como vamos a ser competitivos con lo que va a entrar de afuera”.
Respecto a esto último, miran de reojo lo que hacen competidoras más grandes, con casas matrices en el exterior, y que cuentan con el respaldo suficiente para seguir trayendo materia prima y hasta insumos terminados. Es que un importante sector se verá favorecido por la quita de barreras arancelarias que significarán un dolor de cabeza para las pequeñas a la hora de competir.
“También estamos viendo con mucha preocupación que estos cambios en la economía contemplan una apertura importadora de bienes finales que pueden competir con lo que fabricamos nosotros. Lamentablemente no somos competitivos a nivel internacional. Si abren la importación de manera indiscriminada no vamos a poder competir”, deslizó el titular de Briket.
A la espera
La Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe) y referentes del sector prefieren mantener la cautela en sus declaraciones, a la espera de concretar reuniones con funcionarios nacionales y de que se terminen de instrumentar algunas iniciativas o que el Congreso termine de definir otras que podrían ir a través de la Ley Ómnibus, como el caso de retenciones a las exportaciones.
Hay un punto en particular de la Ley Ómnibus que encendió las alarmas entre los industriales. Se trata de la unificación de la alícuota exportadora al 15% (para casi todas las actividades), considerada «un castigo al desarrollo de las cadenas de valor y la generación de puestos de trabajo». Un ejemplo es lo que sucedería en el complejo automotriz, que actualmente paga por retenciones, en promedio, un 2,5%. De manera que el salto hacia el 15% en este y otros sectores implicaría una fuerte pérdida de competitividad para un mercado vital. La medida está en manos del Congreso.
Todos los industriales consultados por este diario coinciden en la preocupación por la caída de ventas, aunque ninguno quiere hablar todavía de una inmediata reducción en su personal. Aquellos que importan materia prima para procesos productivos, corren la misma suerte: los ingresos desde el exterior siguen parados ya que los proveedores dijeron basta y no están embarcando.
“El Bopreal para las Pymes no sirve. Lo que estamos pidiendo es que esto se haga diferencial. No podemos ir a licitar un bono con vencimiento a 2025,2026 y 2027 para pagar la deuda con proveedores. Pedimos que en todo caso calendaricen el acceso al Mercado Único Libre de Cambios para pagar nuestras deudas y después les permitan a los bancos comerciales lograr un acuerdo para adelantar esos pagos”, señaló un importante empresario y referente del sector en la región.
A futuro analizó: “Hoy estamos más preocupados por pagar la deuda en el exterior de nuestras empresas, porque no solo está dañando nuestro patrimonio actual sino también el patrimonio futuro. En muchos sectores no tenés tantos proveedores en el exterior como para perder uno. Es un momento sumamente complejo y con una mala resolución porque, por ejemplo, pasaron casi treinta días de gobierno y todavía no nombraron a funcionarios en la subsecretaría de industria. En tantos años de empresario no la vi nunca”.