Mariano Ariel Perroni, el coordinador de enfermeros que se transformó en uno de los nuevos imputados en la causa por la muerte de Diego Armando Maradona, ya había brindado una declaración testimonial en el expediente en la que se desligó de la atención del exfutbolista, aclaró que nunca fue a la casa de la internación domiciliaria y solo aportó detalles de su trabajo administrativo.
Esta declaración testimonial -a la que tuvo acceso Télam- fue tomada el 26 de noviembre pasado, a 24 horas del fallecimiento del «10», en la fiscalía de Benavídez y consta a foja 52 del primero de los 17 cuerpos que ya acumula la causa.
Allí se presentó como el «coordinador administrativo del grupo de enfermería» que atendió a Maradona» y «empleado» de la empresa «Medidom», en la que la prepaga Swiss Medical había tercerizado la atención domiciliaria del DT de Gimnasia.
También, explicó que sus tareas eran la de «llevar el presentismo, solicitar informes de cambio de guardia y todas cuestiones atinentes a la organización administrativa de personal».
«Quiere dejar en claro que él no tenía a su cargo ningún tipo de implicancia respecto de la salud de Diego, ya que no se encargaba de indicaciones médicas ni de concurrir a la vivienda a realizar algún tipo de actividad de enfermería», señala la testimonial de Perroni (40).
También, afirmó que no tenían una historia clínica pero que «el grupo realizaba hojas de enfermería en las cuales se plasmaba los controles de signos vitales, la medicación administrada y cómo se lo observó al paciente en la guardia».
Explicó que esas hojas de enfermería él se las entregó a la otra nueva imputada, Nancy Edith Forlini (52), coordinadora para Swiss Medical de la internación domiciliaria de Maradona y a quien definió como «la jefa médica del grupo» y su «superior jerárquico».
Al ser consultado sobre si tenía conocimiento del estado de salud de Maradona en los días previos al fallecimiento, respondió que «solo por comentarios de su mujer» -que era una de las enfermeras que atendía a Maradona los fines de semana-, o «por lo que leía en el grupo de WhatsApp» y que «sabía que tenía días que estaba bien y otros mal y que era muy fluctuante en su estado de ánimo».
Perroni quedó comprometido en el expediente cuando, luego de esta testimonial, la enfermera del turno mañana y también imputada, Dahiana Gisela Madrid, le contó a los fiscales que, a pedido de él, había escrito un informe falso para la empresa Medidom en el que constaba que aquella mañana había intentado controlar a Maradona y que él se había negado.
«Hice un reporte en la casa de Maradona, tras haber declarado en la fiscalía porque es lo que me indicó Mariano, el coordinador. Dije que intenté tomarle los signos vitales y él no me dejó, pero la verdad es que eso no pasó», afirmó la enfermera al confesar la falsedad de parte de aquel informe y reconocer que esa mañana nunca había ingresado a ver al paciente.
Tanto Perroni como Forlini también quedaron expuestos en el chat de WhatsApp denominado «Tigre», donde los enfermeros reportaban todas las novedades sobre Maradona.
Allí -tal como reveló Télam al publicar el martes pasado los mensajes-, quedaron evidenciadas algunas falencias de la internación, como una indigestión con vómitos que padeció el «10» por haber cenado camarones provenzal, la caída en la habitación, las peleas con los médicos, las reiteradas negativas a que lo controlaran y hasta un alerta de los enfermeros y médicos del grupo para quedar cubiertos «en la parte legal».
«Registro de hora y tipo de acción a la que se niega firmado. Todo tiene que tener un respaldo legal», es uno de los mensajes escritos por Perroni seis días antes de la muerte de Diego en el chat.
«Llamen a emergencias para que lo evalúen. Una bomba lo que comieron», dijo por su parte Forlini en el mismo chat cuando, el 13 de noviembre -a dos días de haber llegado a la casa-, Maradona se indigestó y tuvo vómitos tras comer brócoli y camarones provenzal y, pese a ello, se negó a que llegara una ambulancia y solo se le administró un medicamento.
Forlini y Perroni fueron citados a concurrir el próximo jueves a las 11 a la Fiscalía General de San Isidro, ubicada en la calle Acassuso 476 de esa localidad, para firmar el acta donde quedarán notificados de su imputación como eventuales responsables de un posible «homicidio culposo».
Con ellos dos, ya son siete los imputados en esta causa que tiene como principales sospechosos al neurocirujano Leopoldo Luque (39) y a la psiquiatra Agustina Cosachov (35).
Pero, además, se encuentran imputados el psicólogo Carlos Daniel «Charly» Díaz (29), la enfermera Madrid (36) y su colega del turno noche, Ricardo Omar Almirón (37).
Ayer, el equipo de fiscales coordinado por el fiscal general de San Isidro John Broyad, e integrado por sus adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, convocó para el 8 de marzo, en la Superintendencia de Policía Científica de la policía bonaerense en La Plata, el inicio de la junta médica que definirá si hubo o no mala praxis.
Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés, de Tigre, a dos semanas de su externación de la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural en el cerebro.
La autopsia determinó que no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, aunque sí detectaron psicofármacos, y que murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada».