En los últimos años la cerveza artesanal se impuso en gran parte de los bares de Argentina. Las variedades en el formato de pinta y media pinta reemplazaron de a poco al clásico porrón de litro. Fuera del bar y lejos de las papas con cheddar, la botella también fue desplazada por otro formato. Las latas de cerveza de medio litro ganaron lugar en las góndolas de supermercado con un precio menor o igual al envase retornable. Están en las heladeras de las casas, se compran en el quiosco para llevar al parque o viajan en conservadoras a las islas del río Paraná.
La lata también ganó lugar también en la basura. Durante 2018 las empresas que reciclan lo recolectado por la Municipalidad de Rosario recogieron un 45 por ciento más de aluminio que en 2017. En el río también aparecieron más. El 18 de noviembre 150 voluntarios y voluntarias de nueve organizaciones ambientalistas recolectaron residuos de las orillas en cuatro puntos de Rosario y otros cuatro en las islas de Entre Ríos. Sacaron una tonelada de basura y vieron que había casi 5 veces más latas que la vez que hicieron la limpieza en 2017.
“Las empresas decidieron vender productos en envases descartables a menor precio que los retornables. Es una decisión que toman porque les es más barato pero genera más contaminación. Menos envases retornables es más basura. Por más que se pueda reciclar, es el municipio y los ciudadanos través de nuestros impuestos quienes nos hacemos cargo de los residuos que antes corrían por cuenta de las empresas”, explicó a El Ciudadano Clara Mitchell, una de las referentes de la jornada ambientalista Más Río, Menos Basura.
Producir cultura
El aumento de latas en la basura habla de un cambio en los hábitos de consumo. El precio es uno de los factores. Un pack de seis latas en el supermercado se consigue desde 170 pesos, unos 28 pesos por cada lata de medio litro, mientras que la botella en envase de vidrio cuesta desde 50 a 60 pesos para arriba. El envase retornable es más costoso para las empresas porque tienen que entregarlo, buscarlo, lavarlo y volverlo a usar. Implica costos de flete y más mano de obra en las fábricas. “El tema es la cantidad de residuos que generan. Para hacer latas se usan metales nuevos que generan más minería y más contaminación”, agregó Mitchell. Según ella, el consumo de latas es un retroceso como país.
Desde las organizaciones ambientalistas piden desde hace años una ley de responsabilidad extendida al productor. Buscan que se hagan cargo de los residuos que generan. “Si tomaste la decisión de producir con latas te tenés que hacer cargo de esa lata. No dejar el reciclado al Estado. El municipio de Rosario recicla, pero hay pequeñas localidades que no pueden hacerlo”, explicó.
Impacto
En Rosario hay tres empresas recicladoras que trabajan con la Municipalidad. En 2018 recibieron 45 por ciento más aluminio que el año anterior. La compañía Alem es el más importante y entre 2017 y 2018 incrementó un 30 por ciento la cantidad de latas. En general, el municipio registró que se duplicó la cantidad de materiales descartables que procesan. Desde la Secretaría de Medio Ambiente y Espacio Público consideraron que fue por el avance de políticas de separación en origen, la instalación de contenedores naranjas y el servicio puerta a puerta.
Limpiar y concientizar
Más río, Menos basura es un encuentro anual de limpieza del río que empezó hace tres años. Ya pasaron más de 350 voluntarios y voluntarias. En noviembre recorrió ocho puntos del Paraná. Durante todo el día juntaron basura e hicieron actividades de concientización sobre el tema. A la mañana visitaron 15 guarderías, clubes náuticos, La Florida y La Fluvial. Repartieron bolsas a los que salían a navegar y les pidieron que regresaran no sólo con su basura, sino con un poco de lo que encontraran en la travesía. Juntaron una tonelada de basura en ocho puntos del Paraná. En la costa santafesina estuvieron en Costa Alta, el camping municipal que está cerrado, la reserva pública de Granadero Baigorria y las playas de los clubes Rosario Central y Regatas. En las islas tuvieron dos postas en el islote de los mástiles y dos frente a los silos Davis. “Llegamos a juntar una tonelada pero podríamos haber seguido porque seguía habiendo basura”, explicó Mitchell.
Días después analizaron el 40 por ciento de los mil kilos encontrados. Las latas pasaron de 39 a 173 en un año, lo que implica un aumento del casi el 450 por ciento. El 90 por ciento de la basura era de materiales que demoran cientos de año en degradarse. Más del 70 por ciento fueron plásticos, uno de los materiales que no es reincorporado a los ciclos naturales. Entre las marcas más consumidas, las botellas de Coca Cola alcanzaron el 35 por ciento del total, al igual que en 2017. Segunda estuvo Produnoa de la empresa Secco, de Santiago del Estero. Las gaseosas de esta marca son populares en Chaco y Formosa y llegaron a Rosario bajando por el río. Le siguió Danone con las botellas de Levite, los productos de PepsiCo y la Pritty. En los envoltorios plásticos ganó la empresa Arcor. “Es urgente que las empresas se responsabilicen por los impactos ambientales de sus productos. También necesitamos políticas públicas para bajar la cantidad de productos descartables promover el uso de envases reutilizables”, dijeron desde las organizaciones.