Susana Yappert (*)
El diagnóstico es claro: las políticas neoliberales del actual gobierno impactan negativamente en la población y especialmente en las mujeres. El contexto de ajuste conservador se traduce en un retroceso en materia de derechos. Este impacto diferencial ocurre en un momento de emergencia del movimiento feminista que se muestra robusto y con una agenda inexpugnable.
Esa agenda es compartida por quienes construyen estos primeros lineamientos de trabajo desde un autorreconocimiento en el feminismo popular “que se identifica con las necesidades del conjunto de las mujeres y todo el pueblo de la argentina, especialmente con las más silenciadas y postergadas”.
La feminización de la pobreza es un dato empírico claro: precarización laboral, desocupación de dos dígitos, sobrecarga de tareas de cuidado, aumento de la conflictividad, profundización de las brechas, etcétera. Muchos de los programas que fueron impulsados durante el gobierno anterior fueron desfinanciados y no hubo, institucionalmente hablando, cambios significativos que redundaran en una mejora del conjunto. Los femicidios no bajaron, seguimos registrando muertes por abortos inseguros, grupos fundamentalistas cuestionan derechos consagrados; el patriarcado tiene sus representantes en la política, en todos los intersticios del Estado, en toda la cultura. Frente a este estado de cosas hay un movimiento de mujeres que se yergue como actor político indiscutido e inquietante, del que mujeres y colectivos disidentes del Frente de Todxs se sienten parte.
Sí, el equipo que trabaja en pensar políticas públicas de género puso una vara alta, la que exigen estos tiempos. Sí, sus propuestas son ambiciosas, pero hay personas preparadas para llevarlas adelante.
El camino que transita el equipo inició con la elaboración de un diagnóstico que no estuvo exento de autocrítica de políticas en la materia. El balance, de cualquier modo, es auspicioso y el presente se transita con optimismo.
Existe claridad en relación a la orientación con que se enfrentarán los cambios: “Es necesario recuperar el rol del Estado como garante de derechos, para incidir en la transformación de nuestra sociedad con el objetivo de lograr mayores niveles de igualdad. El desafío es repensar las estructuras de acción del Estado a través de un programa de gobierno orientado a la igualdad social y de géneros”.
En estas pocas líneas se resume el ideario que, a dos meses de las elecciones, inspira la planificación que está en curso y se enriquece federalmente.
Con este espíritu, con un diagnóstico en detalle, el equipo de Género y Diversidad formuló las primeras propuestas que se sintetizan a continuación:
- Creación de un Ministerio de las Mujeres y la Diversidad.
- Elaboración de un Presupuesto nacional sensible al género.
- Creación de un Sistema Nacional Integral de Cuidados.
- Ejecución de un Plan nacional, integral y estratégico para la igualdad de géneros y la erradicación de las violencias que contemple algunos ejes, entre ellos, violencias por razones de género; desigualdad en el mundo del trabajo y economía del cuidado; salud y educación sexual; participación política, protagonismo y paridad; uso del lenguaje inclusivo.
- En el ámbito laboral se prevé un Plan nacional para la disminución de la brecha salarial de género, revisión de las licencias y establecimiento de primera infancia en lugares de trabajo; abordaje de la violencia laboral, cobertura social plena para las mujeres, promoción de la creación de Anses y Pami Mujeres, fortalecimiento de la economía social con enfoque de género, modificación del directorio del BCRA para que allí estén representadas las mujeres; cupo laboral travesti trans.
- En materia de violencia: creación un programa federal de políticas integrales de prevención, atención y erradicación de las violencias; se prevén Centros Integrales de la Mujer y de las Diversidades; reglamentación inmediata de la ley Micaela y activación del Programa nacional para implementarla; Red de patrocinio jurídico gratuito; políticas para prevenir violencias a grupos más vulnerados; campañas masivas para fomentar masculinidades no violentas, creación de un programa nacional para varones violentos; acompañamiento para la implementación de la ley Brisa; creación una agencia federal de personas ausentes, desaparecidas, no localizadas; creación de una red federal de operadorxs que acompañen víctimas de violencia y trata.
- En materia de Educación Sexual: implementación de una política integral que garantice la autonomía reproductiva de las mujeres y personas con capacidad de gestar que incluya prevención del embarazo adolescente, acceso efectivo a anticoncepción y prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS); consejerías y consultorios inclusivos en todo el país; políticas efectivas de prevención y erradicación de muertes por abortos clandestinos; elaboración pública de misoprostol y mifepristona, adecuación de protocolos de interrupción legal del embarazo (ILE). También exigirá que el Congreso vuelva a debatir el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE); aplicación efectiva de la educación sexual integral (ESI) en todo el territorio con propuestas participativas y monitoreo de resultados; fortalecimiento de los equipos de referentes escolares (referentes ESI); garantizar presupuestos para estas políticas.
- En cuanto al eje de protagonismo y paridad de género, impulsar la paridad en todos los ámbitos de la jerarquía institucional pública, en los tres poderes; y la promoción y protección de derechos de mujeres y colectivos de diversidad, garantizando la equidad en todos los organismos públicos; implementación del programa Mujeres liderando desde el barrio; y un programa con perspectiva de género para acceso a la vivienda.
- Recomendaciones de uso de lenguaje inclusivo y aspectos vinculados a la comunicación con enfoque de género.
Estos ejes son profundizados actualmente en los equipos de trabajo que se extienden federalmente. La idea es replicar la lógica de los foros para una comunicación democráticas de antaño, generando equipos locales que piensen las políticas in situ.
Si bien el tiempo que media entre las Paso y las generales incluye el factor incertidumbre, el presente es insoslayable y dicta sus necesidades, urgencias y anhelos. Sabemos que el gobierno en retirada, la restauración conservadora de Macri, tiene sus días contados. Son contundentes los efectos nefastos de sus políticas de ajuste en la mayoría de la población y especialmente en las mujeres. Feminismo y liberalismo conservador son antagonistas. Y las calles y las urnas ya hablaron. El primer paso para que esta planificación se convierta en gestión es dar un golpe de timón a la historia.
* Periodista. Centro de Estudios Patagonia