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Quedaron presos los dos policías que tiraron a matar

Los hermanos Villarruel fueron imputados este martes por el delito de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma. Ambos estaban de franco y sin uniforme cuando discutieron con un ex cuñado y le dieron tres balazos frente a su familia, vecinos y seis uniformados del Comando Radioeléctrico

Los dos hermanos policías que el domingo al mediodía le dieron tres balazos a un joven de 25 años, uno en el pecho que lo dejó al borde de la muerte, fueron imputados ayer por el delito de tentativa de homicidio. La Fiscalía los acusó luego de escuchar el testimonio de vecinos y familiares de la víctima, pero también el de seis efectivos del Comando Radioeléctrico que estaban en el lugar y observaron cómo los dos agentes –que estaban de franco y sin uniforme– dispararon contra el muchacho, pese a que estaba desarmado, y por un motivo personal, ya que uno de los que gatilló era su cuñado. En la misma audiencia se les dictó prisión preventiva por 90 días. Mientras tanto, la familia del joven herido dijo que su estado es tan delicado que esperan “que Dios haga un milagro”.

La audiencia imputativa contra los agentes Franco Hugo Villarruel (del Comando Radioeléctrico) y Víctor Oscar Villarruel (de la subcomisaría 21°) se realizó ayer a las 14.30 en el Centro de Justicia Penal. Ambos policías contrataron abogados particulares y fueron acusados por el fiscal de la Unidad de Homicidios Adrián Spelta, quien explicó que la causa no la lleva su par de Violencia Institucional porque los policías dispararon en su día de franco y con armas particulares. Agregó que durante la audiencia, ninguno de los dos declaró ante la jueza Paula Álvarez y si lo hicieron sus abogados, que argumentaron que el accionar fue en legítima defensa, porque creyeron que la víctima estaba armada. “Eso es falso”, explicó Spelta respaldado por los testimonios de los seis efectivos del Comando Radioeléctrico que vieron la escena y luego detuvieron a los hermanos policías que estaban de civil.

El brutal ataque ocurrió alrededor de las dos de la tarde del domingo en barrio Casiano Casas, a donde Matías Ezequiel S., un vendedor ambulante de 25 años y padre de dos nenas pequeñas, había ido a visitar a su mamá y sus hermanos al barrio Casiano Casas, donde tiene jurisdicción la seccional 10°. El muchacho salió a caminar con uno de sus hermanos menores, de 19, que de regreso, por un conflicto familiar, le rompió el vidrio del auto a su ex cuñado, el policía Franco Villarruel. Esa situación terminó en tragedia.

Según la acusación del Spelta, el policía llamó al Comando Radioeléctrico que se presentó en el barrio y demoró a dos personas. Pero enseguida, Villarruel les explicó que esos no eran, y llevó a los uniformados hasta el domicilio de la mamá de Matías, para que tocaran timbre. Matías y su hermano menor salieron tranquilos y se pusieron a disposición, cuando Franco Villarruel increpó a Matías y lo invitó a pelear. Antes de que el joven responda, el agente sacó un arma y le disparó en el centro del pecho. Luego, el policía hermano de Villarruel le dio dos tiros más. La escena, según el fiscal, fue observada por seis uniformados del Comando que “hicieron lo correcto” y detuvieron a sus dos colegas. Ambos quedaron imputados del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa y en carácter de coautores materiales.

 

Milagro

 

“Esperamos que Dios haga un milagro”, dijeron ayer familiares de Matías, quien continúa en terapia intensiva desde el domingo luego de una cirugía de urgencia.  “Sigue delicado, ayer empeoró”, contaron mientras repetían  un parte médico poco alentador porque tiene comprometido los riñones, el hígado y los pulmones.

“Lo vinieron a matar a sangre fría. No puede ser que vengan dos milicos vestidos de civil, armados y le tiren a matar. Le tiraron al pecho a menos de dos metros, delante de la madre y los vecinos. Fue por una discusión familiar”, dijo uno de los hermanos de Matías.

El día que les dispararon, los familiares lamentaron que las primeras noticias del hecho fue que policías habían baleado a un delincuente. En ese momento recordaron que el muchacho trabaja todo el día y es sostén de sus dos hijas, una bebe de tres meses y una nena de cinco, además de su esposa y el hijo de ella, de nueve.

“Todo el mundo lo conoce y sabe que trabaja todo el día vendiendo bolsas de residuo y de consorcio. Es el sostén de su familia. Es una injusticia lo que hicieron”.

También mencionaron la brutalidad del ataque: “El médico nos dijo que fue un tiro mortal y que no sabe cómo está vivo todavía, que nadie sobrevive a un balazo así. También tiene otros dos tiros en la cadera y la cara hinchada por las patadas que le dieron después de dispararle. Está muy delicado”.

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