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Quedó libre tras giro en la causa



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Se trata de un policía de 30 años que estaba acusado de matar a su novia y quedó sobreseído. La Justicia determinó que el hecho, ocurrido el 27 de julio de 2013 en Valparaíso al 2500, fue un suicidio en el que no intervinieron terceros.

causadentro

Un policía de 30 años que estaba acusado se asesinar a su novia fue sobreseído en la causa que se seguía en su contra luego de que el juez que instruía la causa determinara que, en realidad, la muchacha se había quitado la vida por sus propios medios. El hecho ocurrió en julio del año pasado dentro de la vivienda del uniformado, en la zona oeste. El tiro que terminó con la vida de la muchacha salió del arma reglamentaria del policía sospechado del crimen, que ahora recuperó la libertad. “Las constancias de la causa dan un marco probatorio sustentable para considerar que la conducta de la fallecida generó acciones destinadas a autoeliminarse”, reza el fallo.

Amilcar Alfredo O., un empleado policial de 30 años, fue detenido el 27 de julio de 2013 en su casa de Valparaíso al 2500, en la zona oeste. El motivo: estaba acusado de herir de gravedad a su novia, Priscila Elizabeth Romero, de 28 años, luego de dispararle en la cabeza con su arma reglamentaria. La muchacha agonizó tres días y el 30 de julio falleció a causa de las lesiones.

El muchacho –que prestaba sus servicios en la subcomisaría 22ª– quedó imputado del crimen. Sin embargo, los testimonios que el juez de Instrucción de la 7ª Nominación, Juan Andrés Donnola, recogió durante la etapa instructiva, hicieron que la causa diera un giro y que el empleado policial fuera sobreseído del homicidio de la muchacha. Es que la valoración de la prueba llevó al magistrado a determinar que, en realidad, se había tratado de un suicidio.

En el fallo, son varios los testimonios que indican que, el día del hecho, Priscila Romero había sufrido una crisis nerviosa. Hacía ya un tiempo que la pareja se había separado, pero en el medio habían regresado varias veces.

La tarde del 27 de julio pasado, Priscila llegó a la casa de Amilcar, en calle Valparaíso. “Estaba sacada”, dijeron al juez los padres del policía e incluso los padres de la propia víctima, quienes ese día se presentaron en el lugar para intentar llevarse a su hija, que en medio de la crisis nerviosa se había encerrado en una habitación y se negaba a salir.

Según el fallo, en medio de esa escena Amilcar se retiró de la vivienda y cuando regresó había un móvil de la Policía en su casa. La cosa no pasó a mayores y Priscila aceptó retirarse, pero luego de caminar media cuadra se arrepintió y volvió a ingresar en la vivienda de su novio.

Fue en ese contexto que Amilcar y Priscila se dispusieron a hablar en la cocina de la casa. Él le decía que tenía que irse, pero ella continuaba negándose. Según la causa, fue allí donde Priscila dijo sus palabras finales: “¿Vos querés que me vaya?”, dijo, para luego colocarse el arma reglamentaria de su novio en la cabeza y jalar el gatillo. La joven –que estaba estudiando para convertirse en policía– fue trasladada de urgencia al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, adonde falleció luego de agonizar tres días en la sala de cuidados intensivos.

Desde un comienzo, el principal sospechoso fue Amilcar, quien quedó detenido acusado del crimen. Sin embargo, el juez Donnola determinó que “la posibilidad de que la muerte de Priscila Elizabeth Romero  se haya producido como consecuencia de la acción de una tercera persona se halla ajena a los acontecimientos que se desarrollaron el día del hecho y, por el contrario, todo indica que es esta última quien se provoca las heridas que la llevan a la muerte en un último e inesperado acto suicida”. Así, Amilcar O.  fue sobreseído en la causa y luego recuperó su libertad.

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