Un boxeador de 30 años que había sido señalado como coautor de un homicidio recuperó la libertad luego de que la Fiscalía aceptara los argumentos de su defensor, el abogado Ezequiel Torres. Según el letrado, su cliente Hugo Daniel Q. había sido señalado de forma “confusa” por la madre de un joven de 26 años asesinado dentro de su dormitorio la madrugada del domingo 14 de abril en Villa Gobernador Gálvez. A comienzos de este mes, al vencerse la prisión preventiva que pesaba sobre el boxeador, quien también trabaja en una empresa de recolección de residuos, se dictó su libertad “en carácter de procesado”, explicó su abogado.
El crimen de Juan Osvaldo Fernández ocurrió alrededor de las 4.30 de la madrugada en una casa de Filippini y Suipacha de Villa Gobernador Gálvez. Según la acusación del fiscal de Homicidios Adrián Spelta, los agresores fueron varios miembros de la familia del boxeador quienes se presentaron armados en la casa de la víctima. Uno de ellos, identificado como Darío Q. y sobrino del boxeador, está acusado de ser quien entró a la vivienda a los tiros, se metió en la habitación donde dormía Juan y lo mató de un disparo en el cuello. Mientras tanto, y casi al unísono, el resto de los agresores que se habían quedado en la vereda disparaba desde la calle contra el frente de la precaria vivienda.
Según la acusación inicial, el boxeador era uno de los tiraba tiros desde afuera. Así se desprendió de una testigo, la mamá del joven asesinado, quien dijo que lo reconoció por la voz. En ese sentido indicó que mientras se encontraba dentro de su casa buscando refugio de las balas escuchaba que los gritos de quienes disparaban desde la calle, y entre ellos reconoció repetir al boxeador: “Dale guacho, tirá”. Por ello la defensa del deportista mencionó como “confuso” el reconocimiento sobre su cliente.
Esa misma noche, el joven acusado de entrar a la vivienda y matar a Fernández ingresó por sus propios medios al hospital con un tiro en el abdomen y otro en la pierna. Una de las hipótesis de los investigadores es que fue herido dentro de la misma vivienda a la que entró a matar, por sus propios refuerzos que tiraban desde afuera.
La versión del boxeador
En su defensa, el boxeador reconoció que sus familiares fueron a buscarlo a su casa esa madrugada para pedirle que los acompañe porque había un problema. Dijo que dormía cuando le golpearon la ventana para que salga, que le dijeron que habían herido a su sobrino, pero aclaró que no se metió en el conflicto y continuó durmiendo.
No obstante, la acusación en su contra terminó con una imputación como coautor del delito de homicidio consumado en concurso real. Por eso el fiscal Spelta pidió su prisión preventiva por el plazo de ley, lo que el juez Gustavo Pérez de Urrechu aceptó a medias. Si bien el juez dio por acreditado el contexto del conflicto barrial y aceptó las calificaciones legales, marcó como endeble la participación del boxeador en el ataque al advertir que pudo haber sido una confusión su señalamiento. Por ello prefirió esperar a que avance la investigación y ordenó su prisión preventiva con control de tobillera electrónica en un domicilio fijo, alejado a su residencia habitual para evitar conflictos, con prohibición de acercamiento a la familia de la víctima. También permitió que continúe con su trabajo en la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez como recolector de residuos. Y así fue. Hasta el 2 de julio pasado que al cumplirse el plazo de esa medida cautelar, el boxeador recuperó la libertad en “carácter de procesado”, según explicó su abogado Torres, quien mencionó que su cliente tiene un trabajo estable en planta permanente y además se dedica de forma profesional al boxeo, deporte en el que se consagró “campeón latinoamericano”, según el letrado.
“El fiscal consideró que estaban acreditados los elementos aportados por esta defensa y lo dejó en libertad en carácter de procesado, con algunas reglas de conducta”, agregó el abogado que detalló la prohibición de cambiar de domicilio, de salir del país sin autorización y de consumir drogas y alcohol”, precisó.
