El testimonio de una adolescente de 13 años que aseguró haber visto cómo asesinaron a su papá durante la madrugada de esta Navidad en barrio Tablada fue la base de la acusación contra Alan Uriel Larrosa, un joven de 24 años que fue imputado por el delito de homicidio agravado este jueves en el Centro de Justicia Penal. El sospechoso fue detenido el 31 de diciembre luego de que su nombre fuera apuntado desde un principio como el autor del crimen de Matías Nicolás «Lela» Núñez, un hombre con presencia en las crónicas policiales desde la década pasada que fue ejecutado en la esquina de Esmeralda y Presidente Quintana luego de discutir con varias personas.
El juez que presidió la audiencia valoró la hipótesis presentada por la Fiscalía y dictó la prisión preventiva por el plazo de ley para Uriel. La abogada defensora del joven, por el contrario, expuso que la imputación de su cliente «es un error y se va a aclarar».
Lela Núñez cayó fulminado por un disparo de pistola calibre .380 que le destruyó el cráneo a las 4.30 del 25 de diciembre último, mientras los vecinos de Presidente Quintana y Esmeralda festejaban Navidad, en una cuadra con múltiple protagonismo en las noticias de violencia desde hace décadas. La cadena de sucesos que llevaron a la ejecución y sus móviles no fueron revelados por la Fiscalía, que se limitó a precisar la mecánica del crimen. El caso, según vecinos, está enmarcado en viejas rivalidades y disputas por la venta de drogas. Todo se da en un radio no muy extenso «donde viven personas que se conocen entre sí», al decir de la acusación.
La imputación que leyó el fiscal Luis Schiappa Pietra sostuvo que Lela Núñez iba a pasar a buscar a su hija adolescente por una casa cercana a Biedma y Esmeralda, pero en el camino se trenzó en una discusión con un tal Gordo. A la disputa verbal se sumaron el policía Mariano Vivot –sindicado por Enrique «Cable» Solís por extorsión–; un conocido de las crónicas policiales por abusos armas Luciano «Chanchi» César y su hijo Jonathan. Los cuatro discutieron con Lela e incluso –según la Fiscalía– el policía llegó a apuntarle con un arma y decirle: «Yo, si quiero, te mato». En ese trance, apareció «de la nada» Alan Uriel, que la acusación ubicó en el lugar y aseguró que disparó a bocajarro contra Lela. La reconstrucción concluyó que la víctima alcanzó a caminar unos metros y cayó muerto. En el lugar, la Policía juntó cinco vainas servidas calibre .380.
La secuencia fue presenciada por la hija de la víctima. A los pocos segundos, llegaron la esposa y la hermana de Lela, que estaban a pocas cuadras, relató Schiappa Pietra. «¡Uriel lo mató a mi papá!», relató la adolescente. La madre y la tía de la víctima coincidieron en afirmar que vieron a Uriel irse al mando de una moto Honda Tornado con un tal Ema.
Esas tres declaraciones son la base de la acusación contra Alan Uriel. «La apariencia de responsabilidad se encuentra sobradamente acreditada. Hay tres testimonios que ubican al imputado en el lugar de los hechos y en momento de ellos. Y los tres son coherentes en la descripción fáctica de la situación, siendo uno de ellos el de la hija menor de edad de la víctima que da cuenta de los detalles precisos de la forma en que ocurrieron los disparos. Ella identifica inmediatamente a Uriel L. como quien realizó los disparos», argumentó el fiscal.
Alan Uriel es hijo de Guillermo «Grillo» Larrosa, el jugador de fútbol ex campeón en Tiro Federal (2004/05), que fue parte del plantel de la Selección Sub 20 ganadora del Mundial de Qatar 95, bajo las órdenes de José Pekerman. Vecinos del barrio actualizan esa información: el ex volante de Gimnasia y Esgrima La Plata que se retiró en Juventud Antoniana de Salta, hoy se gana la vida como seguridad en boliches. Su apellido apareció en las crónicas policiales en octubre de 2018, cuando su hermano Ramón fue ejecutado en Alem al 4000 durante un oscuro ataque frente a un búnker de drogas.
La abogada defensora de Alan Uriel, Susana Zulkarneinuff argumentó que el imputado no posee antecedentes y trabaja todos los días desde las 6 de la mañana. La letrada y los familiares del imputado que estuvieron presentes en la audiencia señalaron que el joven es inocente. «Tenemos la convicción de que hay un error y que pronto se va a aclarar».
El juez de primera instancia Gustavo Pérez de Urrechu no coincidió con esas apreciaciones lo imputó por el delito de homicidio agravado y dictó la prisión preventiva del efectiva del muchacho por el plazo de ley.
Lela
El 13 de septiembre, Lela había sido detenido en el marco de 20 allanamientos solicitados por la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos como corolario del análisis de una serie de denuncias sobre ataques a balazos contra frentes de viviendas y personas. A Lela lo atraparon en una casa de Presidente Quintana al 100 bis, a unas cuadras de lugar donde fue asesinado esta Navidad. En aquella oportunidad, se le secuestró un arma calibre 9 milímetros con la numeración suprimida y 20 cartuchos.
En mayo de 2014, había sido procesado junto a los hermanos Milton y José Damario por extorsionar a Toro, un ex convicto, para que devolviera un dinero que le habían prestado. Los investigadores lo habían vinculado a Guillermo «Torombolo» Pérez, un personaje célebre de las crónicas policiales debido a que robaba a los narcos en Tablada. Torombolo murió tras las rejas, en febrero de 2008, por una infección tras recibir un escopetazo.