El clan Romero es conocido en el barrio Municipal de la zona noroeste, en Nuevo Alberdi, aunque ese es el apellido materno. Hace cuatro meses, tres hombres a bordo de un auto balearon a un grupo de pibes que estaban parados en la esquina de Larrechea y Ávalos. Uno de ellos, de 14 años, se llevó la peor parte y aún se recupera. Con el correr de la investigación surgió el nombre de tres integrantes de una parte de esta familia, dos hermanos y el padre, que llevan otro apellido.
El primero en caer fue Diego V. mientras que su hermano Hugo V. se mantiene prófugo. En una escucha telefónica se captó una conversación de Diego con su ex pareja. La mujer le dijo: “Estás así por culpa tuya. Yo te dije, cuando recién la Pepu estaba empezando: cagala a tiros, cagale a tiros la casa. Y la verdad que no entiendo por qué la dejaste correr tanto. Yo te hablé un montón de veces, te decía una cosa y otra, y así estás ahora. Estas son las consecuencias”.
Para la Fiscalía el móvil del ataque está vinculado con la lucha territorial por la venta de estupefacientes al menudeo y este martes imputó al padre de los hermanos, Ramón V., como una de las personas que iba en el auto del que partieron los balazos. La jueza interviniente dictó la prisión preventiva en su contra hasta el 5 de diciembre.
Ramón Salvador V., tiene 54 años y un problema en el pie que no le permite pisar bien, por lo que usa una muleta. Es padre de Diego y Hugo. El 7 de junio un grupo de muchachos estaba reunido en calle Larrechea y Ávalos, en barrio El Churrasco. En un momento apareció un Fiat Duna por Larrechea que frenó a la altura de las víctimas. Los ocupantes bajaron las ventanillas delantera y trasera del lado del acompañante y dos armas asomaron. Dispararon contra el grupo.
Santiago C., de 15 años, recibió un disparo en el muslo derecho, Maximiliano A., de 24, un tiro en la rodilla y Enzo H., de 14 años, fue herido en el tórax. Las víctimas fueron llevadas en un auto y una moto al hospital Alberdi pero las heridas de Enzo eran de consideración y lo derivaron al hospital Eva Perón en Granadero Baigorria. El adolescente sufrió una herida abdominal por proyectil de arma de fuego, lo que le generó una lesión en el colon y en columna lumbrosacra, explicó la fiscal Marisol Fabbro, quien imputó al hombre por tentativa de homicidio agravada y portación.
Dos horas después del ataque, un Fiat Duna color celeste claro apareció prendido fuego a unas cuadras del lugar del ataque, por calle Larrechea. Hubo varios llamados al 911. En uno de ellos una mujer dio detalles y la Fiscalía la citó para una entrevista.
La testigo contó que llegaba de trabajar cuando vio estacionar el auto en Larrechea al 2400. Se bajaron tres hombres, uno de ellos morocho y con muletas, se subieron a un Fiat Uno y se fueron. La mujer entró a su casa y escuchó al rato la acelerada de una moto. Cuando se asomó, el auto estaba prendido fuego. Los bomberos llegaron a apagar el incendio y del habitáculo del auto se secuestraron tres vainas servidas. Luego se determinó que el auto había sido robado en marzo pasado.
Si bien en un primer momento las declaraciones hablaban de tres hombres a bordo de un Fiat Duna que tenían los rostros tapados y usaban gorras, con el correr de la investigación surgió el nombre de esta rama del clan Romero. Los vecinos se animaron a hablar con la Policía pero evitaron declarar formalmente por temor. La versión era que fueron Diego, Hugo y su padre Ramón, pero nadie se animaba a decirlo en voz alta. También aseguraron que se movían en un Fiat Uno blanco.
Una de las víctimas dijo que ese día estaba además con otros dos muchachos: Franco y Michael. El muchacho dijo que eran cuatro los atacantes pero a tres no los pudo reconocer. Cuando amplió, su declaración contó que al bajar las ventanillas gritaron: “Ustedes están aguantando a Franco”. Así reconoció al conductor como Diego V. Lo tenía visto de una plaza de Superí y Manuel García, pero no lo dijo antes por temor a represalias y a una posible connivencia con policías, aseveró.
Los sospechosos
Pocos días después del ataque la Policía llegó hasta la casa de los V., en Luzarriaga al 3900, y en la puerta había un Fiat Uno estacionado. Junto a él estaba Diego V. , de 32 años, quien fue detenido e imputado por el hecho el 11 de junio por los delitos de tentativa de homicidio e incendio intencional. Le dictaron la prisión preventiva hasta el 5 de diciembre.
Hugo, el otro sospechoso, está prófugo pero tuvo el teléfono intervenido. Surgieron algunas conversaciones con quien había sido su pareja, Adriana, cuyo hijo declaró en la causa. Una semana después del hecho se captó una charla. “Yo te dije que no hagas esto porque te van a mandar en cana”, le dijo Adriana. Se quejó de la situación y le dijo a Hugo que esperó demasiado para tirarle un tiro. “Esperaste que las cosas se hagan más grandes para hacer problema». Mientras él le decía: “Toda tu familia es ortiva y por eso mi familia está presa culpa de ustedes”, repitió la fiscal.
Un día después volvieron a comunicarse. Esta vez Adriana le contó que fue a la Fiscalía y que le pareció raro que no le preguntaran por él, ni dijeran nada de la balacera. Durante la charla le contó que andaban diciendo que estaba tirando tiros y lo denunciaron. “Aparte ya le dije a mi mamá que no vendo y cuando vendía no quería reuniones en mi casa porque no quería meterlos en problemas”, dijo en una parte de la charla. La mujer habló de quienes supuestamente lo habían denunciado y agregó respecto de las víctimas: “Que se jodan, por qué venden; para qué venden si después no se la aguantan», se preguntó.
“Estás así por culpa tuya. Yo te dije cuando recién la Pepu estaba empezando: cagala a tiros, cagale a tiros la casa y la verdad que no entiendo por qué la dejaste tanto tiempo correr. Yo te hablé un montón de veces, te decía una cosa y otra, y así estas ahora. Estas son las consecuencias” le dijo esta mujer.
Los defensores de Ramón cuestionaron la imputación y la responsabilidad que la Fiscalía le achacó a su cliente. También sumaron algunos testimonios respecto del Fiat Uno que pertenece a uno de los hijos de Ramón V. Contaron que estaba roto desde el 25 de mayo. Pero a pesar de su esfuerzo, no lograron convencer a la jueza. Para Mónica Lamperti, si bien la Fiscalía deberá profundizar el planteo defensista, están dados los requisitos para aceptar la imputación y disponer la prisión preventiva de Ramón V. hasta el 5 de diciembre.
Territorio en disputa
Menos de un mes después del ataque que dejó tres heridos, se produjo a pocos metros un homicidio. Maite Ponce, una nena de 5 años, recibió un balazo fatal cuando se encontraba acostada en el sillón de su casa ubicada en Ávalos al 1800, entre Ghiraldo y Larrechea.
Y un mes antes de la agresión de Ávalos y Larrechea tres muchachos fueron detenidos por personal de Gendarmería en un Chevrolet Corsa, donde llevaban 14 bochitas de cocaína y una pistola calibre 9 milímetros.