En la última semana de julio, 350 personas fueron al Centro de Salud 17 de Agosto por problemas respiratorios vinculados a las quemas en las islas del Delta y otras 250 llamaron al Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en los últimos 20 días. Desde la secretaría de Salud de la Municipalidad advirtieron un aumento de un 41% en las consultas por patologías asociadas al humo, mientras que en junio la contaminación del aire fue 5 veces mayor a la habitual según un estudio de la UNR. Respirar dejó de ser gratis y parte de los costos los pagará la generación que viene. En el contexto de una pandemia que afecta principalmente las vías respiratorias, las recomendaciones de mantener los espacios ventilados y estar al aire libre contrastan con las posibilidades de un medio ambiente cada vez más contaminado. Los síntomas de las afecciones originadas por el humo se asemejan, en ciertos casos, a los del coronavirus o gripe y dificultan una adecuada evaluación de la situación epidemiológica actual. Para el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas, Damián Verzeñassi, las complicaciones respiratorias devenidas de las quemas le “facilitan el camino al coronavirus”.
“Sumamos una irritación permanente durante cinco meses e incorporamos una disminución de la capacidad natural de filtración y purificación del aire porque fue transformado en medio de una pandemia que es particularmente dañina con las vías respiratorias. Es un combo preocupante desde la salud pública que merece ser analizado y ser incorporado como elemento clave a la hora de las sanciones punitorias del ecocidio”, dijo en diálogo con El Ciudadano.
La otra pandemia
Verzeñassi explicó que las consecuencias que la exposición al humo deja en la salud pueden ser evidentes: irritación en las mucosas oculares y en las vías respiratorias, lesiones en la piel, dolores de cabeza, falta de sueño de calidad, alteración en el estado de ánimo, entre otras; pero también menos notorias y más complejas como las consecuencias genéticas que la falta de oxigenación adecuada puede traer en el largo plazo. “¿Quién me puede afirmar que mi hija de un año por haber tenido que respirar en los últimos 5 meses este aire no saludable, no va a tener en el futuro un desarrollo o una predisposición a una patología respiratoria o una neurológica en función de la falta de oxígeno adecuado durante su proceso vital y clave para el desarrollo del sistema nervioso? ¿Quién puede afirmar que una mujer embarazada no transmite a través de su sangre menos oxígeno en el proceso de gestación que su hijo requiere y puede tener problemas a futuro? Hay un aprovechamiento de los ecocidas que saben que no será fácil de comprobar este tipo de problemas más graves”, señaló.
El médico destacó que los efectos nocivos de respirar aire contaminado se agravan en el contexto de una pandemia que afecta las vías respiratorias.
“Sumamos una irritación permanente durante cinco meses e incorporamos una disminución de la capacidad natural de filtración y purificación del aire porque fue transformado en medio de una pandemia que es particularmente dañina con las vías respiratorias ¿Cómo sabemos si los problemas respiratorios son por influenza, covid o aire contaminado de humo? Desde la salud pública resulta difícil comprender la situación epidemiológica de la región”, explicó Verzeñassi, y no descartó un aumento en la manifestación de síntomas.
“Se podrían esperar más casos, en cuanto manifestación de síntomas, porque le facilitamos el camino al coronavirus. En marzo ya teníamos una sociedad desprovista de un sistema inmunológico por la mala calidad del aire que respirábamos, la comida no saludable y los modos de vida. Ahora viene un virus que nos obliga a encerrarnos y nos dicen que ventilemos las casas para que entre el sol. No tenemos sol porque hay edificios gracias a la especulación inmobiliaria y el aire entra contaminado por lo cual mantenemos todo cerrado”, añadió.
Es el modelo
Para el especialista en salud socioambiental, la responsabilidad recae en los distintos niveles del Estado. “No garantizaron el derecho a contar con un ambiente sano para que respirar no sea un problema de salud. La política estatal tenía que evitar los incendios, garantizar que el humedal sea considerado un área de reserva donde no se pueda llevar adelante actividad extractiva como la agroindustria o la especulación inmobiliaria, y ejercer políticas de control que garanticen a la población y al Delta su integridad. El Estado se hizo el distraído ante el avance de los terraplenes en las islas para poder trasformar tierras -que en muchos casos son públicas y fueron usurpadas- para la producción de ganado porque la agroindustria transgénica invadió otros territorios. Permitió la explotación de recursos, la desforestación, y no protegió a los apicultores ni a los pescadores artesanales. Los incendios no son causa de un cazador furtivo o un rosarino que hizo un asado. Tiene que ver con una política pública de acompañar emprendimientos privados de destrucción de territorios para el avance de la industria extractiva o inmobiliaria”, aseguró.
Verzeñassi advirtió que el volumen de las quemas actuales es significativamente mayor a las de 2008 y lo adjudicó a una decisión política: “Tiene que ver con una decisión del gobierno entrerriano con complicidad del santafesino y el nacional que en los últimos años desarmó el Piecas. Cuando vemos los anuncios de dos programas de reactivación económica en base al desarrollo del extractivismo agroindustrial y el avance de los chiqueros chinos que va a requerir mayor producción de transgénicos para alimentarlos, se entiende por qué el desguace de nuestro territorio del Delta y la alevosía con la que salieron en tan poco tiempo a destruir nuestro territorio”.
“Si seguimos mirando los incendios desconectados de las políticas de expropiación inmobiliaria, agroindustrial y extractivismo vamos a seguir creyendo que se soluciona metiendo presos a dos isleños. Hay que estimular, en principio, la ley de Humedales pero no va a resolver el problema. Sí lo hará una definición política del cese de la producción extractivista en los territorios que tienen que ser reconocidos y cuidados como sujetos de derecho porque de ellos depende nuestra vida”, concluyó.