Pablo Lanusse, abogado de la familia de Ángeles Rawson, acusó hoy al portero Jorge Mangeri de haberla asesinado para ocultar que había abusado de ella, durante la primera jornada de alegatos en el juicio por el hecho.
Lanusse, quien según se preveía pedirá la prisión perpetua para el Mangeri, continuaba este mediodía con su alegato acusatorio ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9, que inició alrededor de las 10.30, y en ese ámbito aseguró que el portero asesinó a Ángeles e un contexto de «violencia de género».
Durante una extensa exposición, con la presencia del acusado, los padres de la chica, María Elena «Jimena» Aduriz y Franklin Rawson, y el hermanastro mayor, Jerónimo Villafañe, hizo hincapié en las actitudes extrañas de Mangeri en el transcurso desde el 11 al 14 de junio de 2013, cuando fue finalmente detenido, en la validez de las pruebas genética que lo incriminan y descartó que haya sido «torturado en un patrullero», como alegó la defensa.
Según Lanusse «el señor Mangeri cosificó a la víctima para agredir su integridad sexual y su integridad física a fines de satisfacer sus más bajos deseos sexuales».
Luego, según el representante de la familia, el portero «decidió matar a Ángeles Rawson para ocultar su delito previo y para procurar su impunidad».
El tribunal dispuso que haya un alegato por semana, por lo que se espera que el 24 de este mes sea el turno de la fiscalía, mientras que el primero de julio alegará la defensa y siete días más tarde se llevará a cabo las réplicas.
En tanto, el 15 de julio próximo el propio Mangeri tendrá la oportunidad de tener la última palabra en el proceso.
Ángeles, de 16 años, desapareció el lunes 10 de junio de 2013 cuando regresaba a su casa del barrio porteño de Palermo. Las cámaras de los edificios registraron el momento en el que la joven ingresó por la puerta principal del edificio donde vivía junto a su familia.
Al día siguiente su cuerpo fue hallado en el predio de la Ceamse de José León Suárez, y días después el portero fue detenido a raíz de una declaración en la que se autoincriminó.
Luego, Mangeri dijo ser inocente y que la declaración que había hecho fue a raíz de ser amenazado por un grupo de personas a las que nunca identificó en el expediente, y de quien dijo haber recibido una golpiza, aunque una pericia determinó que las heridas habían sido autoinflingidas.