Al encabezar ayer la celebración del Día de la Bandera en Rosario, la presidenta Cristina Fernández puso el acento en la controversia con los fondos buitre por el cobro de la deuda que no ingresó al canje, rescató la vocación de diálogo del país y llamó a la unidad nacional en defensa de la soberanía. La jefa del Estado enfatizó: “Queremos una negociación justa y equitativa” con los grupos financieros especulativos que litigan contra la Argentina en la Justicia de Estados Unidos. Sobre el escenario montado de espaldas al río Paraná y frente al imponente Monumento a la Bandera, la mandataria adelantó que dio instrucciones a los abogados que representan al país en los tribunales de Nueva York para que soliciten al juez Thomas Griesa que “genere condiciones para dialogar con el ciento por ciento de los acreedores y no sólo con el 1 por ciento” de los bonistas.
Fue un 20 de Junio distinto, “especial”, dijo Cristina. El acto por el Día de la Bandera, al cumplirse 194 años de la muerte de su creador, Manuel Belgrano, conjugó posicionamientos políticos de rechazo a la rapiña financiera del capital internacional tras el fallo adverso de la Corte yanqui, un rescate histórico y político del general Belgrano, todo en un clima de buena sintonía entre el gobierno nacional y la oposición socialista de la ciudad y la provincia por el trabajo conjunto que vienen realizando fuerzas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico. Y, como cada cuatro años, la fiesta patria coincidió con el Mundial de Fútbol, volcando a las calles un sentimiento de identidad colectiva en “trapos” celestes y blancos que ayer flamearon bajo un sol a pleno que ayudó a combatir el certero frío a orillas del Paraná.
La consigna de la fiesta popular fue “todos bajo la misma bandera”. Lito Vitale y su orquesta de cámara, junto a la agrupación Metabombo y la voz del tenor lírico Darío Volonté, reversionaron el Himno. La presidenta estuvo acompañada por el gobernador Antonio Bonfatti –quien fue blanco de algunos silbidos durante su discurso–, la intendenta Mónica Fein, la ministra de Seguridad Cecilia Rodríguez y su par de Defensa Agustín Rossi.
En el escenario se mezclaron funcionarios nacionales, provinciales y de la ciudad, autoridades castrenses, legisladores nacionales y gobernadores, algunos “presidenciables” como Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Juan Manuel Urtubey (Salta). Dirigentes sindicales, de organizaciones sociales, de derechos humanos, legisladores provinciales y municipales se ubicaron en sillas distribuidas frente al escenario. Agrupaciones kirchneristas le pusieron color y ruido a la fiesta. Se vieron ingeniosas pancartas antibuitre. Muchos de los presentes llegaron desde localidades santafesinas y también de otras provincias. Para otros, el feriado largo indujo a planear unas minivacaciones en Rosario.
“Siempre nos señalaron como atolondrados o imprevisibles y que tomábamos decisiones de arrebato, y esos son los que precisamente tienen al mundo patas para arriba”, arrancó Cristina.
“En lo financiero no es tan diferente; vemos una Europa devastada y varios países reestructurando sus deudas. Más ajuste, más desempleo. Y nosotros, acá, los «imprevisibles», venimos bancando hace 30 años que Inglaterra siga ocupando Malvinas”, subrayó.
La presidenta trajo a la memoria de la multitud que la escuchaba el estallido de 2001. Dijo que en el ingreso al nuevo milenio “le soltaron la mano al país, cuando se declaró el default después de décadas de endeudamiento, de dictadura, de convertibilidad”. Rememoró que luego “vino el blindaje, el megacanje y se terminó con una deuda que implosionó la economía y las instituciones”.
La jefa del Estado elogió al ex presidente Néstor Kirchner, quien “vino a hacerse cargo de una deuda que no generó y afirmó que la Argentina iba a pagar su deuda pero que la dejaran crecer porque los muertos no pagan sus deudas”. Repasó las reestructuraciones de 2005, la cancelación de la deuda con el FMI y la segunda reestructuración de deuda que ella misma encaró en 2010. “Desde 2005 –dijo– hemos venido pagando religiosamente sin acceso al mercado de capitales, sin recurrir a la bicicleta financiera, todos los vencimientos de deuda”. Recordó la negociación por la expropiación de YPF e insistió con que “es posible llegar a un entendimiento” con los fondos buitre que respete “las leyes internacionales”.
“Que nadie se equivoque –advirtió–, queremos cumplir con el 92,4 por ciento que accedió al canje y también con los que no ingresaron”. Sin “patear el tablero”, pidió “no olvidar” que en la Argentina “se han descubierto importantes reservas de gas y de petróleo” y que “los que revolotean no sólo lo hacen sobre las finanzas, sino también sobre los recursos naturales”.
“Si hemos negociado con otros países; con 19 ministros de Economía negoció el ministro (Axel) Kicillof en Europa” (en referencia al Club de París), se preguntó por qué “no puede negociarse con un pequeño grupo si es que hay buena fe”. La presidenta se dirigió a todos los argentinos: “Que nadie los asuste. Antes que mi gobierno está mi país, mi Nación y mi Patria”. Por esa razón, concluyó: “Tenemos que estar unidos hoy más que nunca porque la unidad hace la fuerza. Les pido que puedan sobreponerse a las banderías políticas, ideológicas y partidarias y pensar primero en la Argentina”.
Los festejos arrancaron a la mañana temprano con distintas actividades organizadas por la Municipalidad. En el Parque de la Bandera hubo ferias, muestras y una variada oferta gastronómica. Como ya sucedió el año pasado cuando Nación tomó la posta de la organización, el acto fue menos solemne y acartonado que otras veces, y volvió a convocar a miles de personas. Muchas familias junto a sus hijos coparon el parque e hicieron rondas de mate. Tras los discursos, actuaron Bruno Arias, Liliana Herrero, Metabombo y el cierre fue a toda fiesta con los Auténticos Decadentes.