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“Queremos recuperar a la UNR para el campo nacional y popular”

El profesor Agustín Prospitti explicó los motivos del nacimiento de la agrupación de docentes La Nicolás Casullo.

El pasado lunes 15 de septiembre se presentó en la Facultad de Ciencia Política La Nicolás Casullo, una agrupación de docentes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que se identifica con el modelo propuesto por Néstor y Cristina Kirchner, y sale a dar pelea en contra de “las prácticas liberales” que, según ellos, predominan en el ámbito universitario. En una entrevista con El Ciudadano, uno de sus impulsores, Agustín Prospitti, explicó por qué conformaron a la organización, a la vez que brindó un panorama sobre su visión de las políticas universitarias y científicas del actual gobierno nacional.

—¿Por qué surge La Nicolás Casullo?

—La Nicolás Casullo surge como respuesta a una vacancia, dada por la falta de una organización política de los docentes de la UNR que se sienten identificados con las políticas del gobierno nacional y del kirchnerismo, no sólo en lo que refiere a políticas específicas para el sector sino al conjunto de las políticas públicas sostenidas a lo largo de estos once años. La Casullo se propone ocupar ese lugar y promover en consecuencia la organización política de esos docentes, por lo que sus fines no se agotan en lo meramente electoral. Sus objetivos estratégicos apuntan a recuperar la UNR para el campo nacional y popular, promoviendo una cultura académica, pedagógica, de investigación y de extensión que supere las prácticas liberales que la caracterizan, a partir de un conjunto de valores infrecuentes en la universidad pero caros a la tradición nacional-popular: la solidaridad, el trabajo colectivo, y el sentido comunitario de todas y cada una de las acciones que se desarrollan.

—¿Qué cambios se produjeron en la universidad en estos últimos 11 años?

—En términos cualitativos, la educación pasó de ser considerada un gasto a ser comprendida como una política de Estado clave en términos del desarrollo social y productivo de la Argentina. En términos cuantitativos se realizó un incremento sostenido y contundente del porcentaje del PBI dedicado a educación, en general, y a lo referido a nuevas obras de infraestructura, salarios y partidas dedicadas para la educación superior, actividades científicas, etcétera. El sistema ha incorporado en estos años 500 mil nuevos estudiantes. La matrícula creció un 31 por ciento, y hay 71.000 cargos nuevos de docentes y no docentes. Esta decisión de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner marca una voluntad de revalorizar como política de Estado a la educación y a la ciencia (entre 2003 y 2012 aumentó un 937 por ciento el presupuesto destinado a actividades de ciencia y tecnología), en una reconsideración de su función social y de su necesaria articulación con el modelo productivo en reconstrucción. En la UNR el presupuesto ha venido incrementándose sin pausa, registrando un aumento desde 2003 hasta la fecha de 1.219 por ciento. En los últimos 8 años, entre 2006 y 2013, pasó de 211 millones de pesos a 1.521 millones de pesos.

—¿Cómo se piensan ustedes frente a la sociedad?

—Como sujetos a quienes la sociedad les dio el privilegio de acceder a conocimientos y saberes especializados, y que por lo mismo no debemos olvidar la deuda que tenemos con ese colectivo que posibilitó estudios al que no tienen acceso muchísimos otros compatriotas. Eso crea un compromiso de por vida, al que lamentablemente ignoran muchísimos profesionales formados en la cultura y la ideología del liberalismo que prima en nuestra universidad. El compromiso radica en poner a la universidad de cara a las necesidades de nuestro pueblo.

—¿Por qué es importante la batalla cultural y contra quiénes y cómo aportan ustedes a la contienda?

—La batalla cultural es importante porque se trata precisamente de hacer evidente, visibilizar como suele decirse, la concepción liberal que sostiene y regula las prácticas y el funcionamiento institucional de la universidad. Que en ella prime el individualismo a nivel de la enseñanza y la investigación no es más que el correlato del sistema político que rige su vida política, donde las prácticas democráticas se hallan fuertemente desvirtuadas por un mecanismo electivo anacrónico –la elección indirecta de autoridades– que en los hechos sólo sirve para favorecer roscas y componendas superestructurales. Pensamos que el sistema cambiaría si fuese de elección directa de autoridades, al que nosotros adherimos, sobre la base de votaciones por claustro y de manera ponderada. Eso, en cuanto a la universidad. A nivel global, la lucha también es contra el liberalismo, o neoliberalismo, económico y político, que se expresa a través de los medios concentrados y hegemónicos, y de los partidos políticos que los representan, desde el Frente Renovador, hasta el PRO pasando por el Faunen. En ese orden de cosas podemos aportar, modestamente, desde nuestras competencias como especialistas en distintas ramas de las ciencias sociales y las humanidades.

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