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Quién es el montañista buscado por tierra, agua y aire que desapareció en la Península Mitre

Elio Rubén Torres, de 42 años, partió el 16 de julio, en soledad y a pie, desde la estancia María Luisa, en la zona norte del Área Natural Protegida, para intentar recorrer los 400 kilómetros que comprenden el contorno de la isla hasta Estancia Moat

Por Gabriel Ramonet

El aventurero que hace diecisiete días se internó solo en Península Mitre, ubicada al sureste de Tierra del Fuego y bautizada como uno de los lugares más inhóspitos del mundo, es un abogado de «bajo perfil», «apasionado por el montañismo» y «muy bien entrenado» en este tipo de travesías, según reconstruyó Télam con el testimonio de personas que lo conocen y saben sobre sus actividades.

Elio Rubén Torres, de 42 años, partió el 16 de julio, en soledad y a pie, desde la estancia María Luisa, en la zona norte del Área Natural Protegida, para intentar recorrer los 400 kilómetros que comprenden el contorno de la isla hasta Estancia Moat, unos 100 kilómetros al sur de la ciudad de Ushuaia.

A los cuatro días (el jueves 20 de julio) se reportó por última vez a través de un intercomunicador satelital y desde entonces no volvió a saberse más de él, lo que dio lugar a un intenso operativo de búsqueda con 70 rescatistas que rastrean su paradero por agua, tierra y aire, sin éxito hasta el momento.

La motivación que encuentran este tipo de expedicionarios por adentrarse en este paraje casi desértico, congelado y repleto de dificultades relacionadas con el clima y la geografía, resulta un verdadero misterio.

«Elio ya lo había hecho en el verano. Tiene experiencia en el terreno y es alguien que ha caminado mucho en Tierra del Fuego. Técnicamente está muy preparado y físicamente es una máquina», le contó a Télam Francisco Giménez, otro abogado y aventurero que recorrió varias veces Península Mitre.

De hecho, Giménez mantuvo charlas con Torres sobre la travesía que estaba por iniciar y fue quien le prestó el intercomunicador (del tipo Inreach) que detectó su última ubicación.

Los que conocen a Elio lo definen como un profesional tranquilo y de bajo perfil, padre de dos hijos pequeños y empleado del área de tierras del municipio de Río Grande, la ciudad donde reside y donde incluso terminó sus estudios secundarios, en la Misión Salesiana.

«Para él como para muchos otros en esta provincia, el montañismo es una pasión. En su caso me consta que prepara sus viajes con mucho cuidado y responsabilidad», aseguró Giménez.

«Primero lo conocí como abogado y después surgió el tema común de las travesías. El único vicio que tiene es caminar», agregó el letrado.

Según los expertos en la zona, si el trayecto es difícil de completar en verano, los problemas y los riesgos se multiplican en temporada invernal.

La caminata es de «suma complejidad técnica», e incluye sortear turbales, cruzar ríos caudalosos, subir y bajar montañas, rodear acantilados y enfrentarse a severas condiciones climáticas, caracterizadas, en esta época, por el hielo y la nieve.

Además del frío y el riesgo de hipotermia, otro riesgo del lugar es la fauna salvaje, en especial el ganado bagual que puede tener un comportamiento hostil con los caminantes.

«Elio completó la vuelta en once días en verano, pero en invierno es muy diferente. Puede llevar tres veces más. No sé cuántas personas lo intentan en esta época. Si consideramos eso, podría llegar a destino hasta mediados de este mes», vaticinó Giménez.

El abogado cree que su compañero «llegará sano y salvo» y que probablemente «no está perdido, sino que tuvo un problema de comunicación, por el agotamiento de las baterías o por algún otro motivo».

«Conociendo el terreno confío en que no está perdido. Quienes conocemos Península Mitre sabemos que no es posible perderse. Ya hemos hecho esto. Él es un chico fuerte, ha hecho este recorrido. Esta vez tiene menos horas de luz solar. A veces el clima te obliga a detenerte varios días, pero puede estar avanzando más lento de lo previsto», insistió Giménez.

A su vez, sobre el intercomunicador satelital, el letrado mencionó que se trata de un aparato sofisticado, capaz de transmitir mensajes predeterminados o mails sin contar con señal telefónica, y que brinda la posición satelital en tiempo real cada vez que se lo enciende.

Por otra parte, cuenta con un botón de emergencia que al pulsarse activa de inmediato una alerta de búsqueda y rescate, y que en el caso de Elio nunca fue activado.

«Si hubiera pulsado el botón, la propia empresa que brinda el servicio inicia el mecanismo de rescate. También hay códigos para saber la gravedad de la situación y los medios que se deben emplear», precisó Giménez.

En tanto, profesionales vinculados a la actividad dijeron a Télam que, de todos modos, «puede haber existido una subestimación de las dificultades en esta época, sumado a que no comunicó su ruta prioritaria y alguna alternativa, y a que, ante una dificultad en la forma de comunicación, debería haber optado por regresar, en lugar de continuar», señalaron los voceros consultados.

El operativo de búsqueda coordinado por el Ministerio de Gobierno fueguino comprende recorridos a pie entre los puestos de la península por donde se espera que tendría que haber pasado el aventurero, además de vuelos en helicóptero y la participación de efectivos de la Armada Argentina, que aportó una embarcación para trasladar rescatistas al lugar.

El gobierno de la provincia decidió también cerrar el ingreso a la zona mientras dure el operativo a la vez que el juez de Competencia Integral del municipio de Tolhuin, José Pellegrino, a cargo de la causa por la averiguación de paradero, resolvió limitar las iniciativas privadas de búsqueda, y solo permitirá aquellas que se coordinen con la policía del lugar.

La hermana de Elio, Marilina Torres, brindó hace algunos días una conferencia de prensa en la que pidió «un mayor apoyo» del gobierno provincial en las tareas, y luego de ello decidió llamarse a silencio igual que el resto de la familia, a la espera de algún tipo de resultado que todavía no llega.

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