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«Quiero saber dónde está Paula», el pedido desesperado de su madre

El reclamo es de Alicia Perassi, quien contó lo vivido en las primeras instancias del caso: cómo se enteró del embarazo de su hija y de las versiones del aborto. Otro testigo habló de otra hipótesis que no pudo confirmar: la versión de que el cuerpo de Paula fue quemado

“Me la desaparecieron un 18 de septiembre de 2011”, dijo Alicia al presentarse como la madre de Paula Perassi cuando le tocó declarar en la novena jornada del juicio oral por la desaparición y el aborto seguido de muerte de su hija. La mujer de 68 años contó cómo se enteró que su hija no había vuelto a su casa y las horas posteriores a la desaparición: “Hoy no sé dónde está. Quiero saber si está viva o muerta, que no me tengan a las vueltas. Quiero saber dónde está Paula”.

Alicia contó que su yerno y su marido fueron a hacer la denuncia pero debían esperar 24 horas. “En ese momento pensé en sus hijos porque ella habrá tenido todas las dificultades que dijeron pero a sus hijos no podría haberlos dejado”, resaltó y contó que ese 19 de septiembre fue a la casa de su hija y le dijo a su yerno que se llevaba los chicos a su casa, desde entonces los tiene con ella.

Esa tarde, Paula no llegó a buscar los chicos al colegio, Alicia se fue a su casa y de allí al taller de su marido. En eso llegó Gabriel Strumia: “Me abrazo, lloramos y me dijo que no podía creer lo que estaba pasando”. Como teníamos que esperar para denunciar la desaparición, Strumia dijo que tenía un policía conocido, que iba a ver si podía agilizar el trámite. Después la mujer se enteró que era Daniel Puyol. Se fueron los tres: Strumia, su yerno Rodolfo y su marido Alberto. Al rato Strumia apareció con una foto de Paula. Marianela la hermana de Paula agregó que esa foto era del último cumpleaños de Strumia y la mano que aparecía sobre el hombro de Paula, era del acusado.

La relación

El 20 de septiembre se enteraron que Paula tenía un amante, que era el mejor amigo de la familia con el que comían asados e iban a las carreras de Jeep y que estaba embarazada. Alicia contó que fue un golpe fuerte. Después de eso no volvió a tener trato con Strumia. La mujer recordó que el juez penal de San Lorenzo Eduardo Filocco le dijo en la cara que su hija “era una loquita que se había calentado y cuando se le pasara iba a volver”.

“Ya las lágrimas se me terminaron. Son más de 7 años y medio pero lo llevo adentro”, dijo. Se hizo un silencio cuando Alicia contó la versión que le llegó a Alberto por parte de una letrada de un yerno de Rusñisky: “Había hecho un aborto y mi hija había muerto”, dijo con voz tenue. También hizo referencia al día que otro yerno de la acusada llegó al taller de su marido a contarle que su suegra hacía abortos y la versión fue la misma, que Paula murió en una práctica abortiva.

El análisis de Paula

Alicia contó que se enteró del embarazo de Paula por su otra hija Marianela. La chica declaró con posterioridad y dijo que una semana después de la desaparición de su hermana fue a buscar unos análisis de su mamá al sanatorio Británico. Preguntó por el informe de Alicia Perassi y le dijeron que había uno de Paula. Lo retiró y al verlo se dio cuenta que la orden era de la ginecóloga con la que se atendía, ambas iban a la misma médica. Se fue hasta la mesa de entrada de ginecología y preguntó de qué se trataba. La persona que la atendió le dijo que era un análisis de embarazo y que había dado positivo.

Desde que Paula no está, sus hijos viven en la casa de sus abuelos. Marianela se quebró al hablar de ellos, no sabían que decirles cuando preguntaban por su madre, pasaron momentos complicados. Hoy saben la verdad y están al tanto del juicio “pasamos a ser tres madres. Mi mamá, mi hermana y yo intentando reemplazar a Paula”, aseguró con la voz entrecortada. “No sabemos que decirles, si está muerta o no. Suponemos que está muerta, queremos los huesos por lo menos”, agregó.

Un mensaje de voz

A Alicia le hicieron escuchar un audio. Era la voz de una mujer que quedó captado en el teléfono fijo de la casa de Strumia mientras estuvo intervenido. La voz gritó tres veces auxilio. La mujer contó que la llamaron del juzgado de San Lorenzo junto a su marido para saber si era la voz de Paula. Alicia dijo que no y aseguró que era la voz de Roxana Mitchl, la mujer de Strumia.

La defensa del matrimonio arremetió contra la testigo. ¿Usted es licenciada en física?, le preguntó. ¿Licenciada en fonoaudiología?, redobló la abogada. ¿Licenciada en acústica forense? A lo que Alicia contestó con un rotundo no.

La mala víctima

La defensa del matrimonio Strumia Mitchl hizo hincapié en una declaración que Alicia prestó días posteriores a la desaparición de su hija. Le preguntaban por sí o por no y no la dejaban explayarse. Por si o por no y le mostraban el acta para marcarle contradicciones. Quería confirmar lo que Alicia había declarado sobre su hija: que Paula estaba cansada de la vida que tenía, que andaba mal con su esposo, que era muy mentirosa, que se había escapado una vez con un hombre casado, que tenía problemas de obesidad y se había tomado pastillas para dormir y tuvieron que internarla para lavarle el estómago,

Cuando la querella repreguntó, Alicia pudo decir que esas referencias eran viejas, cuando su hija era una adolescente, que al momento de su desaparición no era la misma Paula, era más madura, amable, buena mamá, compañera de sus hermanas, de ella. Explicó que la vez que desapareció tenía cerca de 20 años y su papá la retó porque salía con una persona mayor. “Yo no dije que estuviera casado”, y se había ido a la casa de la abuela. En esa época no había celulares y nos avisó un vecino dónde estaba.

Alicia dijo que el matrimonio Strumia Mitchl le arruinó la vida: “La mía, de mi marido y mis nietos y después decían que eran amigos”.

La versión del cuerpo quemado

Otro de los testigos fue un periodista que tiene un programa de radio en Puerto General San Martín. A este hombre le llegó una versión que le contó a Alberto Perassi. Dijo que en una reunión en un bar una persona había dicho que su hijo había escuchado a Mitchl decir que a Paula no la iban a encontrar porque la habían quemado. Según el declarante, esta versión le llegó por una mujer y se puso a averiguar para dar con la testigo de la conversación pero no logró contactarla por lo que abandonó la investigación. Aunque en juicio brindó el dato de quien le contó. Dijo que no lo había dicho antes por miedo y contó algunos episodios que consistieron en una amenaza que sufrió un compañero de radio por parte de un familiar del comisario Puyol y un incidente que tuvo con el acusado Puyol cuando se lo encontró en un evento y le dijo que dejara de hablar al pedo.

 

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