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Quinta de los Comandantes: «Buscamos testimonios que puedan referirse a un lugar similar a este»

El fiscal Adolfo Villate se refirió a la investigación por el descubrimiento del centro clandestino de detención (CCD) Quinta de los Comandantes. Graciela Esperanza Villarreal pudo reconocer 44 años donde había sido llevada el 27 de septiembre de 1976 tras ser secuestrada por la dictadura

A mediados de agosto se llegó al reconocimiento de la llamada Quinta de los Comandantes del Segundo Cuerpo del Ejército como centro clandestino de detención (CCD). La misma queda ubicada en Ayacucho y avenida de Circunvalación. El fiscal Adolfo Villate habló con El Ciudadano del trabajo de investigación se inició.

A partir del aviso a la Fiscalía de un trabajador municipal de Villa Gobernador Gálvez, Graciela Esperanza Villarreal pudo hacer el reconocimiento del lugar 44 años después de haber pasado por allí. Lo hizo junto a los fiscales de la Unidad de Derechos Humanos y el juez federal Marcelo Bailaque. El aviso fue por un accidente en el que un niño cayó en un pozo profundo en el predio que había pertenecido al Ejército. Al empleado, Facundo Ramón Castro, le pareció pertinente poner a la Fiscalía en conocimiento de lo ocurrido porque sabía a quién había pertenecido el lugar y al mismo tiempo sigue las causas vinculadas a delitos de lesa humanidad.

“En función de esto me pareció pertinente extender el interés de la unidad hacia todo el predio incluyendo la quinta en sí misma, que está a unos 800 metros de distancia. Se pidió una medida de no innovar sobre el predio y de la inspección sobre el mismo. El hoyo donde se produjo el accidente es bastante profundo, es dificultoso establecer su nivel de profundidad. Hace falta más trabajo para saber qué produjo el hoyo”, explicó Villate.

En este sentido, señaló que “pegado a este agujero hay restos de cimientos de que dan cuenta que hubo alguna construcción en algún momento” y que hace falta reconstruir la fisonomía que tuvo durante la última dictadura cívico militar. Para eso se solicitó el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf). Además al Ejército Argentino se le solicitaron imágenes satelitales de aquella época –que incluso, aclaró, conserva fotografías que fueron aportadas por la CIA en algún momento– y se va a pasar un georradar que es un aparato que realiza un escaneo sobre el suelo y detecta qué hay debajo. Más adelante evaluarán si es necesario o no realizar una excavación. Todos estos elementos darán una idea más acabada sobre el uso de este predio.

Luego de la inspección, fueron a lo que se conoce como la Quinta de los Comandantes. Fue impactante, definió el fiscal, cómo la descripción de Villarreal coincidía con lo que encontraron. El 27 de septiembre de 1976 ella fue secuestrada de su domicilio en calle 24 de Septiembre entre Maipú y Laprida. Si bien tenía los ojos cubiertos pudo reconocer que el auto que la llevaba se dirigió hacia zona sur y desde su primer testimonio ante la Justicia en 1984 hasta sus últimas declaraciones en la megacausa Feced describió el lugar donde la llevaron la primera noche y torturaron durante horas. Luego, fue trasladada al Servicio de Informaciones, en Dorrego y San Lorenzo.

“Esto pasa muy seguido, hay muchas personas que describen lugares que no se sabe qué lugares son. Porque al secuestrarlos vendaban sus ojos o les ponían una capucha, justamente para que no pudieran reconocer los lugares. Es la primera vez que Graciela pudo acceder a él y lo reconoció. Su descripción coincidía con lo que encontramos. Además, ella recordaba haber visto a Lofiego en este lugar”, señaló Villate. José Rubén Lofiego integró la conocida patota de Feced, que ejecutó secuestros, torturas y desapariciones en Rosario durante la última dictadura.

Ahora empieza un trabajo de revisión de todos los testimonios que hayan dado cuenta de un lugar que no haya sido aún identificado. “Estamos en la búsqueda de testimonios que puedan referirse a un lugar similar a este. Es un trabajo muy minucioso que nos va a llevar tiempo. Tenemos algunas hipótesis pero aún no podemos determinar bien qué pasó. Puede que haya otras personas que pasaron por ahí pero que al estar tabicadas no se pudieron dar cuenta del lugar donde estaban. Otra posibilidad es que las personas que pasaron por ahí hayan sido todas asesinadas por ende no tenemos testimonios. Puede que este lugar no fuera de remisión masiva de secuestrados sino de pocos y puede ser también que tengamos testimonios de lugares que no estaban bien descriptos pero que después podamos establecer que ese lugar que decían era este”, explicó.

Al mismo tiempo Villate ejemplificó cómo fue el testimonio de Graciela: “Hizo una descripción muy detallada de lo que percibió esa noche que fue secuestrada. No podía ver pero percibió que iban por calle San Martín hacia el sur, se dio cuenta por el empedrado y después la tierra que es como terminaba esa calle. Sus zapatos quedaron en el auto así que bajó descalza y sintió el pasto debajo de sus pies, la llevaron a un ingreso con dos escalones, tocó las paredes y sintió los azulejos. Son todos elementos que coinciden con lo que encontramos”, ejemplificó.

El fiscal contó que para la ex detenida política fue muy emocionante poder dar finalmente con el lugar que ella había descripto anteriormente. De alguna manera, fueron más de 40 años donde sentía que nadie le creía que había pasado por este lugar porque nadie más lo definía en sus testimonios. En la provincia de Santa Fe se identificaron hasta el momento, por lo menos, 20  centros clandestinos de detención.

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