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«Quisieron enterrarlos pero no sabían que eran semillas»

Este domingo se realizará una jornada contra la violencia institucional en torno a las desapariciones seguidas de muerte de Franco Casco, Pichón Escobar y Bocacha Orellano. "Florecerán en lucha", es el lema y la excusa para celebrar la primavera en una canchita de Empalme Graneros

Bajo el lema “Florecerán en lucha” y aprovechando la llegada de la primavera, este domingo se realizará la primera de una serie de jornadas contra la violencia institucional organizada en torno a tres casos emblemáticos que enlutaron Rosario: las desapariciones seguidas de muerte de Franco Casco, en 2014; de Gerardo “Pichón” Escobar, en 2015, y de Carlos “Bocacha” Orellano, en 2020. Los hechos, que se cometieron en distintos momentos y lugares, tuvieron varios puntos oscuros en común. Entre ellos, que en todos estuvo involucrada la Fuerza policial santafesina y que los tres “aparecieron” muertos en las aguas del río Paraná.

Los familiares de los tres jóvenes coinciden en que la lucha para reclamar justicia es colectiva. Y con ese espíritu convocaron a una primera jornada en común, que tendrá lugar este domingo a las 12, en Empalme Graneros, el barrio donde vivía Bocacha.

La cita es en la canchita de fútbol de Garzón al 1300 bis, donde festejarán la llegada de la Primavera con los vecinos para “honrar la vida de los pibes que son y serán semilla eterna para luchar”. Es una convocatoria abierta y además habrá bandas en vivo y buffet.

“Cada familia tiene su camino transitado en diferentes tiempos. El día de hoy nos lleva a reencontrarnos y a juntarnos teniendo en cuenta que los tres casos son de por demás similares, con los mismos personajes involucrados, el mismo escenario pero sobre todos los pibes, que tenían muchísimas cosas en común”, dice Luciana Escobar, hermana de Pichón.

En ese sentido resaltó que los tres eran jóvenes. Bocacha y Pichón tenían 23 años y Franco 20. “Entramos en la línea de que pibes de 20 a 30 son víctimas siempre del brazo del Estado. Salen de sus casas y no retornan, desaparecen, los desaparecen. En dos casos tenemos involucrados a pantovicas y policías, y en el Franco hay policías, casi toda una comisaría. Y los tres terminaron en el mismo escenario y ahí comienza todo lo que es la burocracia en la cual nos encuentra hoy”, agregó Luciana en relación a la falta de investigación y encubrimiento, dos obstáculos que se repiten a la hora de buscar justicia.

“Si te ponés a ver en la línea del tiempo y quiénes son responsables o los principales actores siempre aparecen los mismos personajes. Lamentablemente cuando pasó lo de Franco se dijo «Nunca Más». Después pasó lo de Pichón y dijimos «Nunca Más» y ahora lo de Bocacha. Es triste, es feo es duro para las familias estar en esta posición, pero también creo que tanto camino recorrido y transitado por las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo nos trae hoy acá que también nos plantamos para pedir justicia”, concluyó.

Franco Casco tenía 20 años cuando apareció flotando en el río Paraná tres semanas después de ser detenido en la seccional 7ª, el 6 de octubre de 2014, el último lugar donde lo vieron con vida. Era papá y trabajaba de albañil en la localidad bonaerense de Florencio Varela. Había pasado unos días en Rosario visitando unos tíos hasta la noche que desapareció cuando salió a tomar el tren para volver a su casa. Su cadáver apareció flotando frente al Parque España 22 días después de su desaparición, el mismo día que una masiva movilización exigía a la Policía que brinde datos.

Gerardo “Pichón” Escobar tenía 23 años cuando desapareció el 14 de agosto de 2015. Había ido al bar La Tienda y tras hechos violentos con patovicas y policías del lugar, fue golpeado y desaparecido durante siete días. Su cuerpo fue encontrado flotando en el río Paraná.

Carlos “Bocacha” Orellano tenía 23 años y desapareció el último domingo de febrero de 2020 cuando fue a bailar a Señor Ming River House en La Fluvial y apareció dos días después sumergido en el río, debajo del boliche.

Las investigaciones judiciales por las tres desapariciones seguidas de muerte se encuentran en proceso, algunas con detenidos, y hasta el momento ninguna llegó a la instancia del juicio oral y público.

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