Un muchacho murió durante la madrugada de ayer luego de enfrentarse con el dueño de un departamento al que había ingresado con aparentes intenciones de robo. El hecho ocurrió en una vivienda del macrocentro, donde un joven de 23 años con antecedentes penales había ingresado arrancando los barrotes de una ventana que da a la calle. Según vecinos, dentro del domicilio se topó con el propietario, Fabián, un abogado que reside y ejerce en una casa de la planta baja de un complejo de departamentos. Los pesquisas indicaron que los hombres se trenzaron en una fuerte pelea, donde el presunto ladrón terminó muerto a cuchilladas, mientras que el dueño de casa quedó internado en un fuerte estado de shock.
Fuentes del caso indicaron que el hecho se produjo cuando mediaban las 3 de ayer, en un edificio de ladrillo visto y rejas blancas, ubicado en Montevideo al 1600. Andrés Jeremías Arduvino –un joven de 23 años con antecedentes por distintos tipos de delitos contra las personas y la propiedad–, aprovechó la oscuridad de la cuadra para romper una de las rejas de un departamento de planta baja que da a la calle, para luego ingresar.
“Fabián es abogado. Vive y tiene su oficina en uno de los departamentos del edificio. La piecita donde duerme está en el fondo. Seguramente por eso no escuchó cuando le cortaban la reja”, contó una de las vecinas del profesional, con un claro gesto de enojo en su cara.
Según contaron algunas personas que viven en la cuadra, el letrado escuchó que alguien deambulaba por su casa y al salir de su cuarto para revisar, se encontró con Arduvino buscando objetos de valor.
La Policía no especificó cómo fue que el dueño de casa y el intruso terminaron por trenzarse en una pelea que resultó ser mortal, de la que el ladrón logró escapar con 9 cortes de arma blanca.
“El caco en algún momento de la pelea logró zafar del abogado y se escapó por la misma ventana por la que había ingresado, que si se fijan bien, aun está llena de sangre”, señalaron fuentes de la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional II, quienes agregaron que el ladrón era esperado en la esquina de Montevideo y España por su concubina, Marcela Soledad S., de 24 años. Fue ella quien, a bordo de la motocicleta en la que ambos se montaron, llevó al herido hasta el hospital Provincial, adonde el joven murió minutos después de ingresar, cuando mediaban las 3.40 de ayer, dijeron las fuentes.
“Si bien Arduvino se encontraba muy lastimado, con numerosos cortes, los de mayor importancia fueron tres: uno en el abdomen, otro en el cuello y, por último, uno en el estómago. Estos fueron los que les provocaron la muerte”, señalaron voceros policiales.
En tanto, tras la pelea, el dueño del domicilio fue encontrado por una vecina, tirado en el pasillo del edificio con algunos cortes y en un profundo estado de shock, por lo que fue trasladado al mismo hospital que el muchacho fallecido.
Al cierre de esta edición, el dueño de casa se encontraba estable y fuera de peligro. “Es una cosa de locos. ¿Cómo puede ser que lo lleven al mismo nosocomio donde estaba el choro? Esta gente no entiende nada”, consideró un vecino.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno, con la colaboración de la Brigada de Homicidios, la comisaría 2ª y la seccional 16º.
Una historia fuerte
El apellido Arduvino figura en las fojas policiales desde hace mucho tiempo, no sólo por casos por ilícitos contra la propiedad privada. El 16 de marzo del 2011, el hijo de Andrés, Derian Valentín, de tan solo 2 años, quedó atrapado en una balacera que se produjo en Beruti al 3900, justamente en la puerta de la casa de los Arduvino.
El niño logró recuperarse de las heridas, pero las circunstancias de los hechos nunca fueron aclaradas.
A su vez, justo un año antes, el 16 de marzo del 2010, el primo de Andrés, Emiliano, de 15 años, fue asesinado a balazos por un niño de 13 años, en un hecho que la Justicia caratuló como ajuste de cuentas.
De igual manera, otro de sus primos, Milton, hermano de Emiliano, estuvo detenido en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente de Rosario (Irar), luego de haber sido señalado por testigos como el asesino de Maximiliano Paiz, un vecino de 33 años.