Esta historia tiene un presente y un pasado. Un motivo y un porqué. El protagonista es el ex jugador Ramiro García, quien formó parte de una camada del básquet rosarino que dejó su huella. A pesar de dar un par de años de ventaja, compartió selecciones con Adrián Boccia y Pablo Fernández, tuvo su recorrido en los combinados menores de Argentina y tanto su talento como centímetros lo llevaron de Atalaya a la Liga Nacional, elenco con el que debutó a los 15 años con en Independiente de General Pico.
“Me tocó saltar a la cancha en el sexto partido de la final ante Atenas de Córdoba y pude jugar un poco más de 3 minutos. Me acuerdo que salió el Chapu Nocioni, ingresé y también pude convertir un doble. Un debut inolvidable. Luego con los años me enteré que soy el jugador más joven en jugar una final de La Liga Nacional. Es increíble”, recuerda Ramiro, quien hoy está ligado al básquet de otra forma, con otra historia tan particular como esta.
Ramiro está desde hace ya 12 años en La Plata, ciudad en la que jugó en Gimnasia y luego en Atenas. Se casó y con su esposa e hija viven en City Bell. Allí nació una nueva pasión: coleccionar camisetas. Y en poco tiempo el entusiasmo tuvo sus frutos y los regalos se multiplicaron.
—¿Cómo nació está idea de coleccionar camisetas?
—La iniciativa comenzó hace 5 años, cuando decidí dejar de jugar. Siempre me gustó la indumentaria de básquet. Ordenando las camisetas que usaba para entrenar y algunas de años anteriores me di cuenta de que tenía una cantidad considerable, empecé a acomodarlas para proyectar una colección propia al principio, pero luego varios compañeros y amigos se enteraron de la movida y fueron haciendo su aporte para que siga creciendo. Al tiempo decidí hacerme la cuenta de Instagram @basquetdecoleccion para ir publicando cada camiseta que tenía con su historia, contando un poco de la misma. Y muchos se comunicaron y me mandaron más.
—¿A través del Instagram te escriben de muchos lugares?
—Hoy por hoy con tanta tecnología y a su vez con las redes sociales uno puede llegar a muchos lugares del mundo. Me han escrito de México, República Dominicana, Paraguay, España y también desde otras ciudades de Argentina. Muchos me felicitan por la colección, se sorprenden y también quieren hacer su aporte. Todo es bienvenido, no importa tamaño, ni el año, todo suma. Es gratificante cuando una persona que no conocés, nunca cruzaste una palabra, te ofrece enviarte una camiseta, lo cual me pasó varias veces.
—¿Comprás camisetas?
—La verdad que yo nunca compré, ya que la idea de coleccionar sea algo único y el que aporte su granito de arena pueda sentirse parte. Uno de los ejemplos que me pasó fue cuando el Pelado Marchica me obsequió un tesoro enorme y sentimental que tenía guardado. Fue una camiseta de Calzada de cuando él jugaba en Mini, una camiseta de más de 50 años, eso no tiene precio.
—¿Te ofrecieron comprarte alguna y no accediste?
—Sí, muchas personas me consultan si están en venta, por ejemplo me pasó con la camiseta de Rosario Central de Roberto López y también con una del Vasco Da Gama del Grillo Vargas, obviamente ninguna está en venta, ni tampoco las uso. Todas están guardadas y acomodadas.
—¿Cómo haces para guardarlas en casa?
—Hace unos años pude hacer un mueble a medida especialmente y exclusivo destinado para las camisetas las cuales están colgadas y se disfrutan. La idea en un futuro es poder tener un lugar propio y exclusivo (una habitación) para que los amigos y/o familiares puedan apreciarlas mejor.
—¿Cuántas tenés y cuáles son favoritas o cuáles las más raras?
—Actualmente tengo 137, en las cuales hay de todos lados. No tengo una favorita principalmente, porque todas las tengo tienen el mismo valor para mí. De todas maneras hay camisetas que nunca imaginé que podía llegar a tener, como por ejemplo la camiseta de Chicago Bulls firmada por el Chapu Nocioni, la cual tiene una historia larga de contar y después de muchos años pudo llegar a mis manos, gracias a la gestión de mi viejo. También hay camisetas de España, Italia, de Brasil y luego de todas partes, Misiones, Zárate, Entre Ríos, Chaco, Olavarría y obviamente de amigos de Rosario hay muchas, por ejemplo Sergio Córdoba, Tete Lalima, Hernán Trentini, Jorge Rifatti, Roberto López, Gastón Morange, los campeones del 97 de Atalaya, entre otros han hecho su obsequio y aporte. No es que son raras, todas tienen su valor y, lo más importante, su historia.
—¿Cuál camiseta tenés como próximo objetivo?
—La verdad que no tengo un objetivo principal, sino que me gusta sumar en cantidad. Muchos jugadores me han prometido camisetas, por ejemplo el Gringo Pelussi, Diego Logrippo, Pablo Moldú, entre otros, lo cual con la pandemia se paró un poco, pero el objetivo es seguir sumando para que la gran colección siga creciendo. En la mayoría de los casos aprovechando el Instagram me comunicó por privado, les comento la idea, los invito a seguirme, pero es entendible que en algunos casos la respuesta negativa y pero en la gran mayoría se prende. Cada vez que subo la camiseta cuanto un poco de su historia y menciono quien hizo el aporte. Invito a todos que me sigan en @basquetdecoleccion para que puedan ver las camisetas y por otro lado el que quiera ser parte, hacer su aporte. Me gusta lo que hago, es una manera de seguir ligado al básquet después de muchos años de jugarlo. Y agradezco a todos los que ya me enviaron sus camisetas.
—¿Seguís el básquet de Rosario?
—Obvio que sigo el básquet de Rosario. Siempre miro las noticias en BásquetRosario.com.ar y en El Ciudadano y más aún si mi querido Atalaya está en el Federal, lo seguimos muchísimo al club de mi infancia que me vio crecer. En la colección tengo varias de Atalaya, por ejemplo una camiseta del primer año en el TFB firmada por los jugadores y cuerpo técnico. También sigo a los rosarinos por el mundo en las distintas categorías como Pablo Fernández, Adrián Boccia, Eze Dentis, Omar Cantón, también a Pepe y a Juan Carlos Pidal. En general trato de seguir a todos los que puedo.
No es el único que tiene esta pasión, ya que en todo el país hay muchos aficionados que tienen colecciones. Quizás el más reconocido sea Pablo Mansilla, quien superó las 500. Pero en Ramiro se destaca su pasado jugando al máximo nivel del básquet nacional.
Además del entusiasmo por las camisetas, Ramiro García también construye un futuro con una carrera. “Estoy estudiando para Marinero de Cubierta en Prefectura Naval Argentina. Ya para el año que viene podría estar embarcado”, contó.
Su último paso por una cancha rosarina fue allá lejos y hace tiempo con la camiseta de Calzada, ya que cuando dejó Independiente de Pico volvió a la ciudad a terminar sus estudios, pero una vez cumplido el objetivo el destino lo llevó al TNA en Gimnasia La Plata (campeones con Pollo López y Tuky Bulfoni), Atlético Rafaela, Firmat, Estudiantes de Santa Rosa, Ciudad de Saladillo, Sportivo San Salvador y su refugio final en La Plata con Atenas hasta el retiro en 2015. A lo largo de su carrera coleccionó recuerdos y experiencias, ahora las cuelga en su museo personal.