Cuando restan seis semanas para las elecciones legislativas del 22 de octubre próximo, la campaña parece ir tomando lentamente temperatura, o recobrando su intensidad después de las primarias del mes pasado, en las que el PJ tradicional recibió un golpe en la mandíbula en la contienda que libra con el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires.
Mientras la ex presidenta Cristina Kirchner se alzó con una ajustada victoria del 0,21 por ciento frente al postulante a senador nacional del oficialismo Esteban Bullrich, el ex ministro del gobierno anterior Florencio Randazzo no llegó a cosechar el seis por ciento de los votos en su pelea por liderar la renovación del peronismo en el distrito bonaerense.
El decepcionante resultado que obtuvo Randazzo en las urnas el pasado 13 de agosto desencadenó en el Frente Justicialista Cumplir un proceso de deserciones que por estas horas amenaza con incrementar su vigor, como esos huracanes que asolan al Caribe y la península de La Florida, en Estados Unidos, y transformarse en una estampida.
Una de las fugas que más dolió en el seno del randazzismo fue la del intendente de Hurlingham, Juan “Juanchi” Zabaleta, un hombre de peso dentro de la primera sección electoral que hace unos días solicitó a los vecinos de ese partido del noroeste del conurbano que voten a Cristina.
En realidad, Zabaleta pidió al electorado de Hurlingham que respalde al frente Unidad Ciudadana, a fin de lograr que la ex mandataria lleve consigo al Senado a su compañero de lista, el ex canciller Jorge Taiana, que compite contra Gladys González –número dos de Bullrich en Cambiemos– por una banca en la Cámara alta.
Juanchi se cruzó de vereda y en forma preventiva adoptó un perfil bajo, tratando de evitar cualquier confrontación con sus ex compañeros del randazzismo, que por más que sientan fastidio, con justa razón, saben que en política cada uno debe atender su juego, y más por obligación que por convicción generalmente.
“Es un proceso que se veía venir. Con la aparición de Cristina cambió el escenario. Si querés liderar algo, tenés que tener los votos y nadie iba a buscar los votos de Randazzo con el escenario que se estaba armando. Esto es peronismo es su máxima expresión: nosotros tenemos que defender el distrito”, confió a NA una fuente cercanas al jefe comunal de Hurlingham.
Zabaleta permanecerá haciendo campaña en su partido y seguirá mostrándose probablemente con otros intendentes peronistas que podrían confluir en una liga después de octubre, un grupo de alcaldes opositores al que también podría sumarse Gabriel Katopodis, de San Martín, uno de los pocos lugartenientes que aún permanece fiel a Randazzo. Francisco Echarren, de Castelli, está más afuera que adentro y a Eduardo “Bali” Bucca, de Bolívar, lo sostiene su candidatura a diputado nacional.
Puerta abierta de par en par
Los resultados de las Primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas (Paso) del mes pasado avalaron al fin y al cabo la estrategia que diseñó y ejecutó el kirchnerismo, que rompió con el PJ y se lanzó a la contienda electoral en la Buenos Aires con un frente propio, relegando así a Randazzo y a los renovadores del peronismo a cumplir un rol extremadamente secundario.
Tan postergado quedó el frente Cumplir que los jefes comunales que respaldaban a Randazzo en las Paso corren el riesgo de ver esmerilado su poder territorial si los votantes no acompañan al ex ministro del Interior y Transporte en las urnas el mes que viene y la oposición –liderada por el kirchnerismo en distritos de la primera y sobre todo de la tercera sección electoral– consigue, eventualmente, agigantar su protagonismo.
Antes de incursionar en las grandes ligas de la política, Randazzo se desempeñó como presidente del Concejo Deliberante de su Chivilcoy natal. En consecuencia, nadie mejor que él sabe que los intendentes no pueden hipotecar su futuro inmediato –y es lógico y comprensible que traten de evitarlo– al embarcarse en una misión que la ciudadanía desistió de respaldar en los últimos comicios.
La salida de Zabaleta de filas del randazzismo junto a otros referentes de ese espacio dejó abierta de par en par una puerta por la que evalúan escapar otros tantos, que temen que el llamado voto útil en las elecciones de octubre termine por sumergir al frente Cumplir en un pozo aún más profundo del que se encuentra actualmente.
En este contexto, el propio Randazzo denunció en las últimas horas aprietes de parte del kirchnerismo para tratar de que sus candidatos se bajen antes de los comicios, aunque no solamente dirigentes de Unidad Ciudadana están operando por estas horas en busca de debilitar todavía más a las tropas del ex ministro, o lo que queda de ellas.
El massismo también se lanzó a captar voluntades que respalden en octubre a la dupla Sergio Massa-Margarita Stolbizer del frente 1País, que se ubicó tercero en las Paso de agosto, por detrás de Unidad Ciudadana y de Cambiemos, y más allá de que muestre ahora cierta vulnerabilidad, se siente tentado ante la posibilidad de hacer leña del randazzismo.
El senador bonaerense Sebastián Galmarini, cuñado de Massa, es uno de los dirigentes del Frente Renovador que encabeza la campaña en busca de sumar para la causa de 1País en detrimento de Cumplir: una cruzada que suele tener su correlato en redes sociales, con la etiqueta #RandazzistasConMassa, acompañada por lo general con una fotografía de ocasión.
Claro que el massismo también debe preocuparse por evitar que el macrismo le picotee votos, sobre todo de aquellos militantes anti-K que evalúan respaldar a la dupla Bullrich- Gladys González con el objetivo de impedir que Cristina revalide en octubre su triunfo en las Paso.
La jefa divide aguas
Dejando de lado el pragmatismo político, ese que tanto seduce a dirigentes peronistas a encolumnarse por detrás de quien mejor mide, el fenómeno del kirchnerismo se convirtió en un caso digno de estudio: uno de cada tres bonaerenses confía su voto y respalda prácticamente a ciegas a quien dejó el poder con 30 por ciento de pobres en la Argentina hace dos años, después de haber sido gobierno durante más de una década.
Paradójicamente, el apoyo más significativo a su candidatura Cristina lo recibe en la populosa tercera sección electoral y en especial en el distrito de La Matanza, allí donde la esperanza de los más vulnerables y postergados se bate a duelo a diario con la marginalidad, y el oportunismo político.
Puertas adentro del justicialismo, es innegable que la jefa conduce y divide aguas: hasta el histórico apoderado del PJ, Jorge Landau, respalda su postulación, por más que Unidad Ciudadana cuente con su propio representante legal.
Nadie quiere quedarse afuera, incluyendo a Landau, que deja en claro que una victoria en octubre sería mucho más significativa que simbólica, dado que el kirchnerismo se alzaría –como pretende– con el tercer cupo disponible para la provincia de Buenos Aires en el Senado nacional y recibiría así un espaldarazo crucial para sus aspiraciones de regresar al poder en 2019.