La canción iba a ser publicada en el disco A Night at the Opera, que salió hacia fines de noviembre de ese mismo año y acabaría por ser considerado el más representativo de la agrupación, pero fue publicado antes en un simple con el tema «I’m in Love with My Car», del baterista Roger Taylor, como cara B.
Si bien se trataba de una época en la que el llamado rock sinfónico estaba en auge y el mestizaje con la música clásica era moneda corriente, hasta el momento nadie se había animado a incluir pasajes que remitieran a la ópera en sus creaciones.
Los anteriores trabajos de Queen tuvieron alguna incursión en ese sentido, en especial Queen II, pero esta canción de Mercury lograba la síntesis más perfecta al respecto.
Como su nombre lo indica, la composición presentaba seis secciones musicales bien diferenciadas entre sí, a saber: una introducción a capella, seguida de una balada, un solo de guitarra, el pasaje operístico, una sección rockera y un final que retomaba la melodía y la rítmica planteada en el segundo de los seis pasos.
A lo largo de esos seis minutos, la letra pareciera a simple vista construirse a partir de la narración de una persona que se arrepiente de un asesinato que cometió, con referencias a Fausto mediante la inclusión de algunos términos característicos en la sección operística.
La canción fue producida por Roy Thomas Baker, quien en un documental recordó la sorpresa que sintió cuando Mercury se la mostró por primera vez en un piano y en el momento culminante, frenó la interpretación para advertirle que allí comenzaba «la sección de ópera».
Para su grabación, el técnico de sonido tuvo que superponer varias cintas grabadas por los cuatro integrantes del grupo en la que entonaban esa parte, con una presencia dominante de los agudos de Roger Taylor.
Tras su publicación, la canción logró imponerse más allá de las reticencias mostradas por los directivos de la compañía discográfica, a raíz de la complejidad de su estructura y de su extensión.
El tema fue acompañado de un videoclip promocional con imágenes basadas en la foto tomada para la portada del disco Queen II.
«Rapsodia bohemia» se convirtió en la pieza más característica de Queen, al definir su carácter musical, y erigirse como el momento culminante de los shows en vivo, al punto que el exitoso film de 2018 que retrató la vida de Freddie Mercury fue nombrado de esa manera.
La canción de Queen fue retomada en diversas oportunidades por otras expresiones artísticas, como ocurrió en una escena del film humorístico El mundo según Wayne (1992) y hasta una versión interpretada por Los Muppets.