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Rara paz electoral a días de los comicios

El ministro Alak recibió a dirigentes del oficialismo y la oposición: todos coincidieron en no agitar el fantasma del fraude.

¿Entendieron oficialismo y oposición que la presunción de fraude electoral –frente a lo estrecha que se muestra la elección del 25 de octubre para las pretensiones de cada sector– terminaría jugándoles en contra? Lo asegura la música y la letra que entonaron el jueves pasado, a coro, los funcionarios electorales –Julio Alak, Alejandro Tullio– y los legisladores de la oposición –Mario Negri, Patricia Bullrich, Pablo Tonelli, entre otros– al salir del despacho del ministro de Justicia.

No sólo derramaron cantos al consenso nada habituales en la odiosa convivencia política de estos años. A puertas cerradas, el radical Negri fue enfático al presentar al grupo en el argumento de que la intención de la oposición es sacar el debate de la presunción de que hay fraude y transmitir el mensaje de que las autoridades han hecho todo lo que está a su alcance para que haya elecciones normales y transparentes dentro de dos semanas.

Demanda

Alak los recibió afable porque sabía de los acuerdos cerrados un día antes por Tullio con los representantes de los partidos en pugna. Bullrich leyó, formal, el pliego de siete demandas de medidas reclamadas hace un mes a la Justicia para brindar la transmisión y la carga de datos, la presencia de fiscales y controladores en los lugares de escaneo de actas y el uso de ingenios de seguimiento (GPS) en vehículos de transporte, uso de sobres sellados para guardar las actas, etc.

Tullio repasó todos esos tópicos explicando que se habían tomado medidas para satisfacer casi todos esos pedidos. Lo que no, como el uso de papel autocopiante para cargar los datos antes del escaneo, argumentó, no se podrá hacer por dificultades técnicas (el Correo dice que la eficacia del copiado no superaría el 37 por ciento).

Del otro lado de la mesa, reconocieron que lo que no se pudo no se pudo, pero no por falta de voluntad de intentarlo.

Fondos, solitaria discordia

De ese sector surgió, claro, el drama de las efectividades conducentes: la suelta de fondos del Estado para gastos electorales de partidos y del sistema. Esos fondos los pagó Tullio en facturas de hasta 500 mil pesos, pero hasta el día de la reunión la Tesorería de la Nación demoraba las que superaban ese monto. Tullio aseguró que antes de mañana –un fatídico 13– estaría todo liquidado y pagado, hasta llegar a un monto de unos 1.000 millones de pesos que incluye aportes, impresión de boletas y pago a autoridades de mesa.

Spot transparente

Alak y Tullio saludaron la pax electoral ofreciendo dedicar uno de los spots del gobierno a promover la transparencia, esta vez con la explicación de cómo un votante que no encuentra las boletas de su partido debe pedirles a las autoridades que lo pasen al cuarto de contingencia.

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