El presidente de Cuba, Raúl Castro, cumple hoy 80 años, en acelerada lucha contra el tiempo para reformar el modelo económico cubano y preparar su “última misión”: un relevo que garantice la vigencia de la revolución en la isla.
Raúl, a quien su hermano Fidel Castro cedió el mando en julio de 2006 cuando enfermó, parece gozar de buena salud y trabaja de lleno en un plan de más de 300 reformas económicas que considera urgentes.
A diferencia de celebraciones que se anuncian para los 85 años que cumple el 13 de agosto el líder de la revolución Fidel Castro, los 80 del presidente no tienen prevista actividad especial.
Raúl, que enviudó en 2007 y tiene cuatro hijos, reconoce el peso de la edad y lanzó en el Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) la sorpresiva propuesta de limitar a máximo diez años los mandatos en el poder, incluidos el primer secretario del PCC y presidente del país.
Dejando claro que se asume en el ocaso de su vida, el octogenario presidente describió como su “última misión”: “defender” y “preservar” el socialismo y “no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”.
Los retos que se fijó son enormes: acabar con la inercia burocrática que en medio siglo echó raíces; mantener la unidad, y poner a producir a un país que gasta 1.500 millones de dólares en alimentos y vive de un descomunal mercado negro. Su plan establece la apertura al sector privado y al capital extranjero, el recorte de un millón de empleos estatales, autonomía empresarial, descentralización de la economía, impuestos y eliminación de subsidios. La reforma también incluye medidas como el permiso de compraventa de casas y autos.