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Raúl Perrone cierra su trilogía inspirada en Pasolini con el estreno de «Corsario»

El prolífico director de cine independiente estrena este jueves su nueva película por Cine.ar, con la que cierra la particular trilogía que tiene a Pier Paolo Pasolini como eje, y que ubica al artista italiano en las calles de Ituzaingó, buscando y seduciendo jóvenes para su nuevo proyecto
El prolífico director de cine argentino Raúl Perrone estrena este jueves Corsario por la plataforma del Incaa Cine.ar Play, film con el que cierra la particular trilogía que tiene a Pier Paolo Pasolini como eje, y que ubica al artista italiano en las calles de Ituzaingó, buscando y seduciendo jóvenes para su nuevo proyecto.

«Ni se lo nombra (a Pasolini), es un pretexto para hacer la película, que cierra una trilogía, un estigma en mi vida. Tenía muchas ganas de cerrar un ciclo y un flaco, que viene a mi taller de cine y es muy parecido a él, me dio ánimos», dijo Perrone en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

Además, este director que trabaja sin el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ni grandes productoras, se lanzó a filmar con una cámara estenopeica, «algo que fue una muy difícil, pero después quedó muy hermoso», dijo.

Esta labor, aseguró, «fue como volver a las fuentes del cine», con una estética de fílmico, donde el juego de luces es un protagonista más, al igual que el sonido, la música de jazz y los poemas del francés Paul Verlaine dedicados al sexo con jóvenes, campesinos y trabajadores.

En Corsario viven las clases populares y esa juventud latente que se recuerda en Accatone, pero con un velo onírico que se corre de a poco e hipnotiza, como si mirara de reojo la sensual insinuación tabú de Teorema.

Así, bajo la mirada de este Pasolini del conurbano se mezcla el flirteo con jóvenes skaters tatuados y el deseo de llevarlos como protagonistas a su nueva película. El péndulo se mueve de un lado hacia el otro, dejando de comprender la historia para sentirla.

«Apuesto más a la poesía que a otras cosas. Lo de Pasolini está rozado con esa búsqueda de hacer películas y buscar chicos para eso. Hay cosas muy fuertes, como Saló, o los 120 días de Sodoma, que acá esta insinuado. Pero también está el poema de Verlaine, dialoga con (el pintor italiano) Caravaggio y apuesta a mi manera de ver el cine», indicó el realizador.

«De alguna manera –agregó–, es mi propia versión sobre los hechos. No hago biopics. Tomo personajes y los desarrollo desde mi impronta. Está la muerte, que no es como sucedió. Es algo alegórico».

El director habló del sonido, que es muy importante en sus películas, son un protagonista más. «El sonido es muy importante y lo trabajo a la par de la imagen, es trabajar el sonido y la música. Si prestás mucha atención, el sonido de los bares viene de un bar de Italia, que es el propio bar al que solía ir Pasolini. Me lo grabó una alumna que viajó. Me gustan mucho esos golpes. Es una manera de filmar. Es como hacer una pieza musical», destacó Perrone.

Otro punto importante de sus películas son los jóvenes que suelen ocupar un rol protagónico. «Los jóvenes ocupan un lugar muy importante, tengo casi quince películas con adolescentes. Acabo de estrenar Algunes pibes en un festival en Brasil con material que filmé en otra época. Ahora, quizá haya una retrospectiva sobre los jóvenes en mi cine. Para mí, es muy importante porque casi nunca hay adultos. Me gusta mostrar cosas que no se quieren ver o no gustan en televisión. Se los muestra como algo poco digno y a mi me gusta la parte cinematográfica».

El realizador analizó también la presencia en su película del poema de Paul Verlaine que es leído en italiano y no en francés que es la nacionalidad del emblemático poética. «Me gustaba como sonaba era muy musical. También redondeaba un poco el homenaje este a Pasolini. Todo está en tres italianos distintos, como el jazz, que transcurre en la película. A mí me gusta mucho jugar con los idiomas y los diálogos al revés».

Con 45 películas en su haber, Raúl Perrone es uno de los directores argentinos más prolíficos que incluso siguió trabajando en medio de la pandemia. «En cuarentena hice 4troV3inte. Uno de los pibes que está con el Pasolini viejo tenia ganas de filmar conmigo y me contó que se estaba juntando con algunos amigos que vivían cerca, así que le propuse filmar algo. Lo consultó con sus amigos y acordamos de filmar los viernes. A eso de las 12 de la noche yo les hacía una videollamada, ponían el teléfono de alguna manera y yo armaba los encuadres y salió algo muy interesante. Una película absolutamente de ellos. Las charlas eran motivadas por lo que les decía y por algo de ellos. Fuman con vaporizadores, es todo muy cinematográfico. Hablan mucho de ellos y yo sólo les prohibí hablar de la cuarentena porque todos los espectáculos hablan de eso y esto se trata de cuatro pibes reunidos a charlar un rato», expresó finalmente el cineasta.

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