La Asociación del Personal de Servicio Exterior (Apsen), que representa gremialmente al 90 por ciento de los funcionarios de carrera diplomática del país, emitió un comunicado opuesto a las calificaciones que el canciller Jorge Faurie difundió sobre la situación en Bolivia. Para el presidente Mauricio Macri y su ministro de Relaciones Exteriores, «no hay elementos» para calificar como golpe de Estado el desplazamiento del poder del presidente constitucional Evo Morales. Para los diplomáticos de carrera del Palacio San Martín,
“Seguimos con atención la situación de los funcionarios diplomáticos que están asistiendo a los argentinos en la Embajada y nuestros seis consulados en Bolivia, a raíz de la violencia y el «golpe de Estado» que depuso al presidente Evo Morales, el cual condenamos”, se lee en el comunicado de los diplomáticos argentinos, que así desafiaron a la Casa Rosada.
La posición de la Asociación se dio a conocer apenas unos minutos después de la conferencia de prensa en la que Faurie fijó la posición del gobierno al argumentar que «no» hubo un golpe de Estado contra Morales, y que el accionar de las Fuerzas Armadas bolivianas estaba de acuerdo a la Constitución de su país.
La controversia no es menor: rompe con el tradicional verticalismo de la Cancillería y expresa un malestar muy grande de los diplomáticos con la posición asumida por Faurie. Es decir, por la gestión Cambiemos. El ministro queda así en la vereda de enfrente de la planta de personal capacitado y con experiencia que mantiene activo al Palacio San Martín.
Las líneas de controversia abiertas por lo ocurrido en Bolivia se extendieron al máximo nivel político. El presidente electo Alberto Fernández, que accionó internacionalmente junto a presidentes de otras naciones para ofrecer un salvoconducto a Morales, son un ejemplo: “Faurie es un hecho desgraciado de la diplomacia argentina”, dijo el próximo habitante de la Casa Rosada. Tiro por elevación a Macri, con quien no pudo acordar una posición de Estado de condena a la insurrección civil y militar en el Altiplano.
Los funcionarios de carrera de la Cancillería se pusieron, antes que la conducción política de la Nación, y en modo coincidente con el de Fernández, en alerta por nuevos pedidos de asilo político que puedan llegar del disuelto gabinete de Evo Morales. En la embajada argentina en La Paz, el embajador Armando Álvarez García ya refugió al ex ministro de Gobierno boliviano Carlos Romero y la ex titular de la cartera de Planificación Mariana Prado.
Lo del embajador tampoco es menor. “No podemos negar el asilo porque es una cuestión de derecho internacional, más allá de que el gobierno argentino no reconozca aún que aquí hubo golpe de Estado”, le dijo el embajador argentino a un viejo amigo del radicalismo que lo llamó por teléfono desde Buenos Aires, según recreó el periodista Martín Dinatale en una nota publicada por el portal Infobae.
Cristina Guzmán, que hoy preside en la Cancillería la Comisión Binacional para el aprovechamiento de la Alta Cuenca del Río Bermejo y Río Grande Tarija le dijo al mismo medio que “al gobierno le puede gustar o no la figura de Evo Morales, pero no puede negar que en Bolivia hubo un golpe de Estado y que no fueron fuegos de artificio para una alternancia de poder”. Abierta contradicción con el posicionamiento de la Casa Rosada, alineada en la región con el Brasil de Jair Bolsonaro y el Chile de Sebastián Piñera, en sintonía con el gobierno estadounidense de Donald Trump.
Guzmán, una referente de la UCR de Jujuy, tiene muy buenas relaciones con Bolivia y en el Palacio San Martín es reconocida muy escuchada por su trayectoria política en las relaciones internacionales.
Diplomacia en las sombras de Fernández, con éxito
Frente al alineamiento político pasivo de Macri con las posiciones golpistas, se recorta la activa agenda del mandatario electo Fernández, que actuó como presidente en funciones, con una diplomacia paralela. Propició los diálogos con los presidentes Manuel López Obrador de México, Martín Vizcarra de Perú y Abdo Benítez de Paraguay del que surgió el plan para dar asilo en México al presidente boliviano. También instruyó ayer a sus asesores, y a los legisladores del Parlasur Eduardo Valdés y Jorge Taiana, para que promuevan en Montevideo –sede del cuerpo regional– un comunicado contundente de rechazo al golpe contra Morales. Lo hicieron: a las pocas horas, se conoció el texto con el repudio “al golpe cívico militar en curso en Bolivia, así como la estrategia de violencia política extrema instrumentada por las milicias privadas con la complicidad de mandos militares y policiales contra integrantes del gobierno y sus familias”.
Alberto Fernández ya encontró también aliados en la Unión Europea para movilizar un apoyo internacional por Evo Morales. Le transmitió al premier francés Emmanuel Macron la grave situación de Bolivia y también le hizo llegar sus impresiones sobre Bolivia al primer ministro portugués Antonio Costa y al presidente de España, Pedro Sánchez.