Rosario Mancera Carrillo es colombiana, de Cali. Pero hace treinta años vive en Berlín. Y desde allí manda, en la tarde del miércoles, un audio de WhatsApp para reportar la situación que vive Alemania con la segunda ola del Covid. “Yo vivo en el barrio de Kreuzberg, donde hay también más extranjeros. Aquí en la primera fase de esta pandemia todo el mundo estaba asustado, pero no fue tan grave como lo que sí estoy viendo ahora. Yo trabajo en un geriátrico, en el que en marzo y abril no hubo ni un solo caso de corona. Pero ahora ya empezamos con varios contagios. Y lo peor de todo es que varias trabajadoras ya se infectaron, hasta hoy fueron once. Hay muchas señoras viejitas que vivían allí en la institución que debieron ir al hospital. Son casi 400 los ancianos que están alojados y a todos se les tuvo que hacer hisopado. Las cosas se han puesto un poco dramáticas, porque además el aislamiento está afectando muchísimo a los viejitos, que se deprimen porque no reciben visitas y eso empeora sus defensas”.
Respecto a las medidas anunciadas por Angela Merkel, “desde el lunes 2 de noviembre cerrarán bares y restaurantes por completo hasta fin de mes. Los comercios para seguir operando deben garantizar 10 metros cuadrados por cliente. Las guarderías y escuelas permanecerán abiertas y la Bundesliga jugará sin público”, informó DW.
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Mancera Carrillo señala: “La cuestión económica venía prevaleciendo este último tiempo, a los restaurantes les habían dejado que se abran hasta las seis de la mañana, porque muchos se venían quejando por lo de los cierres nocturnos. Pero ahora la cosa se complicó y se pusieron más firmes. Habrá medidas más duras, como en la primera ola. En general en toda Berlín la situación es muy seria. Ya la última semana habían activado alarmas, pidiendo usar el tapabocas en la calle que no era obligatorio y también la exigencia de uso en el transporte público. Si no lo hacemos hay multa de cincuenta euros. Aunque vi mucha gente que no le importaba y que no se controlaba tanto. Hay algunos que no guardan las distancias y habrás visto las protestas que surgieron. Ellos tienen otras teorías sobre el virus, o que no existe. Pero realmente la pregunta ante eso que dicen, es: ¿Y de dónde salen sino los muertos o por qué hay tanto infectado?”
La colombiana cuenta a El Ciudadano cómo están las cosas en estas horas: “Las autoridades piden que no se salga de vacaciones, porque yendo a otro sitio uno puede llevar el virus, también evitar reuniones familiares. Ojalá esto se acabe pronto, porque realmente la situación no es bonita. También vale la pena decir que el sistema para hacerse los exámenes de corona está colapsado, aunque dicen que los hospitales están funcionando bien, que hay capacidad”.
Los mensajes llegan en un castellano clarísimo, aunque después de tanto tiempo en suelo alemán, se mezclan los modismos caleños con la tonada teutona. Es que Rosario no ha cortado los vínculos con su país: “Estoy en Berlín hace treinta años. He hecho música esporádicamente, aunque últimamente tengo medio olvidada la actividad. Mi trabajo hoy es cuidar ancianos en apartamentos especialmente destinados a eso. Y me gusta estar en contacto acá con gente de mi tierra. En general coincidimos en estar preocupados por la situación que vive Colombia”.