Una multitudinaria audiencia se realizó ayer en Tribunales en el marco de la investigación por la muerte de Gerardo Escobar, el joven cuyo cuerpo apareció flotando en el río Paraná el 21 de agosto último, tras permanecer una semana desaparecido. En ella, como continuación de la imputativa desarrollada el lunes pasado –donde se enumeraron pruebas contra los acusados–, se analizó el planteo de la Defensoría Pública que patrocinó a la hermana de Escobar, la que pidió que la causa pase a la Justicia federal al entender que se trató de una desaparición forzada de persona, algo que fue rechazado por el juez provincial. También se discutió la medida cautelar sobre los cinco imputados: Cristian V., de 36 años sospechado de ser el autor del crimen; los también patovicas del boliche La Tienda José Luis C., de 34, César A., de 30, y a los empleados policiales Maximiliano A. y Luis Alberto N., ambos de 32. Estos últimos cuatro están acusados de encubrir el hecho.
Incompetencia
El titular del Servicio Público de la Defensa provincial, Gabriel Ganón, argumentó que el hecho presenta los requisitos típicos de la desaparición forzada de persona. Y detalló que intervino personal policial, que la familia recibió denuncias anónimas que daban cuenta de que Escobar permaneció detenido en una comisaría, y agregó que en la cuadra en la que está el boliche, Tucumán al 1100, había dos móviles policiales que no vieron nada. Refirió que uno de los policías imputados, cuando declaró en sede policial, ocultó su carácter de empleado provincial y también cuestionó al forense que realizó la autopsia. En ese sentido, afirmó que el médico prestó servicios en la Policía por 25 años, y requirió la declaración de incompetencia.
A su turno, la Fiscalía, a través de los funcionarios Marisol Fabbro, Rafael Coria y Miguel Moreno, sostuvo que Ganón no cuenta con legitimación para realizar dicha presentación y argumentó que, con la evidencia colectada, sería apresurado e irresponsable sostener que se trata de una desaparición forzada. Los fiscales indicaron además que la normativa actual dispone herramientas para que la víctima sea escuchada, como la constitución de querellante, y el Centro de Acceso a la Justicia (que depende del Ministerio de Justicia provincial). Sostuvieron que la existencia de dos policías en la causa no implica que actuaron institucionalmente y solicitaron el rechazo.
Por su parte, el juez Luis María Caterina admitió la presentación, aunque rechazó la incompetencia planteada, al entender que en este caso y hasta el momento no se determinó que existiera una organización tendiente a la concretar la desaparición de una persona, aunque sostuvo que habrá que ver la participación de los patrulleros a los que hizo alusión Ganón. Si bien resolvió el rechazo, lo hizo sin perjuicio de que se tome otra determinación ante el avance de la pesquisa.
Las palabras de los policías
Luego de un cuarto intermedio, Luis Alberto N. decidió declarar. Dijo que estaba haciendo un adicional en el boliche. Sostuvo que llegó cerca de las 2 y permaneció sentado en el hall de ingreso al local. Afirmó que fue una noche tranquila, y que en un momento Melina, la encargada, le dijo en tono de broma que le habían querido abrir el auto. El policía lloró cuando se refirió a su familia y al mal momento que estaba pasando, especialmente en la cárcel de Piñero, y concluyó que está involucrado “por estar en una planilla”.
A su turno, Maximiliano A., el otro uniformado que se encontraba con carpeta médica, afirmó que durante mucho tiempo hizo adicionales en el lugar, y que durante un episodio en la puerta del boliche le rompieron la rodilla. A partir de allí, afirmó que el dueño y la encargada lo ayudaban económicamente y, cuando estuvo mejor, comenzó a ir trabajar al boliche. Sostuvo que esa noche estaba en la puerta con Tarta (en referencia a otro imputado, José Luis C.). “Nos llamó la atención un muchacho abriendo los brazos en medio de la calle, tambaleándose, los autos lo esquivaban”. Y recordó que le dijo a su compañero: “A este loco lo van a levantar para arriba. En eso, se apoyó en un auto sobre el vidrio del conductor y el otro custodio le gritó y fue hacia el lugar, también otro seguridad y yo”. Sostuvo que vio a la víctima forcejear con la puerta e irse bastante rápido, tambaleando hacia calle Sarmiento. En eso llegó la encargada, le contó y lo ven a Cristian V. El policía dijo que le silbó a su compañero, pero éste no escuchó. “La encargada me dijo que lo busque (al patovica) y cuando llegué a la esquina no vi ni a Cristian ni a Tarta”, sostuvo, aunque refirió ver a Escobar subir, teniéndose los pantalones, y correr “por Sarmiento hacia el parque”.
El hombre agregó que luego salió un muchacho que preguntó por su amigo y Cristian V. le dijo: “Ya salió, estuvo haciendo cagadas, casi lo levanta un auto, quiso abrir un auto, se fue para el lado del parque”, a lo que el amigo le contestó: “Dejalo, siempre hace lo mismo, se pierde, se chupetea, ya va a aparecer” y se fue. Maximiliano A. sostuvo que esta fue una conversación que escuchó y que nunca le dijo a Cristian que vio irse a la víctima hacia el parque.
“Dejá de pegarle”
Luego de un cuarto intermedio se discutió la prisión preventiva. Allí la Fiscalía presentó nueva prueba que la defensa solicitó evaluar. Ellas consistieron en la declaración de las cuatro personas que salieron del boliche al unísono con Escobar. Los jóvenes, si bien ratificaron sus dichos, sumaron un dato trascendente. Sostuvieron que iban a subir a su vehículo estacionado por calle Tucumán cuando vieron a Escobar agachado y a un hombre robusto golpeándolo. Circunstancia en la que se acercó una mujer que gritó: “Dejá de pegarle que lo vas a matar”.
La fiscal Fabbro, con sus pares Coria y Moreno, sostuvieron que las imágenes fílmicas son la principal evidencia con la que cuenta la acusación e hicieron un recuento de imágenes donde se observa a Escobar salir del boliche, aproximadamente a las 5.45, con otras cuatro personas, hacia Tucumán y Sarmiento.
Luego Fabbro se refirió al video de una cámara particular de calle Tucumán, donde se observa a una persona que se esconde entre dos autos y luego a otra con similar fisonomía que Cristian V. que lo inmoviliza pisándole la mano, le pega dos trompadas, una patada y luego lo arrastra aparentemente desvanecido.
También hizo alusión a otra cámara del boliche donde, a las 5.56, Maximiliano A. le cuenta a Luis N. con ademanes que arrinconaron a alguien. En el relato, según reprodujo la fiscal, se agarraba la cabeza. Y luego, según expresó, se distingue a Cristian V. en la esquina haciendo señas con las manos.
Otro dato al que hicieron referencia los fiscales fue la autopsia. Afirmaron que a primera vista no hay lesiones, aunque no excluyeron la posibilidad. Fabbro sostuvo que el propio forense dijo que se extrajeron tejidos y que se podía determinar con estudios si hubo lesiones que a simple vista podrían ser productos de la putrefacción o hematomas.
Agregó que la mejor manera de esconder hematomas es tirar un cuerpo al río, según le refirió el forense, y agregó que si bien se determinó que el cuerpo no tenía fracturas, el profesional sostuvo que puede haber lesiones que ocasionen la muerte sin necesidad de que haya fracturas. Otras de las evidencias de cargo que citó fue el testimonio de Tony, amigo de Escobar, con quien fue a La Tienda. El joven mandó mensajes el día siguiente a la desaparición diciendo que fueran a la casa de Cristian V. a preguntar.
Otra paliza
Finalmente hizo mención a un testigo que no tiene vínculos con el caso, pero contó una experiencia que vivió el 18 de julio pasado cuando pasó por el lugar y fue atacado por patovicas del boliche que lo acusaron de romper el vidrio de un auto, mientras uno de ellos lo golpeaba. Finalmente logró zafar de la situación y correr. Los custodios lo siguieron y logró perderlos escondiéndose debajo de un auto. La Fiscalía concluyó solicitando la prisión preventiva.
A su turno las defensas, a cargo de Marcelo Piercecchi, Juan Ubiedo, Leopoldo Monteil y José Luis Giacometti, se opusieron a la pretensión, afirmaron que no está acreditada la causa de la muerte ni el modo en que se produjo y refirieron que no hay apariencia de delito en las conductas achacadas, pidieron la libertad y subsidiariamente algún tipo de morigeración a la prisión, lo que fue desechado por el juez, que dispuso la prisión preventiva sin plazo para los cinco imputados.