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Reclaman por violenta golpiza policial con descargas eléctricas

Tres muchachos, uno de sólo 15 años, aducen haber sufrido una brutal paliza tras su detención por el robo de un auto.

El sábado al mediodía los portales de noticias celebraban el accionar policial por la detención de tres muchachos que habían robado un vehículo esa misma madrugada en el macrocentro y fueron atrapados momentos después en barrio Ludueña por el GPS de un celular que quedó dentro del auto. Lo que no se dijo es que esos chicos adujeron haber recibido una feroz golpiza luego de ser reducidos en la vía pública, donde también dijeron haber sufrido descargas eléctricas a través de una picana portátil en mano de los uniformados. Tampoco trascendió que uno de ellos, de tan sólo 15 años, estuvo ocho horas en una comisaría y pese a las visibles lesiones que presentaba fue entregado a su madre con un informe favorable del médico policial. Las marcas en los rostros de los otros dos jóvenes de 19 años también pasaron “desapercibidas” en la audiencia imputativa que tuvo lugar el domingo, dijeron fuentes del caso.

Las torturas fueron denunciadas públicamente por el defensor general de Santa Fe, Gabriel Ganón, quien aseguró que la “existencia del paso de corriente a los detenidos” es una práctica habitual en la provincia, aunque los funcionarios del Ministerio de Seguridad “mientan” sobre el uso de picanas. “Su repetición en varios lugares de la provincia de Santa Fe nos hace pensar que o bien les provee el Ministerio de Seguridad estos elementos o el Ministerio de Seguridad tolera su utilización. No hay ninguna otra forma posible de interpretación”, acusó.

Ganón agregó que pasado el mediodía de ayer se presentó en el Ministerio Público de la Acusación con el chico de 15 años y su mamá para denunciar los apremios, pero que debió posponerlo porque “estaba cerrado”. También criticó que durante la audiencia del domingo la Fiscalía no actuó “de oficio” al ver a los dos imputados de 19 años “desfigurados” a golpes.

Por su parte, el secretario de Seguridad provincial, Gerardo Chaumont, desmintió de forma tajante en declaraciones radiales el uso de picanas por parte de la Policía de Santa Fe al referir, que “no tiene como dotación individual este tipo de armas”, y agregó que tampoco está contemplada su adquisición ni a corto ni a largo plazo, según dijo a LT8.

Robo

Según fuentes policiales, la noche del viernes, dos amigos de 22 años dejaron su Chevrolet Cruze estacionado en Riobamba al 1500. Alrededor de las 2.30 de la madrugada del sábado, cuando quisieron abordar el vehículo fueron abordados a punta de pistola por tres jóvenes que se llevaron el auto. Pero un celular iPhone con GPS en el interior del rodado les permitió hacer un seguimiento satelital. Efectivos del Comando Radioeléctrico los divisaron en Rioja y Francia e iniciaron una persecución que terminó en Junín y Felipe Moré, en barrio Ludueña.

Los chicos dijeron que fue en ese lugar donde los uniformados los redujeron en el piso y formaron una ronda alrededor para propinarles golpes, patadas y descargas eléctricas.

Luego fueron trasladados a la seccional 5a, que tiene jurisdicción en la zona del robo, y más tarde al penal de la comisaría 4º, de La Paz al 400.

Una fuente judicial dijo que Nicolás, el chico de 15 años, fue el que más golpes recibió, además de estar detenido más de ocho horas en una seccional violando todas las normas internacionales sobre los derechos del niño, ya que por su corta edad es inimputable.

Cuando fue entregado a su madre, la mujer lo vio tan lesionado y dolorido que lo llevó a la guardia del hospital Alberdi, a las 21 del sábado, donde le hicieron cinco placas radiográficas de la cabeza, ya que además de los golpes el chico tenía heridas en el cuero cabelludo que podrían tratarse de descargas eléctricas. No obstante, el médico policial que debió constatar el estado de salud del adolescente sólo informó lesiones superficiales en el rostro y distintas partes del cuerpo. Los otros dos jóvenes fueron imputados y quedaron detenidos en una audiencia celebrada el domingo que presidió la jueza Marcela Canavesio, quien les dictó prisión preventiva.

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