Una imponente movilización encabezada por la familia de Nahuel Enzo Ciarroca, el joven de 28 años asesinado el lunes pasado durante un robo en Dorrego y Amenábar, arrancó ayer a la tarde desde esa misma esquina y se desplazó al grito de “justicia” por distintas instituciones de la ciudad hasta llegar a la puerta de Gobernación donde ya entrada la noche fueron recibidos por el ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro. La marcha, que congregó a unas mil personas, estaba programada desde el miércoles y no se suspendió pese a que ayer al mediodía fue detenido el principal sospechoso del crimen, un joven de 22 años de nacionalidad peruana.
A las 19 de ayer, cientos de personas comenzaron a juntarse en la esquina de Dorrego y Amenábar, donde el lunes pasado Nahuel recibió un tiro letal en la axila por parte de otro muchacho que le robó el celular. El crimen ocurrió a una cuadra de la casa de sus padres a los que había ido a visitar. La situación en la que murió Nahuel causó una gran conmoción no sólo en el barrio sino en la sociedad entera, y eso se vio reflejado anoche con vecinos de distintos zonas que participaron de la movilización.
Con una entereza inquebrantable, Lucas, de 23 años y hermano de Nahuel, fue quien habló con la prensa mientras a su alrededor todo era abrazos y llantos. “Esto no es solamente la marcha por mi hermano. Todos somos Nahuel, todos somos Fabricio (en referencia a Zulatto). Esto es más que nada para que la gente tome conciencia de que en un momento así hay que unirse. Basta. No se puede más seguir cada uno por su lado”, dijo el joven estudiante de comedia musical al tiempo que llamó a la sociedad a comprometerse: “Las madres que pierden hijos tienen que juntarse. Tienen que unirse, no tiene que ser todo por separado. Los hijos tienen que concientizar a sus padres de que tienen que ir a las marchas, no se puede seguir más con toda esta indiferencia”.
Sobre la detención de un sospechoso horas antes de la marcha, Lucas dijo que le llevó tranquilidad a su familia porque “a pesar de que no se puede hacer más nada respecto a mi hermano, al menos una persona va a terminar en la cárcel”. Sobre la gran convocatoria de la movilización resumió: “Te da una fortaleza impresionante. No es lo mismo pasar un dolor solo que acompañado por un montón de personas que por ahí ni conocés. Me da alegría que el pueblo se levante”.
La marcha se desplazó desde el punto de encuentro por calle Amenábar hasta Italia y de ahí rumbo a Pellegrini, donde había otro punto de concentración organizado por amigos de Nahuel. En le camino se vivieron momentos de tensión al pasar por la puerta de la seccional 5ª, en Italia al 2300, cuando cientos de personas gritaron “corruptos”, “asesinos” y “cómplices”, entre otros insultos, a las autoridades policiales. Una vez en la avenida se vivió un momento emotivo cuando se unieron las dos marchas. Nadie habló, sólo se intensificaron los abrazos y llantos junto a pancartas de textos breves: “Todos somos Nahuel”, “Ni uno menos”, “Justicia”.
Luego, la marcha dobló por avenida Pellegrini y se detuvo en la puerta de los tribunales provinciales, donde se entonó el himno nacional, acompañado por bocinas de vehículos y aplausos. De ahí retomaron calle Dorrego hasta la sede de Gobernación, donde la familia de Nahuel fue recibida por el ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro.
Al acusado se pudo llegar con pocos datos ya que en un comienzo resultó complejo porque no había testigos presenciales, solo vecinos que escucharon las súplicas de la víctima y vieron a cuatro personas huir en dos motos de la escena del crimen. Las grabaciones de las cámaras de seguridad no eran claras; no daban precisiones del hecho. Sin embargo lograron dar con el sospechoso.
Un celular, la clave
Según explicó el fiscal Rafael Coria, que tiene a su cargo la investigación de caso, en un primer procedimiento le incautaron el celular a un muchacho, que vive cerca de la esquina de Dorrego y Amenábar, en el que encontraron un mensaje en el cual un contacto le contaba que había “luqueado” un celular y le preguntaba a su interlocutor si no había escuchado los “cuetazos”. Junto al texto le había mandado una foto suya, en la que se ve al ladrón tirado en una cama.
El dueño del teléfono secuestrado fue demorado para que no entorpezca la investigación y desde el Ministerio Público de la Acusación se elevó a la Justicia un pedido de allanamiento para revisar otra casa en busca de más pruebas. Este segundo procedimiento dio pie a un tercero que, tuvo lugar en la vivienda de hombre de la campera blanca.
Allí, con la colaboración de uniformados de la PDI, Coria incautó la funda de un teléfono —similar a la que tenía el teléfono de Nahuel— y un somier, igual al que aparecía en la foto del hombre que aseguró haberle robado y disparado a la víctima. El asaltante no estaba en el lugar.
Pasado el mediodía de ayer, efectivos de la PDI buscaban a la novia del sospechoso, una joven llamada Florencia que según datos de calle trabajaba en la verdulería de su padre ubicada de barrio Echesortu. Y fue la clave para la detención del sospechoso.
Los policías encontraron a la chica, de 19 años, en inmediaciones de su vivienda ubicada en Mendoza al 3800. La muchacha estaba en la calle y la Policía la interrogó sobre su novio. Ella, en forma espontánea, les dijo que estaba en su casa, y les habilitó el acceso, sin saber la acusación que había en su contra, confió un jefe policial.
El joven, identificado como Aldair Edilson C.P., de 22 años y nacionalidad peruana fue arrestado en el comedor de la casa de su novia, con la que salía hacía dos años, dijo un investigador que aclaró que en esa casa también vivía el padre de la chica. El pesquisa agregó que en el domicilio secuestraron una docena de celulares que al fiscal de la causa, Rafael Coria, le pareció de interés para la investigación.