Mientras los economistas y las consultoras privadas esperan para este año una inflación que se ubique entre 25 por ciento y 30 por ciento, los reclamos salariales de los principales gremios del país ya se colocan por encima de esos números. Antes de que se abran las paritarias el mes pasado, los pedidos de ajuste de sueldos se manejaban en los sindicatos en alrededor de 20 por ciento para todo el año, como techo. La semana pasada, el titular del gremio de los trabajadores de la alimentación, Rodolfo Daer, rechazó una oferta de las empresas de aumentos de casi 30 por ciento y exige que para los menores sueldos llegué a 50 por ciento.
Así, quedó atrás ya la promesa que el titular de la CGT le hizo al matrimonio Kirchner en relación con los pedidos que serían apoyados por esa central sindical inferiores a 20 por ciento, y prospera la idea del camionero de tener en cuenta “la inflación del supermercado” para llevar a las negociaciones. Hay ya antecedentes: los bancarios de Juan José Zanola lograron 22 por ciento y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Antonio Caló llegó a 26,5 por ciento. Este último acuerdo involucra nada menos que a 250 mil trabajadores del país.
Otro pedido que llega al 50 por ciento de aumento salarial, como el de Daer, fue el de Armando Cavalieri para los empleados de comercio, a pocos días de iniciar su paritaria.
En el caso de la alimentación, la FTIA dispuso ya comenzar a tomar medidas de fuerza ante el fracaso de las negociaciones. Comenzarían con un paro de 4 horas por turno en las empresas de todo el país. Aunque las medidas serían más fuertes después, para las compañías del sector un paro de 4 horas es devastador porque la logística es muy minuciosa en esas firmas.
Desde la patronal aseguran que para negociar tomaron el modelo metalúrgico, dado que quien los representa es un sindicalista apoyado por el gobierno y por lo tanto el resultado de su negociación debería ser representativa. Así, propusieron un 15 por ciento de aumento y otro 10 por ciento hacia fin de año. Esto estaría sumado a un montó fijo que no llegaron a resolver. En cambio, el sindicato asegura que hubo un 17 por ciento ofertado en total, y no se llegó al nuevo mínimo que se esperaba en $ 3.200 mensuales (lo que equivale a más del 50 por ciento de incremento para los sueldos más bajo). Para el resto del personal el incremento rondaría el 35 por ciento.
Esta negociación se transforma en testigo porque muestra una situación por la que aparecen muchos sectores de la economía. Por un lado, las empresas tuvieron el año pasado y proyectan tener en este, mayores ganancias. Por el otro, hay un exceso por parte de los grandes sindicatos de tener un mayor protagonismo ya que se está dando la aparición de centros gremiales de izquierda con fuerte presencia en algunos rubros, como el alimenticio. Esto quita poder a los grandes sindicatos, que temen se repita el caso Kraft. La posición de la CTA es fuerte en este sector, y en algunas empresas la Corriente Clasista y Combativa, más intransigente, gana lugar.
En el ministerio de Trabajo, comandado por Carlos Tomada, se espera que aún con una sobreactuación de algunos gremios, el año culmine con negociaciones similares a las del año pasado. En 2009 hubo casi 950 convenios de empresas con aumentos escalonados y sumas no remunerativas. Otros 400 se firmaron según la actividad.