Un policía de 38 años que trabaja en la capital provincial y tenía pedido de captura se convirtió esta semana en el segundo uniformado tras las rejas en el marco de una investigación por comercialización de drogas del juez federal de Reconquista, Aldo Alurralde, quien sospecha que ambos proveían de estupefacientes a un vendedor del norte provincial y a la vez brindaban protección a bocas de expendio en la ciudad de Santa Fe.
Alurralde había pedido la detención a Gustavo Miguel “Pelado” Gribaldo, quien finalmente se presentó el martes pasado ante el tribunal en Reconquista en la investigación que ya tenía preso a otro policía, Walter Ariel “Gordo” Bustos, desde seis días antes. Ambos, junto con un sindicado vendedor, Carlos “Anteojito” Arce, están acusados de comercio de estupefacientes, doblemente agravado por la condición de policías y por la cantidad de personas. Gordo y Anteojito fueron apresados por la Policía Federal en el barrio San Martín de la capital provincial mientras transaban 300 gramos de cocaína en un Fiat Uno propiedad del policía. En otro auto, en el que se movilizaban los santotomesinos Anteojito y su pareja, Romina Sánchez, fueron incautados 30 mil pesos que supuestamente eran para pagar la mercadería. Tras el arresto de Gordo, la Federal allanó su vivienda y se incautó de otros 200 gramos de la misma droga.
El caso, que lleva adelante la fiscal federal Viviana Bruno, se inició con escuchas telefónicas en 2014, precisó la propia funcionaria al sitio reconquistahoy.com. Y añadió: “Gustavo Gribaldo es el que consigue la droga y se la entrega a Bustos para que se distribuya a su clientela”, entre la que se encuentra Arce y su pareja, quien no está detenida porque está embarazada, dijo la fiscal. “Pagaban coimas para proteger los quiosquitos en Santa Fe”, refirió la funcionaria judicial sobre la actividad de los policías en la capital provincial.