La difteria es una enfermedad infecciosa que puede causar complicaciones graves e incluso la muerte, especialmente en niños. Se trata de una enfermedad bacteriana que se propaga de persona a persona a través de gotas respiratorias en el aire, y puede afectar la garganta, la nariz y otras partes del cuerpo. Aunque la difteria era una enfermedad común en el pasado, gracias a la vacunación, se ha logrado controlar su incidencia en muchos países.
Sin embargo, todavía existen lugares donde la dificultad para acceder a la vacuna y la falta de concienciación sobre su importancia hacen que la difteria sea un problema de salud pública. Una de las epidemias de difteria más conocidas fue la que ocurrió en Nome, Alaska, en el invierno de 1925, donde la única forma de llevar la vacuna a tiempo fue a través de un peligroso viaje en trineo donde participaron numerosos voluntarios.
Con el suministro de suero médico vital a punto de agotarse, las autoridades de la ciudad pidieron ayuda para transportar más suero desde Anchorage a Nome, a través de más de 1000 kilómetros de terreno helado y montañoso.
El musher Gunnar Kaasen fue uno de los que aceptó el desafío, y con Balto como perro líder del trineo en el último tramo, se embarcó en el viaje de relevos transportando el tratamiento y luchando contra las condiciones climáticas extremas para entregar el suero a la ciudad de Nome en una carrera a contrarreloj.
Balto nació en 1919 y falleció en 1933 con catorce años. Desde 1927, vivió en el zoológico de Cleveland, y tras su muerte por causas naturales, fue embalsamado y actualmente se encuentra expuesto en el Museo de Historia Natural de Cleveland, Ohio. Hasta la fecha, siempre se ha sostenido que Balto era un husky siberiano, pero un nuevo estudio genético desmonta definitivamente este argumento.
Genéticamente más saludable
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell ha publicado un reciente estudio en la prestigiosa revista Science tras extraer y analizar el ADN desde una pequeña muestra de piel disecada de Balto, para reconstruir su fenotipo y determinar sus conexiones genéticas con los perros modernos.
El estudio del genoma de Balto se realizó comparando su ADN con un conjunto de 682 genomas de perros y lobos modernos, así como una alineación de 240 genomas de mamíferos desarrollada por el Proyecto Zoonomia, una colaboración internacional que trata de estudiar el genoma de todos los mamíferos.
Los resultados han revelado que Balto se asemeja más a los perros de trineo de Alaska, presentando una alta diversidad genética y una menor carga de variantes genéticas potencialmente dañinas. Además, el análisis de su ADN demuestra que Balto tenía “ancestros relacionados con varias razas de perros vivas en la actualidad, incluyendo perros de trineo de Alaska, perros vietnamitas, perros de Groenlandia y mastines tibetanos”, señala la doctora Beth Shapiro, una de las autoras del proyecto.
Los investigadores también identificaron variantes de proteínas que alteran los genes relacionados con el desarrollo del tejido en Balto, lo que puede representar adaptaciones beneficiosas. Catherine Moon, una de las coautoras del estudio, explica en la nota de prensa que “Balto presentaba variantes en genes relacionados con el peso, la coordinación, la formación de las articulaciones y el grosor de la piel, lo que se esperaría de un perro criado para correr en aquel entorno».
Usando el genoma de Balto, han podido reconstruir su apariencia física, incluyendo el color de su pelaje, con más detalle y exactitud del que las fotografías históricas, en blanco y negro, permiten intuir.
En conclusión, que Balto no solo no era un husky siberiano, sino que su mestizaje favoreció que fuera más sano y que estuviera mejor equipado, genéticamente hablando, para prosperar en su entorno. Este estudio ha proporcionado información valiosa sobre la historia genética de los perros de trineo y ha desmontado la idea errónea de que Balto era un husky siberiano.
Vanessa M. Clavijo- 20 minutos.es