El cementerio La Piedad padeció otro episodio de vandalismo, con un robo de placas de bronce y mármol sin precedentes en la historia de esa necrópolis municipal. Durante la noche, ladrones entraron en el lugar y destruyeron numerosas tapas de nichos y arrancaron incontables placas mortuorias: estiman un botín de 2000 kilos de bronce robos. Los trabajadores denuncian que padecieron robos consecutivos de materiales, herramientas y daños producto del vandalismo en el cuarto de sepultureros, y anunciaron que no habrá ni atención al público ni trámites administrativos en el lugar, mas las puertas permanecerán abiertas para los que busquen ingresar.
«Ya venimos hace meses con episodios de inseguridad y de robos. Esta semana, hace desde el comienzo de semana que sistemáticamente todos las noches, pero todas las noches entran», contó a El Ciudadano Pablo Montaña, representante sindical de los trabajadores del cementerio. Según su testimonio, el nivel de daño alcanza a gran parte de las instalaciones de La Piedad: «No quiero decir total, pero es mucho el daño que se hizo. Arrancaron las tapas de mármol, las estallaron contra el piso para sacar la placa, y lo que no se llevaron lo rompen todo, destruyen lo que hay en el paso». Pero lo peor, según Montaña, es lo cotidiano de las entraderas de quienes se dedican a saquear y derruir el cementerio.
«La cantidad de cosas que se han robado es impresionante, entre las placas vandalizadas y recuperadas, más todo el destrozo. Teníamos en un depósito bolsas de arpillera con todas placas». Los trabajadores calcularon que cada bolsa que tenían almacenadas tenía cerca de 20 kilos en placas recuperadas del cementerio, por lo que entienden que el botín obtenido ronda los 2000 kilos de metal: «A lo de las bolsas esas hay que sumarle el resto de las otras placas que no han sido encontradas por los restauradores y que ya fueron robadas».
Montaña no supo estimar un número aproximado de señales de bronce que fueron extraídas ni de la cantidad de sepulturas profanadas: «Hay galerías de punta a punta al piso completo destruidas», lamentó el trabajador.
El delegado relató que a lo largo de la semana, numerosas personas se metieron al cementerio para robar una losa, las herramientas y parte de la indumentaria de trabajo de los sepultureros, detrozaron la vegetación y hasta se llevaron los motores del aire acondicionado de la oficina de los trabajadores, los cuales se encontraban instalados en el techo de la misma.
Protegidos por fantasmas
Los trabajadores del cementerio señalan que reciben amenazas de personas que ingresan desde el lado de calle Perú, donde está en tratativas la instalación de un muro que hará más difícil el ingreso, pero Montaña advirtió que también debieron bloquear y tapar ventanas desde el cementerio israelita, pero nada parece ser suficiente: «Se han tapado ventanales en altura porque se descolgaban por ahí y bajaban por sogas. Se trabaja, se intenta ir con el paliativo, viste tratando de hacer una fortaleza porque ya no sabes qué hacer, pero si no tenemos una seguridad, una policía que por lo menos recorra por la noche, no hay nadie».
El delegado contó a El Ciudadano que actualmente, y por lo que resta de la jornada, los trabajadores del espacio dejaron de brindar atención al público, no se están llevando adelante trámites administrativos de ninguna clase y que, si bien se están recibiendo a los finados para la preparación del sepelio en los nichos depósito.
“Estamos en la misma situación que el resto de la ciudad”, polemizó Montaña, señalando el desamparo con el que realizan sus tareas diarias los sepultureros y el personal de limpieza en el cementerio, y agregó: “El cementerio es referido como un lugar sagrado, de descanso final. Hoy el cementerio ya no es un lugar de paz”.
“Es muy feo trabajar en este contexto. Tener que pasar por estas situaciones, exponiendo a las personas que las roben o las amenacen personas que se aparecen por los pasillos del cementerio y que, si los trabajadores los quieren detener para interrumpir un robo, son amenazados de que van a volver, que los van a cagar a tiros. No se puede trabajar así”, sentenció Montaña.
Quién compra lo robado
El intendente Pablo Javkin señaló este viernes en medio del lanzamiento de la Agencia local de prevención y abordajes de consumos problemáticos que en las últimas horas se produjo la detención de un hombre portando varios elementos de bronce sustraídos en el cementerio La Piedad y denunció que el aumento de robos de bajadas de luz en espacios públicos y de material de bronce es «intensísimo».
Destacó que el problema mayor «es quién compra lo robado, que es quien incentiva a que esto suceda» . Y remarcó: «Acá hay alguien que está comprando», para luego considerar necesario insistir sobre el funcionamiento de las chatarrerías.
También aseguró que se están investigando las circunstancias del robo al cementerio municipal: “Coincidió con una ausencia de auxiliares contratados esto formará parte de la investigación”.