A Pichón se lo podría recordar en cualquier rincón de Rosario. En los espacios verdes que cuidaba de mañana para la dirección de Parques y Paseos. En la escuela nocturna donde terminaba la primaria, en el Gigante de Arroyito, por su amor a Central, en el Sindicato Municipal al que estaba afiliado o en cada esquina de barrio Alvear, donde dio sus primeros pasos. Pero ayer se decidió recordarlo frente a los Tribunales federales porque es allí donde parece olvidado. A dos años de su muerte y con los cinco acusador en libertad (dos policías y tres patovicas), sus familiares y abogados denunciaron que la causa judicial está estancada y que aún no se realizaron las pericias clave pese a estar frente a un caso de desaparición forzada de persona.
Bajo la consigna “24 meses sin Pichón: teniendo memoria, queriendo verdad, exigiendo justicia”, la Multisectorial por Gerardo Escobar realizó un emotivo festival frente a las puertas cerradas del palacio de Justicia. Sobre el cantero central de bulevar Oroño al 900 montaron un escenario por el que pasaron las personas cercanas a Pichón y familiares de otras víctimas de violencia institucional. Todos lo recordaron con la misma insistencia que reclamaron a funcionarios judiciales y políticos que se comprometan a esclarecer su asesinato.
El festival arrancó con la lectura de un documento en el que Luciana Escobar, su hermana, recordó la “interminable semana de búsqueda” que padeció con la desaparición de Pichón y se solidarizó con la familia de Santiago Maldonado, quien permanece desaparecido desde el 1º de agosto pasado, cuando la Gendarmería Nacional reprimió una protesta de la comunidad Mapuche en Chubut. “Cómo no sentir lo mismo cada vez que alguien desaparece abruptamente en manos de las fuerzas de seguridad”, dijo Luciana que mencionó a Julio López, Franco Casco, María de los Ángeles Paris y Luciano Arruga.
“Siempre debemos escuchar las mismas historias: testigos que mienten, pistas falsas y ocultamiento de pruebas que llevan a encubrir a los responsables de estas muertes en manos de policías y gendarmes”, dijo Luciana. Después, mientras Martín Carballo tocaba una canción que le compuso a Gerardo, se plantaron 24 plantines en el cantero, uno por cada mes sin Pichón. “Lo recordamos de manera nostálgica a la vez, era su manera de adornar esta ciudad, con flores”, dijo Luciana.
Ana, la maestra de Pichón, lo recordó y mencionó que las escuelas no logran escapar a la tragedia que viven los jóvenes que son asesinados. Una de sus alumnas, que cursaba séptimo grado con Gerardo, dijo que quería compartir lo maravilloso que era. “Estaba lleno de sueños, era un chico trabajador y con un futuro proyectado. Quería terminar sus estudios porque no había tenido la posibilidad cuando fue niño. Su futuro desapareció con él”. Otro de sus compañeros propuso que cada 24 de septiembre, cuando era su cumpleaños, se celebre el día el estudiante adulto.
También se escuchó a la mamá de Alejandro Ponce (apareció ahogado a la altura de los silos Davis y en un oscuro accionar policial, donde testigos dijeron ver cuando los uniformados le arrojaron piedras hasta hundirlo); a la mamá de Brando Cardozo, un pibe de 16 años que murió hace 19 meses de un balazo policial en las celebraciones de año nuevo; y el hermano de Emanuel Medina, acribillado a tiros el pasado 23 de junio junto a David Campos en una irracional persecución policial.
Familiares de los siete internos que murieron calcinados en la Pergamino en marzo pasado, participaron también del acto de ayer y coincidieron en que cada vez que hay policías involucrados las investigaciones judiciales tienden a encubrirlos.
Gerardo Pichón Escobar desapareció la madrugada del 14 de agosto de 2015. Fue visto por última vez en el after La Tienda, de Tucumán y Sarmiento, donde una cámara de seguridad lo captó siendo golpeado por un patovica. Su cuerpo apareció flotando en el río Paraná, a la altura del Parque España, una semana después. La causa comenzó a ser investigada por la justicia provincial y luego pasó a la federal como desaparición forzada de persona, con cinco detenidos. El juez Marcelo Bailaque los sobreseyó, les devolvió la libertad y se apartó de la pesquisa. La Cámara de Apelaciones revocó esa decisión con falta de mérito, quedando abierta la posibilidad de que los acusados puedan ser juzgados. Pero desde entonces la causa está estancada, según denunciaron. “El cuerpo de Pichón está enterrado sin la cabeza”, dijo ayer uno de los abogados de la querella. Así se refirió a las pericias que faltan realizar con el riesgo que la excesiva demora deteriore la prueba. También están pendientes las pericias telefónicas, tanto en el celular de Pichón como en el de los policías y patovicas implicados.