Cientos de miles de opositores egipcios inundaron ayer la plaza Tahrir y otros puntos neurálgicos del país para pedir la renuncia del presidente Mohamed Mursi en su primer año en el poder, en una manifestación que al caer la noche se cobró su primer muerto.
Aunque a esa hora aún no se habían registrado masivos enfrentamientos o una represión como la de los últimos días, un ataque de desconocidos contra una protesta opositora en la ciudad de Beni Suef, al sur de El Cairo, dejó un muerto y 37 heridos, informó la policía. Según se explicó, el fallecido es un joven de 22 años que murió en el hospital por las heridas sufridas en el ataque.
En la capital egipcia, en tanto, se vivía la manifestación más importante desde las protestas de la llamada “Primavera Árabe” en 2011, que derrocaron al ex presidente Hosni Mubarak
Varias columnas convergieron en distintos barrios para dirigirse a la emblemática plaza Tahrir, encabezadas por personalidades del Frente de Salvación Nacional, principal coalición opositora, como los ex candidatos presidenciales Hamdeen Sabbahi y Mohamed ElBaradei.
Además, una multitud similar se concentró en una de las plazas principales de Alejandría, la segunda ciudad más importante del país y el escenario de los enfrentamientos y la represión del viernes pasado que dejaron cuatro muertos.
Aunque miles de personas llegaron de todo el país para sumarse a la protesta en El Cairo, se registraron marchas y manifestaciones en al menos otras veinte ciudades egipcias, como Luxor y Port Said.
En tanto, en un intento por contrarrestar al movimiento opositor, miles de simpatizantes del presidente Mursi y del movimiento islámico al que pertenece, los Hermanos Musulmanes, se concentraron en la otra punta de la capital, en Ciudad Nasser, pero su manifestación quedó opacada por las mareas humanas que inundaron la plaza Tahrir.
En ese lugar, al grito “¡Vete! ¡Vete!”, los opositores a Mursi cerraron las calles circundantes con barras de metal, sacos de arena y carteles que advertían: “Prohibido el acceso a los Hermanos Musulmanes”.
Los opositores, representantes de un amplio espectro ideológico, reclaman la renuncia del presidente, al que acusan de querer islamizar al país y de dar poder a los Hermanos Musulmanes para actuar con los mismos métodos autoritarios que su antecesor.
El momento culminante de la manifestación opositora se vivirá cuando los líderes del movimiento Tamarod (Rebelión) presenten oficialmente las 22 millones de firmas que aseguran que juntaron en todo el país para demandar la renuncia de Mursi.
De confirmarse esa cantidad de firmas, se trataría de un número muy superior a los 13,2 millones de votos que el presidente egipcio obtuvo en las urnas el año pasado.
Pero Mursi volvió a rechazar ayer la posibilidad de renunciar.
“Si cambiamos a alguien que fue elegido según la legitimidad constitucional, habría gente que se opondría a ese nuevo presidente y una semana o un mes después pedirían su dimisión”, aseguró en una entrevista con el diario británico The Guardian publicada ayer.
El mandatario egipcio, quien siguió muy atento las protestas desde un palacio alejado de la plaza Tahrir, también acusó al “antiguo régimen” de financiar e impulsar las manifestaciones opositoras con dinero “que consiguieron a través de la corrupción”.