Diario El Ciudadano.
La jornada de hoy tendrá un condimento de recuerdo y homenaje que sonará a 2×4, ya que se cumplen 75 años de a muerte del llamado Zorzal Criollo, Carlos Gardel. Será así que distintas regiones del país, sobre todo Buenos Aires, brindarán sentido homenaje a quien supo convertirse en el principal representante del tango argentino.
En el Museo Carlos Gardel (Buenos Aires), los cantores populares Esteban Riera, Javier Cardenal Domínguez y la agrupación Otros Aires participarán, esta noche, de un concierto en el que repasarán parte de la discografía del Zorzal. También será inaugurada la exposición La muerte de Carlos Gardel y se realizará el cierre de la muestra Volver a Gardel –Pinturas de Saide Yamila Abdala– con entrada gratuita y la coordinación de Rody Groppo y Carola Sánchez.
Además, según informaron ayer miembros de la Legislatura porteña, una plazoleta del barrio Puerto Madero, cuyas calles son en su mayoría nombres de mujeres argentinas, será bautizada como Berthe Gardés, nombre de quien fuera la madre de Gardel.
El proyecto fue presentado por los legisladores Oscar Moscariello, Sergio Abrevaya y Julio Raffo, en el marco del homenaje que proyecta la Legislatura porteña al aniversario de la muerte de Gardel, de cuyo nacimiento también se cumplen en diciembre 120 años.
En Rosario el cantautor local Alejandro Bogado llevará adelante un encuentro que se desarrollará, a partir de las 19 y con entrada libre y gratuita, en el Distrito Centro de la ciudad (Wheelright 1486). Acompañado por los músicos Horacio Ludueña e Iris Santarelli, Bogado interpretará los tangos “El día que me quieras”, “Canchero”, “Melodía de arrabal”, “Anclao en parís”, “Callejera” y “Amores de estudiantes”, entre otros.
Charles Romuald Gardés, rebautizado luego Carlos Gardel, nació el 11 de diciembre de 1890 en la maternidad del hospital Saint Joseph de la Grave en la ciudad francesa de Toulouse, según consta en su acta de nacimiento.
Gardel y su madre Berta Gardés emigraron en 1893 a Buenos Aires, donde Gardel cursó la primaria en el colegio salesiano para emigrar en 1905 a Montevideo y volver a Buenos Aires en 1910 para radicarse en el barrio del Abasto, dedicado ya al canto.
A lo largo de su carrera Gardel compuso temas como “Golondrinas”, “Melodía de arrabal”, “Mi Buenos Aires querido”, “Volver” y “Por una cabeza”, que lo trasformaron en el principal exponente del género y orgullo y ejemplo para quienes posteriormente se dedicaron al mismo.
En abril de 1935 el Zorzal emprendió una fatídica gira, programada para ir por Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curaçao, Colombia, Panamá, Cuba y México, pero el destino impidió que esta se completara.
El 24 de junio de 1935 Carlos Gardel, junto con Alfredo Le Pera y algunos de sus músicos, entre ellos el Indio Aguilar, fallecieron tras el choque de dos aeroplanos a punto de despegar sobre la pista del aeropuerto Olaya Herrera de la ciudad de Medellín (Colombia).
Distantes y cercanos Proveniente de un género muy distante hoy también se recuerda, aunque sin ningún acto, a la figura del cordobés Rodrigo Bueno.
El artista, que encantó a partir de un carisma que paseó sin pausa por la fauna mediática tras alcanzar el éxito masivo, murió el mismo día que Carlos Gardel pero 65 años después.
Pero y a diferencia del Zorzal, el fervor con el que se recordaba a este cuartetero cordobés parece apagarse al cumplirse una década del trágico accidente automovilístico que en ese momento lo erigió en mito.
Tras varios años de trabajo en la música y una decena de álbumes editados, Rodrigo llegó al éxito masivo y logró trascender ampliamente las fronteras del género musical en el que se desarrolló.
“El cuarteto fue muy marginado por los militares y me encanta defenderlo aunque yo no sea el Che Guevara, como también me encanta que tenga su lugar en revista Gente porque eso significa que con el cuarteto pude ganarle a la cumbia”, opinó
Rodrigo antes de la imponente serie de conciertos que ofreció en el estadio porteño Luna Park. Pese a su pose bohemia, más cercana a los desplantes del mundo del rock que a la estética bailantera, Rodrigo también expresó con claridad cuál era su sitio de pertenencia.
A su manera y desde un peculiar estilo artístico, el creador peleó por dignificar los aires de una música popular que desde mediados de los 90 comenzó a estar vinculada a la cumbia y los ritmos tropicales.
En la citada conversación, el Potro había precisado:”Así como nunca estuve en la bailanta, para acercarme al rock me falta mucho porque tampoco tengo ganas. Soy consumidor de rocanrol pero no soy un exponente de eso y es muy feo ver una guitarra eléctrica en manos de alguien que no la sepa tocar aunque tenga la plata para comprarla».
En una desgraciada madrugada, tras un recital en el boliche Escándalo, de la localidad bonaerense de City Bell, encontró la muerte sobre la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de Berazategui.
El accidente, en el que también perdió la vida el actor Fernando Olmedo (hijo del genial artista rosarino Alberto Olmedo), precipitó una oleada de devoción popular que Rodrigo Bueno venía sembrando a ritmo de cuarteto.
La noticia corrió con rapidez, generando dolor entre una multitudinaria legión de fanáticos de todo el país que se hicieron tiempo y lugar para despedirlo masivamente, condimentos del final de una figura que alcanzó estatura de fenómeno que se propaga en el tiempo.