“El mundo de las redes sociales es como el de la Medicina, hay que actualizarse todo el tiempo”, dijo Marcela Cabrera (@holamarceok) a El Ciudadano y tiene razón. Cuando uno, que no es especialista en la materia se está acostumbrando a una función en alguna de ellas, de repente aparecen íconos nuevos, funciones nuevas o bien las cambian de lugar para atentar con la salud mental de los usuarios. Lo bueno que tiene Marcela es que, a pesar de las complicaciones que tienen las redes, explica todo con claridad (actitud que también se le agradece a algunos médicos cuando dejan el tecnicismo de lado). Lo concreto es que Cabrera, a sus 50 años, confirma ante el mundo que nunca es tarde para sumergirse en el mundo de las redes sociales, asegura que cada emprendimiento debe estar por lo menos en una de ellas para tener una mayor llegada al público dirigido y que “no todos deben saber de todo”, experiencia con la que se encontró a lo largo de estos años de charlas, seminarios y hasta consultas que le hicieron grandes empresas (incluso algunas muy famosas de automóviles) en las que no habían pensando en redes sociales para seguir comunicando sobre sus productos. “A veces no te cae la ficha, pero las redes llegaron para quedarse un buen rato. Cada uno analizará su experiencia, están los que tienen una cuenta sólo para las fotos en San Clemente, otros que las usan para ofrecer sus productos o servicios y también están los que van más lejos y se suman las tiendas nube, donde cientos de pequeñas empresas muestran sus productos y la gente puede adquirirlos desde cualquier punto del país”, resumió.
Desde los 18 años trabajó en varias radios de la ciudad en cuanto a producción y publicidad, incluso llegó a varias emisoras de Buenos Aires y hasta se casó con un trabajador de los medios. Mientras él sigue con su productora de audio, ella descubrió que “la comunicación va por otro lado, que la manera de comunicar es totalmente distinta y la gente consume información de todo tipo”, entonces decidió alejarse de los medios tradicionales y se avocó a armar su propia agencia de comunicación digital y comenzó su amor, su pasión por este nuevo mundo. “Vengo de un medio analógico y estoy convencida de que no hay edad para empezar de nuevo. Acá importa la actitud y hoy trabajo con empresas y profesionales del país. Eso si, como con muchos emprendimientos, hubo un antes y un después durante la pandemia, donde las redes sociales fueron una puerta al mundo al que no se podía salir”, confió.
“La pandemia impulsó exponencialmente a los que nos encargamos de los negocios digitales, y también a los vecinos que de golpe y porrazo nunca le prestaron atención a las redes sociales y se negaba a abrirse una cuenta y ante ese contexto no quedó otra que mostrarse, que vender a través de las redes sociales y digitalizar un servicio. Es más, me llamó mucho la atención que tras la pandemia pensé que íbamos a volver al mismo estadío, pero la gente siguió consumiendo redes, comprando online, se adaptó a ese modelo de consumir a través de las pantallas, que es algo q sigue creciendo día a día”, analizó.
Todo a sólo un click
En medio del nuevo tipo de comunicación, hay que reconocer los beneficios que ésta pueda traer, más allá del prejuicio de que las pantallas pueden ser las nuevas “cajas bobas” de este siglo. Sobre ello, Marcela Cabrera sostuvo: “Siempre digo que la mayoría de nosotros no se da cuenta de lo importante del momento que estamos viviendo, a la posibilidad de un click tener información sobre lo que se desee, desde hacer un budín económico o uno gourmet hasta estudiar chino o conocer cómo funciona el sistema solar o leer el libro que quieras en la pantalla. Yo recuerdo que cuando estudiaba me tenía que ir por horas a la Biblioteca Argentina, para poder estudiar” y enfatizó: “Soy una defensora de las herramientas que tenemos, hay que saber usarlas. Pero es maravilloso cómo a través de las redes sociales cualquier persona puede mostrar su negocio, sea Coca Cola o quien empezó a vender lemon pie. Las redes muestra a todos por igual, aunque hay que ver qué hace cada uno con su red social, puede que la transforme en algo que corresponde, con contenido que no le interese a nadie, entonces quedará ahí, sin moverse ni conocerse”.
El bendito algoritmo
Marcela explicó en pocas palabras que el algoritmo al que tantos honores se le rinden en la comunicación digital ya que es por donde pasará toda la información que le interesa a uno, o bien la que le interesa al otro y en ese caudal puede estar nuestro comercio o emprendimiento, “se basa simplemente en lo que vos consumís, sean productos, viajes, publicidades de algún tipo o bien perfiles de frases motivadoras o memes. Por eso tenes en Netflix, las búsquedas de Google o redes sociales temas, sugerencias y publicidades de lo que has consumido”. Además, remarcó que hoy, para que un perfil “sea considerado importante en este mundo digital” debe captar la atención de alguien “durante tan sólo tres segundos”. “Así es la brevedad de estos tiempos, por eso en redes no se suelen usar textos largos, o videos extensos. Si ya te tuvieron viendo su material por tres segundos, listo, les sumaste”, describió.
Además, al ser experta en neuroventas, explicó que antes se contactaba al cliente golpeando su puerta, llamándolo o escribiéndole un mail. Ahora es el cliente el que te busca, porque ya está informado, sabe lo que quiere y te busca para que le des lo mejor de eso. “Las neuroventas son análisis de las reacciones del cerebro con los consumidores, el cliente de ahora no sólo esta informado sino que también opina, participa y tiene un contacto directo con la marca, porque las marcas están en redes sociales. Es decir, participa activamente con Fibertel enviando un mensaje quejándose por el monto de la factura o tirando alguna idea a un espacio que vende accesorios que hacen tu vida más fácil”.
Sin límites de edad
“En mis cursos y talleres he tenido personas grandes, muchos de 60 y hasta de 80 años. Incluso tengo a mi tía que a sus 70 años no quería saber nada con «el telefonito», pero con la pandemia y la obligación de estar comunicados, sus hijos le abrieron una cuenta en Instagram, luego activó el homebanking y ahora nos manda por Whatsapp videitos de Tik Tok que le gustaron. La tecnología nos atraviesa a todos, te lleves un poco bien o no, y cada una tiene su público, en Twitter no vas a ver gente vendiendo tortas, pero sí a muchos opinando, en Tik Tok vas a ver videos de gente joven y en materia comercial videos de pilcherías para chicos jóvenes, pero si tenés una boutique va a ser mejor que abras un perfil en Facebook, porque ahí se quedó la mayor parte del público mayor, a lo sumo una también en Instagram y ya tenés tu combo. Cada espacio tiene su público y tenemos que saberlo para aprovecharlo bien si queremos dar a conocer nuestro emprendimiento”.
Y sugirió: “Cuando tenés un emprendimiento, debés establecer a quién te vas a dirigir. Si vas a vender un producto o servicio ver quién será tu consumidor y de ahí en mas empezar a analizar cosas que tienen que ver con la estrategia de la comunicación como son las redes y sobre lo que ofrecés, porque hoy, donde hay millones de personas mostrando lo mismo, hay que pensar cuál será tu valor agregado para que te elijan a vos y no a la competencia”.
En tanto, confió que todo lo que enseña en sus cursos o talleres tiene que ver con su propia experiencia, lo cual “no quita que otro colega tenga otros métodos y sean exitosos también”. “A mí me resulta estar al lado de la gente y escucharla, conocer qué necesita y ser empática, el otro no tiene por qué saber todo y tampoco hacerme la importante con palabras difíciles”, dijo y concluyó: “Hoy no estar en redes no es una opción, tenés que estar. Estadísticas y estudios de consultoras coinciden en que el 80% de las personas tiene una cuenta en red social. Hay que tener la cabeza abierta, ser una esponja y ver qué te sirve de cada espacio, de cada red social”.