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Reducir la jornada laboral puede ser «una poderosa herramienta» para bajar el desempleo

El debate, que llegará al Congreso en el corto plazo por iniciativa del Frente de Todos, ya generó cruces entre empresarios y sindicalistas

La reducción de la jornada laboral, que el Frente de Todos prevé impulsar en el Congreso en el corto plazo, puede ser «una poderosa herramienta» para reducir el desempleo e impulsar la economía y podría aplicarse tanto en el sector público como en el privado. La iniciativa tuvo éxito en una prueba realizada en Islandia y se aplica en algunas compañías en distintos puntos del mundo.

La posibilidad de debatir su implementación en la Argentina ya generó cruces entre sectores empresarios y dirigentes sindicales. El precandidato a diputado nacional del Frente de Todos y secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, anticipó que desde su banca buscará impulsar un proyecto que apunta a establecer como máxima carga las 6 horas diarias o 36 semanales, iniciativa que ya fue ingresada al Congreso. Ante ese futuro debate, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, ya se mostró en contra y advirtió que » lo que Argentina necesita es más empleo, más producción, más productividad y empleabilidad. Esto no se resuelve repartiendo el trabajo formal que hoy existe, sino generando más y mejor trabajo».

En medio del anticipo del debate parlamentario, uno de los autores de la exitosa experiencia en Islandia remarcó en diálogo con Noticias Argentinas que el modelo podría trasladarse a la Argentina y explicó los beneficios que tendría.

«Es importante adaptar la implementación de la reducción de la jornada laboral a cada contexto específico, ya sea una organización individual -empresa- o a nivel nacional. Sin embargo, muchas de las razones subyacentes para reducir las jornadas laborales son similares alrededor del mundo: altos niveles de «burnout» y stress en los trabajadores; falta de equilibrio entre la vida privada y el trabajo; bajos índices de productividad debido al «presentee-ism» (cuando se concurre a trabajar en no óptimas condiciones -como estar enfermo- y no se rinde); y varios más. El poder de la reducción de la jornada laboral para apuntar a esos problemas está claramente establecido con evidencia científico-social y ahora es cuestión de encontrar maneras de implementar esta política en cada contexto», indicó el investigador del think tank británico Autonomy Jack Kellam.

Al ser consultado sobre si este sistema se puede aplicar tanto en el sector público como en el privado, el europeo señaló que «por supuesto» y remarcó que hay «intentos exitosos tanto en empresas (desde Microsoft en Japón hasta Perpetual Guardian en Nueva Zelanda) como planes para implementarlo en el sector público en España». «Como siempre, cada organización deberá aplicar esta política de acuerdo a sus propias necesidades y consideraciones, pero vemos posible una reducción de la jornada laboral posible en todos los ámbitos», añadió.

A la vez, Kellam subrayó que si este sistema «se adopta a nivel nacional, la reducción de la jornada laboral puede ser una poderosa herramienta para impulsar los niveles de empleo». «Por ejemplo, si en algunas áreas del sector público se impulsara la reducción de la jornada laboral y se contratara nuevo personal, se crearía un gran número de puestos de trabajo. Esto debería ser visto como una política atractiva porque, a pesar de que el Gobierno nacional debería pagar más salarios, eso se vería compensado con una mayor recaudación impositiva, así como también por el `efecto multiplicador´ a gran escala. Por eso, la reducción de la jornada laboral puede ser una gran herramienta macroeconómica», explicó.

Cómo podrían las empresas tomar la decisión de acortar la jornada laboral sin perder plata es uno de los mayores interrogantes que se plantean desde el sector privado. «En muchos casos, las compañías pueden avanzar hacia la reducción de la jornada laboral sin incurrir en costos adicionales. Primero, con una planificación minuciosa y una evaluación de las prácticas laborales se pueden identificar maneras más productivas de trabajar. Pero con igual importancia, cada vez vemos más seguido que los trabajadores con menor carga horaria tienen niveles más altos de bienestar y salud, que los llevan a ser más productivos cuando están en el trabajo. Obviamente, habrá situaciones puntuales donde las empresas podrían necesitar emplear más personal», respondió el investigador.

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