Especial para El Ciudadano
“Fue con mi abuelo materno, el abuelo José, alias Quiquín, con quien establecí una relación muy especial. Quizás por ser su primera nieta y por haber vivido en la casa de mis abuelos maternos durante un año (…). Con los años, al crecer fui comprendiendo sus planteos respecto a la sociedad y las relaciones entre los ciudadanos. El por qué le preocupaba la situación de los trabajadores. Los relatos de su militancia anarquista durante su juventud cobraron significado (…), al transitar mis estudios en la universidad”, expresa Graciela Galván al recordar a su antecesor José Galán Lago. En su libro «Reencuentro con los pasos de mi abuelo anarquista» La la autora reconstruye la vida de su antepasado con una mirada íntima y un tono poético que nos traslada a la llamada “La Barcelona argentina”, la Rosario que fue habitada por anarquistas a principios del siglo XX.
Libertario en serio
“Graciela Galván nos va llevando a través de sus recuerdos al conocimiento de la ética libertaria”, afirma en el prólogo Carlos Solero sobre el texto que reconstruye la vida de
José Galán Lago, un anarquista, un libertario que como tantos otros vino desde España renegando de la obligación de ir a la guerra contra Marruecos, de matar a sus semejantes y de imponer una política colonialista en el norte de África.
“José Galán Lago partió de su tierra natal de Villafranca del Bierzo y proletario revolucionario consciente fue partícipe de las luchas sociales (…) de las primeras décadas del siglo XX”, agrega Solero sobre ese libertario que junto a otros, también criollos llevaron adelante la defensa de los trabajadores en Rosario organizando sindicatos, centros culturales y bibliotecas y que por su enorme presencia brindaron el calificativo de Barcelona argentina a nuestra ciudad.
Cartas y fotos
Si bien, muchas personas tiran a la basura y se desembarazan de fotos y cartas de sus parientes fallecidos, otras eligen guardarlas como un tesoro. Graciela eligió la segunda opción pero además dio un giro de tuerca y se propuso reconstruir la historia de su abuelo para darle sentido a las historias de luchas que José le narraba cuando era niña. De esta manera la autora va narrando y dando sentido a sus memorias de infancia sobre sus abuelos maternos y paternos. La cocina de sus casas, los aromas de lo que cocinaban, la participación de los nietos en ese ámbito son parte esencial, son un hilo que también hilvana la historia de su abuelo anarquista. Entre estos, la zapatería El Ferrocarril, que su abuelo dirigía junto a su único empleado tal vez se convierte en el lugar de entrada en ese mundo, ese “paisaje cotidiano” que representaba “la casa de los abuelos”, para muchos niños y niñas de antes en Rosario.
Un documento clave
Al igual que otros, las ideas anarquistas y su compromiso con las luchas a favor de los desposeídos llevaron a José a la cárcel. Este es el punto que permitió a Graciela Galván iniciar su libro porque gracias al prontuario de su abuelo, encontrado en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe, la autora logró confirmar las cartas escritas desde la cárcel que Quiquín había dejado para la posteridad.
“Entre el polvo y penumbras, este legajo descansó durante más de un siglo en los robustos anaqueles del Archivo de la División de Investigaciones en las instalaciones de Policía de Rosario”, expresa Gisela Galassi quien también prologa este libro y quien dirige la reordenación de estos documentos en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe que permite que se recupere una parte importantísima de la historia de Rosario y de la provincia.