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“Reiki es amor y armonización”

La opinión de Marisa Bazano


“Reiki es todo. Es dios, es amor, aprendizaje, armonización, equilibrio. Todo”. Así definió a la práctica oriental la reikista y numeróloga rosarina Marisa Bazano. La mujer, que se definió como “canal de energía divina”, dialogó con El Ciudadano y contó los beneficios de esta suerte de “medicina alternativa” que está tan en auge. Explicó también nociones básicas del reiki e invitó a que “todos” se involucren en esa forma de trabajar el interior de uno mismo.

El reiki es una práctica considerada como medicina complementaria y alternativa. Según sus seguidores, es un sistema de armonización natural que utiliza la “energía vital universal” para tratar enfermedades y desequilibrios físicos, mentales y emocionales. Mikao Usui (monje zen japonés), fue quien afirmó haber redescubierto esta técnica de sanación milenaria. La práctica del reiki se fundamenta en un emisor o canal que, a través de sus manos o de otros métodos –según el nivel–, transmitiría el reiki (fuerza natural que nos da vida) a un receptor que puede ser él mismo u otra persona, con el fin de paliar o eliminar molestias y enfermedades. No obstante, dado que sería una energía universal, los tratamientos podrían también dirigirse a otros seres vivos como animales, plantas o a determinadas situaciones.

Según explicó Marisa Bazano, existen cuatro niveles para aprender Reiki: “En el primer nivel aprendo a sanar yo y a mis hijos y mi marido, si es que convivo con ellos. En el segundo nivel, a gente de afuera, salvo casos de sida y de cáncer. El tercer nivel ya incluye esos casos. Después está la maestría, o cuarto nivel, que nos prepara para la docencia”. Para aprender cada nivel, hay que dejar pasar entre seis meses y un año, tiempo en que el organismo y el espíritu metabolizan el aprendizaje: “Pasan muchas cosas en nuestro interior cuando vamos evolucionando en otro nivel. Uno se pregunta ‘¿qué me está pasando? Antes miraba esa planta y me molestaba, ahora la veo bella, y me gustan los colores de sus hojas’. Uno empieza a analizar, a estar en armonía, junto con el cuerpo y los chakras. Con el reiki se está más tranquilo, se empieza a analizar, a buscar respuestas en uno mismo”. Atravesar estos niveles del Reiki, dijo Bazano, es un “caminito de preparación”: muchas personas pueden quedarse en el nivel uno o dos. El tiempo entre cada nivel sirve, en gran parte, para darse cuenta si uno está realmente preparado para seguir avanzando.

“Para hacer reiki a alguien, primero pido energía divina a dios, al universo, a los seres iluminados y, por último, al Maestro Sui. Al pedir esa luz me limpio y hago los cortes en mí, con los símbolos para apertura, así, en el momento en que estoy trabajando realmente me acompañan estos seres a los que invoqué”, señaló Bazano. Estos símbolos son varios, “muy fuertes”, y trabajan acomodando y armonizando los chakras. Una sesión de reiki dura entre 40 minutos y una hora, nunca sobrepasa los 60 minutos: “Salís de una sesión de reiki en paz, tranquilo. Es difícil explicarlo, sobre todo porque el reiki va trabajando adentro nuestro. El trabajo interno es el más hermoso”.

Cualquiera puede hacer reiki, no es necesario tener algún problema concreto. Bazano, en ese sentido, invita a que todos formen parte de la experiencia. “Mucha gente cree que el reiki es curanderismo, me piden cosas como ‘que vuelva mi marido’. Pero esto es una cuestión de trabajo interior. Es hermoso. Yo estoy feliz haciendo reiki, me fascina. Y a medida que estudiás te das cuenta que todo tiene relación. Nada es casual. Todo es causal”.

Los interesados en contactarse con Marisa Bazano pueden llamar a los teléfonos 156084653 o 4645428.

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