Los británicos definirán hoy en un histórico referéndum si el Reino Unido abandona la Unión Europea (UE), en una votación que se anticipa como muy ajustada y que llega luego de una agresiva campaña marcada en su recta final por el asesinato de una diputada militante de la permanencia en el bloque a manos de un ultranacionalista.
En vísperas de la consulta, los principales políticos del Reino Unido, que están divididos respecto a las dos alternativas, hicieron un último intento de convencer al electorado.
El primer ministro conservador, David Cameron, y el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, ensalzaron las ventajas de la permanencia, mientras que Boris Johnson y el líder del ultranacionalista UKIP, Nigel Farage reiteraron las virtudes del denominado “brexit” (acrónimo de Britain y exit, salida).
Los ministros principales de Escocia y Gales, Nicola Sturgeon, y Carwyn Jones, así como el alcalde de Londres, Sadiq Khan, abogaron por la continuidad, junto con un millar de firmas británicas y el grupo de música irlandés U2, que pidió a sus conciudadanos con derecho a voto que no abandonen la UE.
Según una media de las últimas encuestas, el resultado de la consulta, convocada por Cameron ante presiones del ala euroescéptica de su partido pero tras negociar un nuevo encaje de este país en la UE, será ajustado. El brexit llegó a estar siete puntos arriba en las encuestas hace poco más de una semana, pero el asesinato de la diputada laborista Jo Cox por una ultranacionalista partidario de romper con la UE, ocurrido el jueves pasado, aparentemente inclinó las preferencias hacia la permanencia, pero por un escaso margen.
Cuando declaró ante la Justicia el sábado pasado para ser acusado de homicidio, Thomas Mair, detenido el mismo día del ataque a tiros, se identificó diciendo: “Muerte a los traidores, libertad para Gran Bretaña”, posiciones asociadas a la extrema derecha. Hoy se sabrá hasta qué punto el magnicidio influirá en el resultado.
Ante todo, pareció reforzar la actitud de los líderes laboristas, en particular de Corbyn, su máximo dirigente, un euroscéptico que considera que la UE está dominada por el neoliberalismo y es poco democrática, pero que igual argumenta que salir perjudicaría a los trabajadores británicos, su principal base de apoyo.
En una última arenga al electorado, el jefe del gobierno, cuyo futuro depende de la decisión de los británicos, alertó ayer de que el Reino Unido corre el riesgo de “aislarse” si vota por salir de la UE e insistió en que el país “es más fuerte y está mejor” dentro del bloque común.
Corbyn, por su parte, destacó la importancia del voto y argumentó que el triunfo del bando del brexit, que podría derivar en un Ejecutivo encabezado por euroescépticos, “pondría en riesgo el servicio nacional de salud”.
En reflejo de la tendencia mayoritaria del voto en Londres, el alcalde de la capital, Sadiq Khan, subrayó que la permanencia es lo mejor “para el empleo, la seguridad, los derechos y los valores laboristas”.
En el bando opuesto, el ex alcalde de Londres Boris Johnson, cabecilla oficioso de la campaña “Vote por Salir”, instó a los británicos a “creer” en el Reino Unido y forjar “una relación totalmente nueva” con los “amigos y socios del otro lado del Canal (de la Mancha)”.
El ultranacionalista Farage, de cuyo discurso xenófobo se ha querido desmarcar Johnson, aunque no ha podido evitar que protagonizara la campaña, pidió al electorado que vote “con el corazón y el alma” a favor de abandonar la UE y pintó el referéndum como un pulso entre “el pueblo y el poder establecido”.
La eventual salida del bloque genera controversias desde que el país se integró en la Comunidad Económica Europea en 1973 y ha generado debates recurrentes desde entonces.
Los partidarios del brexit aseguran que ser parte de la UE mina la soberanía del Parlamento, por lo que si el Reino Unido abandona el bloque habría un mayor control de la inmigración, una mejor posición británica para negociar acuerdos comerciales y una liberación de la regulación y burocracia comunitaria. En tanto, aquellos que apuestan por seguir siendo miembros de la UE alertan sobre los riesgos para la economía británica en caso de una hipotética salida que, además, insisten en calificar de “irreversible”.
Además, afirman que aumentaría las barreras comerciales entre el Reino Unido y los otros estados miembros, y haría disminuir la influencia internacional británica.