Anahí Salvatore quedó en la retina de los rosarinos aquella fatídica mañana del 6 de agosto de 2013 cuando explotó y se incendió el edificio de calle Salta 2141. Es la mujer que quedó atrapada en su departamento del 5 piso y desde una ventana sacaba su cuerpo para pedir auxilio. Su desgarradora imagen recorrió el mundo. Y ayer su testimonio fue desolador y contundente. Pidió respeto por las víctimas, apuntó contra la empresa Litoral Gas y solicitó que las personas involucradas en el hecho asuman su responsabilidad.
“Somos la memoria viviente de calle Salta. Mi respeto es por los muertos. Porque no se puede pensar en la vida de sus padres o hijos. Nosotros como sobrevivientes tampoco fuimos respetados. Hay personas que siguen diciendo que no tienen culpa por lo que pasó; espero que les quepa la responsabilidad que les corresponde”, señaló.
Anahí vivía desde hacía varios años en el edificio con su pareja. Habían reciclado a nuevo su departamento y se enteró “del problema” del gas cuando cortaron el suministro.
Su pareja fue a la reunión de consorcio, a la que solo asistieron los propietarios, y volvió con la noticia que cambiarían el regulador, un trabajo que –se dijo- “era una boludez”. Esa mañana Analía estaba sola en su casa. Primero sintió un fuerte olor a gas y luego un ruido “similar a la turbina de un avión”.
Se quedó inquieta en su departamento, yendo y viniendo, hasta que “no sintió más olor ni ruido”. Al silencio le siguió el estampido de la explosión. Anahí se desvaneció y, cuando pudo reincorporarse, “era todo humo y polvillo que no dejaba respirar”.
Se asomó a la ventana de su dormitorio y vio “el desastre, la asistencia médica, la policía” y a su pareja, a quien “no dejaban pasar al edificio”. “Vi en la parte de atrás el peor espectáculo; a una persona tirada sobre una loza. Ni me daba cuenta que ya no estaba la torre del medio. Esa persona era una vecina que se estaba muriendo ahí, sola. Era Beatriz López, la mujer que más tiempo permaneció internada hasta que falleció”, recordó.
Anahí la buscó luego, cuando logró recuperarse. Y Beatriz le llegó a contar antes de su muerte que se tiró para no fallecer quemada.
Lo que vivió
Ahogo, asfixia, mucho calor. Esas eran las sensaciones que tenía Anahí dentro de lo que quedaba de su departamento en llamas.
“Decidí subirme a la ventana para respirar. A la escalera de la autobomba no podía subir. Nadie llegaba a mí. Sentía que me moría ahí, estando todos ahí abajo. Yo veía que el fuego no paraba, se quemaba todo a metros mío”, rememoró.
Agradeció a los bomberos que la rescataron. Contó que uno de ellos subió por una escalera muy precaria y le acercó una soga para que se atara, hasta que alguien pudo entrar y la rescató por una propiedad lindera. Cree que fue la última que pudieron rescatar de esa torre.
Tras el siniestro estuvo tres días en terapia intensiva. “Sentí que me moría. No sé cómo estoy viva. Sentí que tardó mucho el rescate. Llegué doce menos diez del mediodía al sanatorio. Y la explosión fue a las 9.38. No sabemos cómo estamos vivos, qué mano nos puso dónde estábamos. Porque cinco minutos antes estaba en un lugar que se derrumbó”, manifestó.
Las responsabilidades
Anahí dijo que “las responsabilidades son muy claras”. Y explicó que en el lugar “se dio gas en pésimas condiciones y sin control”. “Estoy convencida que los protocolos no se siguieron y nadie me va a hacer pensar otro cosa. Espero que los responsables tengan la decencia de mirarme a la cara y decirme que eso estaba en condiciones. Porque yo creo que nada estaba en condiciones”, señaló.
“Yo dejé mi vida como era. Dejé mi casa, mis recuerdos, mis objetos. Los objetos de mis muertos están ahí. Nunca más voy a recuperar la vida que tuve. Las secuelas que tengo no me las va a sacar nadie, porque son irrecuperables. No tengo la vida que tenía y no puedo aceptar que nadie se haga responsable o que recaiga la responsabilidad en una persona que, obviamente, se equivocó. Pero hubo antes muchas otras que no hicieron su tarea. No controlaron, no exigieron las modificaciones que había que seguir. Y veo que hoy la sociedad vive en riesgo. Nosotros como ciudadanos estamos indefensos ante una empresa que no hace lo que debe”, aseguró.
Y siguió con el relato de sus pérdidas y sensaciones. “Tu casa ya no es un lugar seguro. Eso dejó de existir. Me despierto cada dos horas, que es el tiempo que estuve expuesta a la muerte”, contó.
Anahí también agradeció la “solidaridad” de los rosarinos. “Salimos a la calle después de cuatro días de la internación con lo puesto. Nos quedamos sin nuestros bienes, sin nuestra vida, sin nuestros vecinos, con la culpa de sobrevivir. Salta 2141 me acompaña todo el tiempo. No es algo que pueda dejar atrás, menos si los responsables no quieren asumir su culpa”, dijo.