Así como extraño y curioso parece, una ballena fue exhibida en la ciudad alrededor de 1958. Sin vida, conservada con alguna sustancia y recostada sobre un semirremolque de unos 20 metros estaba el animal de 60 toneladas en un terreno baldío ubicado, según muchos testimonios, en Paraguay y Rioja donde en la actualidad se encuentra un estacionamiento de vehículos.
El historiador Eduardo Guida Bria, que por aquel entonces tenía unos 4 años, no recuerda el suceso, pero sí afirma que la exposición sucedió en la ciudad, duró uno ó dos días y según algunos testimonios el animal emanaba un olor nauseabundo difícil de olvidar. “Sucedió en el año ’58. Hay quienes la sitúan en el ’56 o ’59, era una ballena, no un muñeco, era real y estaba muerta”, recapituló.
“Hay quienes relatan que el carromato estaba de uno u otro lado de la vereda, pero muchos coinciden en que estaba situada en Rioja y Paraguay”, explicó, ya que diferentes testimonios recogidos por El Ciudadano la ubican en distintas zonas de la ciudad. Lo que aún no se develó es si las locaciones diversas son parte de la lógica difusa de la transmisión oral a lo largo de 60 años o esa “exposición” se fue emplazando efectivamente en varios lugares de Rosario.
“Había quienes la vigilaban, las personas pasaban y la veían, no se cobraba entrada, pero era un tema que llamó la atención a los rosarinos en aquella época”, dijo Guida Bria.
La promocionaban como la Moby Dick, en honor a la novela del escritor Herman Melville publicada en 1851 y llevada al cine por John Huston en 1956. La historia está centrada en una ballena gigante blanca que hirió al capitán Ahab, quien la persiguió por siete mares en busca de venganza.
Lejos de mares y capitanes iracundos, otra fue la ballena que visitó la ciudad, y no por voluntad propia. Se perdieron los nombres de los que la trajeron, y el motivo que los llevó a montar esa extraña muestra. “En el ´56 se presentó en Pilar y luego recorrió otras ciudades, entre ellas Rosario”, contó el historiador y docente.
Algunos archivos atestiguan que la muestra estuvo en Buenos Aires. Una publicación del diario La Nación menciona que estuvo en la localidad de Pilar. Hubo, también, una muestra similar en Europa, más precisamente en España. Difícil que haya sido el mismo animal. La rareza, sin embargo, es coincidente. ¿Se trataba del mismo cetáceo?
En Pilar, hay registro
Un artículo publicado en 2020 en el portal pilardiario.com relata que en la localidad bonaerense se presentó en 1956 la exposición denominada “Moby Dick” con el ejemplar embalsamando de una enorme ballena que, dice la nota, recorría el mundo y recaló en Argentina ese año.
“El anuncio sorprendió a todos, ya que no era habitual que el pueblo recibiera a estos fenómenos… La visita de «la Moby Dick» duró tres o cuatro días. Custodiada por hombres caracterizados como marinos (gorros de lana, camisetas), medía unos 20 metros de largo y pesaba 60 toneladas. Pero un detalle hizo que la visita sea todavía más recordada: el fuerte olor que emanaba del cetáceo, a pesar de haber sido embalsamado… En 2015, un grupo de historiadores holandeses que realizaban una investigación sobre el fenómeno de la exhibición de estos animales a mediados del siglo XX decidió indagar sobre aquella leyenda pilarense… Indicaron que se trataba de la misma ballena que había pasado por España y Gibraltar en el ’54…” se puede leer en aquella nota periodística.
En Rosario: cetáceo, Los Apolos y una película de Hollywood
Una de las curiosidades de esta ballena, cuenta Eduardo Guida Bria, fue que para hacer más atractiva la muestra contrataron a un grupo de realizan pruebas acrobáticas en El Saladillo. Se apodaban Los Apolos. “Era un grupo de unos cuatro integrantes, los invitaron para acrecentar la atención sobre el evento. Estos muchachos habrán realizado una o dos funciones, en el suelo, cerca de la ballena”, explicó Guida Bria.
Los Apolos viajaron luego por todo el país, sobre todo en el norte. “Aquella ballena fue el derrotero”, aseguró Bria. “Alrededor de 1962, un productor norteamericano los contactó en Salta para participar de la película Taras Bulba, (sobre la novela de Nikolái Gógol), que dirigió J. Lee Thompson con Yul Brynner y Tony Curtis”, repasó Guida Bria. El film se filmó en locaciones de California y Salta.
Alfredo Monzón, historiador barrial, posteó en Facebook una entrevista a José Albornoz, integrante de ese grupo acrobático, con imágenes de los ensayos para la película.
Recuerdos rosarinos de la ballena
Son varias las personas que recuerdan o les han contado que una vez en Rosario hubo una ballena muerta a la vista de los curiosos.
Osvaldo Roberto Beati disparó una pregunta en un grupo de Facebook y comenzaron algunos comentarios. Le explicó a este diario que era muy chico y que consultó con una amiga que vive en San Nicolás. Ella le dijo que vino a Rosario a ver expresamente a la ballena. “Por las dimensiones, ha tenido que ser un cachalote, no una ballena”, presumió y siguió: “Algo le ponían al cuero, estaba como blanco, no había olor, tampoco recuerdo bien dónde estaba ubicada, he leído que algunos dicen que en calle San Lorenzo entre Italia y España, pero sólo recuerdo que era al aire libre”.
Beati se sumerge en los recuerdos: “Me acuerdo que le pregunté a mi papá si estaba muerta, porque había visto perros muertos rondaban moscas y allí no había. Y mi padre me respondió que algo le habrían puesto para conservarla, pero que estaba sin vida”.
Edgardo Juárez confía en su memoria. “Estaba en San Martín y San Luis. Estaba el cine en la esquina, era el mercado central, el olor era dominante. Me acuerdo que había una pizzería, la armería Sacco, que los niños jugábamos con un armadura medieval, aparentemente original. Y en la esquina de enfrente, una agencia de turismo, probablemente la única por aquellos años y que tenía afiches de cruceros en su vidriera”, cuenta.
Edgardo tenía 8 años cuando vio a la ballena y para ubicar el acontecimiento menciona al tranvía que iba por calle San Martín y doblaba por San Luis, la ferretería «El Gigante», de Echeverría y Morcillo, una galería pequeña “medio fracasada” , reafirma: “A menos que la hayan movido y por eso dicen que estaban en otros lugares, pero yo la vi ahí. Empezó a haber rechazó por el olor, los comerciantes se quejaban”, dijo.
Mónica Patricia Consiglio tiene una foto de la ballena, pero la imagen no es de Rosario. “Esta es la foto que conservaban mis padres. No tiene fecha, pero seguro es de la década de 1950. Mi mamá decía que tenía mal olor”, contó. Es probable que sea una publicidad de la muestra en la ciudad, pero referida a otra escala de esa exposición itinerante, como parece haber sido de acuerdo a los registros.
Gustavo Saigo acerca la versión de su padre. “Mi papá era del ’39 y creo que sucedió cuando tenía 6 u 8 años. Estaba sobre calle Paraguay, antes de llegar a calle Rioja. Sobre la mano derecha había una suerte de llano que se usaba como garaje hacia el fondo, rodeado de los primeros edificios. Allí se depositó el animal. En verdad, se decía que era un espécimen de tamaño descomunal, real, que apenas tenía un tratamiento para conservarlo pero no era el mejor, seguramente: el olor al que mi papá hacía referencia era a putrefacción mezclado con algún líquido que, calculaba él, era formol o algo así”, relató.
Alberto Osvaldo Lahitte es otro testigo. Aclara que era muy chico entonces, que no recuerda mucho, pero que estaba en el suelo. “Le habían puesto luces adentro para poder ver, a mí me parecía inmensa porque era algo incomparable, nunca visto. Del olor que mencionan no me acuerdo”, repasó el hombre. Tenía unos 9 ó 10 años entonces, explica, y cree que estaba en un local viejo, muy grande, de calle Paraguay al 900, enfrente del Actual Sanatorio Centro.