El cadáver de un remisero rosarino de 29 años fue hallado dentro de un auto en la puerta de un club de fútbol de Villa Gobernador Gálvez minutos después de las 21 del sábado, cuando un llamado al 911 alertó sobre ruidos de detonaciones. Nicolás Julián Brolese estaba sentado del lado del conductor de su Renault 18 color rojo y su cuerpo estaba tendido sobre el asiento del acompañante, en medio de un abundante charco escarlata. Tenía un profundo corte en la cabeza pero se presume que murió desangrado tras recibir un escopetazo detrás de la rodilla izquierda. Sobre la calle de tierra quedaron rastros de sangre que indican una posible pelea afuera del vehículo y una muerte solitaria y silenciosa en su interior. La Policía dijo que las mismas manchas estaban impresas en lo poco que secuestraron adentro: una linterna, una cuchilla, un garrote y un celular de última generación. Los pesquisas no descartan ninguna hipótesis: que el hombre haya sido víctima de un ajuste, de un intento de robo o de una discusión entre cómplices por el dividendo de un botín.
Calle Espora al 100 bis es una de las tantas bajadas que desembocan en la barranca del río Paraná y conforman el barrio Costa Esperanza de Villa Gobernador Gálvez, que limita con Paladini, otro barrio de mayor categoría. Es una zona más que humilde que encierra la violencia de los búnker (días atrás quemaron uno a escasas tres cuadras de allí). Robos a toda hora y el sonido de los disparos nocturnos que los vecinos resumen con ironía: “Acá todas las noches es año nuevo”, aseguran.
Allí estaba estacionado el Renault 18 color rojo de Nicolás, justo en el ingreso al club Los amigos de Central, en una zona llena de descampados. En el club se celebraba un cumpleaños justo cuando pasó lo que sea que haya pasado para terminar con la vida de Brolese. El aviso ingresó como anónimo al 911 para dar cuenta de disparos y los pesquisas aseguran que llegaron enseguida.
“Estaba tendido adentro del auto y no había nadie. Al parece hubo una pelea y la víctima, tras ser herida, se refugió en el auto donde se desangró”, estimó uno de los uniformados.
Las mismas fuentes dijeron que el joven vivía solo en la zona sur de Rosario y que conducía un remís trucho. En su interior se secuestró su celular, además de la documentación del vehículo, una linterna y dos objetos con manchas de sangre que aún no se sabe si pertenecen a la víctima o a otras personas. Los elementos fueron una cuchilla y un garrote de rueda que serán peritados junto con el teléfono móvil.
Los vecinos del lugar trazaron una descripción apocalíptica de a la realidad que se vive en Villa Gobernador Gálvez al sostener que ya no importa en qué barrio se habite, porque toda la ciudad está igual de peligrosa. “Ya no respetan los horarios, ni las zonas. Esto se volvió cualquier cosa. A mi hermano le rompieron la cabeza para sacarle el celular y después intentaron robarle el pantalón. No hay sitio en Gálvez donde no se escuchen tiros de noche”, dijo un anciano entre quejas recordando que días atrás y a tres cuadras del lugar los mismos vecinos prendieron fuego a un búnker. También el hombre contó que en febrero pasado en esa misma cuadra fue asesinado Pirañita, un pibe de 24 años; y que al remisero rosarino lo mató un joven al que identificó por su apodo tras referir que es “el que manda en Gálvez y es del Pollo Bassi”.
Personal policial, tras resaltar que no descarta ninguna hipótesis sobre el móvil del crimen, reconoció que tiene la pista de un presunto sospechoso que además de su particular apodo tiene una característica personal a la hora de resolver un conflicto.
El crimen ocurrió en jurisdicción de la seccional 29ª y es investigado por el Juzgado de Instrucción 3ª.