Tiene 31 años y lo apodan El Brujo. Hace casi ocho años vive en una celda. Ahora está en la cárcel de Piñero y todavía le faltan tres para completar la condena por la muerte de Roberto Pimpi Caminos, quien fuera el líder del paravalancha leproso y también del barrio Municipal. Con su muerte el territorio entró en disputa entre dos grupos que fueron mutando rostros a lo largo del tiempo, pero que siempre tuvieron la sombra del Pimpi, ya sea por amor o por odio sobre sus cabezas. Ahora el liderazgo de uno de los sectores –según sospechan los fiscales– es de René, que preso y todo es el mandamás del barrio Grandoli. Este liderazgo surgió cuando los fiscales hicieron las acusaciones tras el megaoperativo Los Miserables, en mayo de 2017, cuando hubo 33 allanamientos destinados a desbaratar esa banda. Ahí allanaron la celda donde está preso Ungaro. Fue acusado como la cabeza de una asociación ilícita, la cual según un informe de la Policía Federal tiene dos fases: la comercialización de drogas por un lado y la comisión de robos agravados, tenencia de armas y municiones, usurpaciones, lesiones, amenazas calificadas, tentativas de homicidio y algunos crímenes por el otro. Lo cierto es que los cruces entre las dos bandas lleva más de una década pero en estos últimos 22 meses la bronca se acrecentó y dejó más de 40 víctimas fatales de ambos lados junto con un número mayor de heridos de arma de fuego.
Brujo es el menor de los tres hijos de José Daniel “Bola” Ungaro. El Bola tiene 66 años y los investigadores lo describen como un ex pistolero con antecedentes por piratería del asfalto y asaltos pesados que incluso está bajo investigación por lavado de dinero. Siempre vivió en los monoblocks del Parque del Mercado donde tiene un taller un mecánico y, aunque todos los vecinos saben que ese no es el único oficio que profesa, todos lo respetan. Los hermanos del Brujo son Daniela (detenida hoy) y Lelio, conocido como Chapita.
Daniela es la hermana mayor y estuvo casada con Luis Roberto Medina, conocido como Gringo. Medina fue originalmente asaltante pero luego se diversificó en otros rubros: incluso ya en 1999 fue detenido por la ex Drogas Peligrosas por falsificación de moneda y tráfico de drogas, aunque fue absuelto en el juicio. Lo ubicaban como compañero de correrías de su cuñado algunos años menor, Chapita. Daniela también tuvo causas tanto en el fuero provincial como en el federal. Tuvo dos hijos con Medina y se separó en 2012. El último día de diciembre del año siguiente, a Medina y su nueva pareja los acribillaron a balazos en el acceso sur.
Al hermano mayor del Brujo lo sindicaron por asaltos a bancos y también a empresas donde los ladrones hacían desaparecer cajas fuertes. Sin embargo, nunca encontraron evidencia suficiente para condenarlo. A pesar de todo lo que le achacó la Policía, Chapita sólo tiene una sentencia por tenencia de arma en su prontuario.
En 2003, René tuvo su primera detención cuando era menor: tenía 17 años y cayó en un Peugeot 504 con plata y una CPU que había robado a punta de pistola junto a un muchacho de 24 años en Santa Fe y Callao, según la acusación. La pistola calibre 9 milímetros que le hallaron a la dupla había sido robada en 1997 a un suboficial de la comisaría 7ª.
La sociedad del sur
A mediados de 2007, René fue el protagonista del quiebre en la tensa sociedad que mantenían los Ungaro y los Caminos. Fue una noche cuando René se peleó con otro pibe de zona sur, alias Rusito y ladero de Pimpi Caminos. Por aquel tiempo, éste era el jefe de barrio Municipal y también de la barrabrava de Newell’s y no dejó pasar la afrenta.
Según contaron conocedores del mundo del hampa, Pimpi le pegó una cachetada a René y Chapita no tardó en llegar al cantobar Tokio, de Santa Fe y España, a defender a su hermano menor. Chapita, cuenta la leyenda, le pegó dos tiros en el estómago. Pimpi nunca lo denunció. Y a partir de ese día, la calle Gutiérrez que divide a los dos barrios se transformó en una frontera y en el escenario de gran cantidad de balaceras. En este punto, los investigadores explicaron que los enfrentamientos que siguieron no sólo fueron por el liderazgo del territorio, sino que por esa época había ruidos sobre la dirección del paravalanchas leproso, pese a la conocida afición de los Ungaro por Rosario Central.
La primera víctima fatal que se cobró la guerra del Parque del Mercado y el Municipal fue Marcelo “Vampirín” Coria, seguidor incondicional de Pimpi. Después vinieron ataques y contraataques que dejaron al menos cinco muertos de un lado y del otro. En ese momento, René y su amigo Tapón, comenzaron a ser nombrados con más frecuencia entre los investigadores por dos de esos crímenes, aunque nunca fueron condenados por estos hechos. Alexis Caminos, hijo de Pimpi y entonces de 13 años, apareció en escena al ser sindicado por otro de esos asesinatos. En medio de esos cruces, el auto en que iba Pimpi fue atacado a tiros por sus rivales.
El 19 de marzo de 2010 Pimpi fue asesinado de cinco disparos en el pecho en la puerta del bar Ezeiza, de Servando Bayo al 1400. Según el testimonio de los familiares de Caminos, tanto antes como después de la muerte de Pimpi sufrieron intimidaciones por parte de los hermanos Ungaro y de allegados a este clan. En mayo siguiente, Chapita, René, Carlos “Betito” Godoy y Jonatan “Cachorra” Creciente fueron detenidos en el bar El Sótano, de Mitre al 700. Tanto Chapita como Cachorra recibieron la falta de mérito. Mientras que René y Betito fueron condenados como autores a 11 años de prisión, y Emanuel Suárez a 6 años y medio de cárcel como partícipe secundario.
“Un mes después de que mataran a mi hermano se pararon René y Cachorra al lado nuestro en un semáforo y nos mostraron un arma. Nos persiguieron 10 cuadras. Yo sí los denuncié, porque yo no tengo nada que ver con ellos”, dijo Rosa Caminos, en el juicio que se celebró por la muerte de su hermano Pimpi. Cuando lo mataron, Caminos había dejado la barra luego de que Eduardo J. López perdiera las elecciones para la presidencia del club del Parque en diciembre de 2008.
Diego “Panadero” Ochoa fue el sucesor y en el mismo juicio declaró como testigo de la Fiscalía. Después le tomaron una declaración informativa y la causa se archivó. Siete años más tarde, Panadero fue acusado a partir de escuchas que mostraban su vínculo con Betito. En febrero pasado, fue condenado a 11 años de prisión como instigador del crimen de su antecesor en el paravalanchas rojinegro. El tribunal desoyó el argumento de la defensa que apuntaba a aquel viejo incidente con René y Chapita en el cantobar como móvil del crimen, lo que exculparía al Panadero.
Las otras causas del Brujo
En los tres años que pasaron entre la balacera en el cantobar y el asesinato de Pimpi, René apareció en las crónicas policiales junto con Cachorra Creciente. En julio de 2017, el juez Gustavo Salvador condenó a Cachorra y a René a 9 y 13 años de prisión respectivamente. Fue como consecuencia de la unificación de diversas causas que recayeron en su juzgado. A René le unificaron la pena por el homicidio de Pimpi.
A su vez, al dúo lo acusaron del ataque que sufrió Matías Pera, ex ladero del Panadero, en noviembre de 2010 en el Parque del Mercado, y de las amenazas a la hermana de Pimpi, entre otros. Además, hubo otros integrantes de la banda barrial que recibieron condenas por escruches, otra de las especializaciones que le adjudican al Brujo. También penaron a otro personaje central de la violencia en zona sur: Ariel “Teletubi” Acosta, considerado jefe de los tiratiros del Brujo, quien deberá purgar 5 años de cárcel por lesiones graves y portación de arma por un ataque cometido junto con Cachorra en barrio Tablada. Otro episodio por el que recibió condena ocurrió en la ex Alcaidía: allí estaban detenidos Chapita y el Brujo y un policía, el sargento Vlatko Stipetic, quien permitía el ingreso de elementos, como una pistola –se acusó en su momento, aunque no se pudo probar–: le dieron 2 años de prisión de ejecución condicional e inhabilitación especial perpetua por cohecho pasivo.
El clan Funes y Pelo Duro
La familia Funes, algunos de cuyos miembros están acusados en la causa que siguió al operativo Los Miserables, vivía en barrio Municipal. Incluso, emparentan al jefe del clan, Jorge “Gordo” Funes, como socio de Chapita en algunos emprendimientos, que hasta 2007 también incluían a Pimpi. El Gordo rompió en 2013 con la familia Caminos. Según la investigación de Fiscalía, René formó una estrecha relación con Lautaro “Lamparita” Funes y su hermano Alan, quienes se mudaron a barrio Tablada, y también con Carlos Fernández, conocido desde niño como Pelo Duro en la villa La Siberia.
Siempre de acuerdo con esta pesquisa, Lamparita –ya imputado como jefe de asociación ilícita– y Pelo Duro capitaneaban una banda destinada a perpetrar entraderas. Surge a través de charlas de miembros del grupo que René “le iba a pasar dos metras”, que le iban a pedir balas o sumas de dinero que le debían a algunos de los integrantes del grupo, y que estos elementos no eran sólo para ellos sino que debían darle un porcentaje al Brujo, sostuvo la fiscal Gisela Paolicelli, a cargo del caso.
Según el diagrama que describió la investigadora en sucesivas audiencias, la banda repartía sus actividades entre la venta de drogas y los delitos contra la propiedad. Como jefe máximo figura René. Para la acusación, era el encargado de dirigir el negocio del narcotráfico, recibía un porcentaje de la venta de drogas, proveía las armas y “todos respondían a él”. Por debajo de esa cabeza había un segundo organigrama, el del grupo dedicado a hacer inteligencia para concretar asaltos domiciliarios y reducir lo robado. Si bien los dos negocios se superponían en la práctica, fueron segmentados por la pesquisa por cuestiones de competencia.