A ocho meses de las elecciones presidenciales, la tensión política se instaló de manera definitiva hoy en Francia cuando el ministro de Economía, Emmanuel Macron, renunció y dio a entender que se lanzará como candidato al Palacio Elíseo, una decisión que desató un vendaval de críticas tanto en el oficialismo como en la oposición.
Hace dos domingos el presidente Francois Hollande recibió el primer revés preelectoral cuando su ex ministro de Economía y una de las pocas caras progresistas que supo tener su gobierno, Arnaud Montebourg, anunció que en enero próximo competirá en las internas presidenciales del Partido Socialista (PS) para poner fin a su gobierno y su política de austeridad económica.
La salida de Montebourg en 2014 había sellado el giro a la derecha del gobierno socialista, que nombró como su reemplazo a Macron, un dirigente muy defendido por el empresariado y que supo ganarse el odio de los sindicatos tras aprobar una ley que flexibilizó el mercado laboral y varios sectores estratégicos, como el transporte.
Al día siguiente del anuncio de la vuelta a la política nacional de Montebourg, el ex presidente de derecha Nicolas Sarkozy sumó su candidatura para las internas del opositor Republicanos y terminó de confirmar que la campaña presidencial francesa que recién comienza será todo menos tranquila.
Hoy el clima de tensión preelectoral terminó de explotar en París.
Tras varios meses de rumores, Macron, uno de los símbolos más liberales del gobierno francés y uno de sus líderes con mejor imagen pública, anunció su renuncia e inmediatamente el Palacio del Elíseo informó que su cartera se sumará a la de Finanzas en manos del veterano dirigente socialista y hombre de confianza de Hollande, Michel Sapin.
El traspaso se realizará mañana por la mañana, poco antes del Consejo de Ministros, o reunión de gabinete.
Pese a que el gobierno evitó hoy especular sobre una eventual candidatura presidencial de su ahora ex ministro, un comunicado del Elíseo, citado por el diario Libération, explicó que Macron renunció «para dedicarse completamente a su movimiento político».
En abril pasado, Macron fundó un movimiento político propio, bautizado «¡En Marcha!», que según explicó él mismo, no es «ni de derecha ni de izquierda», lo que desató una serie de especulaciones sobre la posibilidad de que el ahora ex ministro pudiera presentarse por fuera del PS.
Una reciente encuesta publicada en Francia sostuvo que Macron se perfilaba como mejor candidato que Hollande e incluso de su primer ministro, Manuel Valls, para las primarias presidenciales de enero próximo.
Hoy, desde Bercy, la sede del Ministerio de Finanzas, Macron reiteró su presunta independencia ideológica y deslizó una crítica indirecta al actual gobierno de Hollande, uno de los más impopulares de la historia moderna de Francia.
El ahora ex ministro anunció que el mes que viene presentará un «diagnóstico» del estado del país y adelantó que propondrá «un proyecto anclado en la realidad y la exigencia de devolver a Francia su lugar, lejos de los juegos tácticos y de apariencias», según la agencia de noticias EFE.
«Estoy determinado a hacer todo para que nuestros valores, nuestras ideas, nuestra acción logre transformar a Francia el año próximo», prometió Macron, en una clara referencia a las elecciones presidenciales de abril de 2017.
Hace poco Hollande había asegurado ante la prensa que «en un gobierno no hay iniciativas personales», en referencia a los crecientes rumores de que varios de sus ministros y hasta su primer ministro, Valls, estaban analizando la posibilidad de competir en las internas presidenciales.
Según versiones periodísticas, puertas adentro el mandatario le pidió tiempo a sus filas para definir si buscará una reelección. Si esto fue así, la salida de Macron es un claro portazo.
«La renuncia de Emmanuel Macron no es sólo una renuncia, sino una deserción», sentenció hoy el líder del ala de izquierda del PS, Christian Paul, en diálogo con el canal de televisión local BFM.
Por su parte, el vocero del PS, Olivier Faure, criticó al ahora ex ministro y le auguró poco éxito en la campaña presidencial.
«En un momento en que el clivaje izquierda-derecha se confirma de manera casi brutal, su capacidad de convertirse en una voz importante se vuelve complicada», aseguró a BFM, en referencia a la candidatura de Sarkozy y al crecimiento en las encuestas de la extrema derecha liderada por Marine Le Pen.
En la oposición, en tanto, el presidente de la región Provence-Alpes-Costa Azul y aliado declarado de Sarkozy, Christian Estrosi, sostuvo en su cuenta de Twitter que la renuncia de Macron «es un símbolo más de la desbandada y el debilitamiento de Hollande».
Desde la izquierda, el veterano dirigente y ex candidato presidencial Jean-Luc Mélenchon también aprovechó la noticia para pegarle al presidente.
«Macron renunció al gobierno para ser candidato. Hollande no produce otra cosa que monstruos políticos», escribió en su Twitter.