José Luis Rodríguez nació en Buenos Aires el 21 de julio de 1963, a más de 300 kilómetros de Rosario. Tras brillar en sus inicios en la década del 80 en Deportivo Español, pasar por el Betis de España recaló en Central de la mano de Carlos Aimar a mediados de 1992.
Lapicera, Cacho y Puma fueron los apodos que cronológicamente fue adoptando el delantero con el correr de los años. Contaba con poder de gol, aunque su virtud principal era la potencia ofensiva y la entrega total en cada partido. Con esa fórmula hizo que el hincha canalla lo mire como un ídolo invaluable incluso en la actualidad.
En Central jugó dos años con un total de 46 partidos y 18 tantos. Pero ese pequeño lapso en el Canalla le alcanzó, y le sobró, para enamorar al hincha y viceversa. El Puma es de los jugadores que sin haber jugado ni un minuto en inferiores se hizo fanático del club de Arroyito.
Su amor con el hincha canalla fue a primera vista, en su debut en el Gigante contra Racing, con gol incluido. Pero ese amorío se refrendó en su primer Clásico. Fue el miércoles 7 de octubre de 1992, por la segunda fecha del torneo Apertura. Anotó el gol del empate, fue expulsado y Central terminó ganando 2-1 con un tanto de Hugo Galloni en un encuentro en el cual hicieron su debut Carlos Gastaldi, Federico Lussenhoff, Maxi Cuberas y Cristian Daniele.
Y el Puma recuerda casi a la perfección ese partido que la catapultó como ídolo eterno de la entidad de Arroyito. “No podía jugar, tenía un pinzamiento en la columna. El Cai (NdR: Carlos Aimar) me decía que tenía que estar si o si. Fuimos a San Pedro, ahí fue cuando me lesioné. Me vine unos días antes para hacerme ultrasonido y si bien no estaba apto él me dijo que tenía que jugar, que no era lo mismo que jugara yo que un chico”. “Vos impones respeto al rival”, fue la frase que utilizó el DT para convencer al Puma.
Y siguió con el relato: “Me infiltraron, pero nunca me hizo efecto. El partido mío fue malísimo. No se puede explicar cómo hice el gol, porque tuve que inclinarme para hacerlo. En el festejo no gritó el gol como acostumbraba (hacía una avioncito), sino que saltaba en una pierna porque me dolía mucho”.
Claro que esa clase de desafíos son difíciles de olvidar y más sí el resultado fue positivo. El Puma desglosa parte por parte qué se decían entre los jugadores, como sí lo hubiera jugado ayer.
“Ellos nos ganaban y el Negro Gamboa empezó a cargarnos a todos. Era una situación normal. Era el folclore. Pero cuando pasamos a ganar, la cosa se dio vuelta. Y todo explotó cuando me lleve la pelota, eludí a Pochettino y Saldaña me empuja de atrás. Ahí se armó un tumulto infernal y nos terminaron echando a mí y al Chocho Llop”
Cuatro meses después fue el turno de volver a enfrentar a Newell’s, pero en el Parque Independencia. Ese domingo 28 de febrero fue empate 1-1 y el Puma anotó, sobre la hora, la igualdad canalla a través de un penal.
“Estaba muy bien físicamente y recuerdo que fueron pegándome en forma alternada. Pochettino, Berti y Raggio me mataron a patadas, pero era algo que a mí me agrandaba, no me achicaba para nada”, fue de lo primero que dijo sobre ese partido.
Luego y apelando a su buena memoria narró lo planeado con el Negro Palma en caso de un penal a favor, situación que ocurrió cuando expiraba el cotejo con Newell’s arriba por 1-0 con gol de Berizzo.
“Antes del partido sabíamos que lo pateaba yo. Arreglamos con Palma para que él agarre la pelota, se lleve los insultos y cuando todo estaba listo aparecí yo para patear. Y tuve suerte, porque le apunte arriba al medio y me salió a media altura a una punta. Incluso en el momento pensé que Scoponi me lo atajaba, pero le pasó por abajo y fue gol”, rememoró.
Por último, el ex delantero que cumple su sueño de trabajar en Central (es técnico de la cuarta de AFA), explicó lo que significaba para él jugar un Clásico. “Representaba al hincha de Central cada vez que jugaba el clásico. Nosotros somos demostrativos. Eso lo aprendí de la gente de Central. Quizás le pasa lo mismo a los jugadores de Newell’s, pero no lo exteriorizan tanto. Ahí los jugadores de Central que hayan salido o no de las inferiores son distintos. Nos gusta mostrar que somos de Central”.
En cuanto al duelo que animarán hoy el Canalla que comanda el Patón Bauza y la Lepra en el estadio Julio Humberto Grondona de Arsenal, el ex delantero opinó que “será diferente” ya que no habrá hinchas y que confía en la “jerarquía individual de los jugadores de Central, así como en la experiencia del entrenador” para quedarse con el triunfo.